Yo no pude más que oponerme y continuar mi trayecto en otro sentido, en el que mejor se hacer desde siempre y que no es otro que el de escribir, no recuerdo cuando escribí por primera vez, ni que es lo que hice, tal vez por que era tan menuda que ni lo recuerde, o tal vez por que he escrito ya tanto y sobre tantas cosas que el olvido las recoge para encenderlas y también para mantenerlas en mi camino.
"Calados hasta los versos" no es un título elegido al azar, ni el azar hizo que lo escogiera por que si, sin más. Lo mio no son los versos, sino más bien la narrativa, que creo ya sin duda alguna, que me acompañará hasta el momento de mi muerte, hasta el último suspiro de mi vida, hasta la última respiración entrecortada que inhale y devuelva.
Así que desde ya, me voy a dedicar a lo que de verdad me gusta, incorporando vuestra libertad a mi espacio en el que me acompañáis desde el principio. Unos como lectores, otros como coetaneos, otros como simples pasajeros de un andén de trenes con rumbo a ninguna parte.
Gracias a todos y todas los que habéis estado ahí desde el principio. No pido que me entendáis, caería en el absurdo, pero los y las que ya me conocéis entendéis perfectamente mi debilidad por las palabras y sabréis cual es el rumbo que elijo.
A partir de ya mismo, me subo al tren desde donde escribir, me leais o no, mi camino sigue y no se detiene, salvo por los obstáculos del trayecto y en ellos es donde encuentro las fuerzas para continuar mi destino.
Maribel M.
Estoy leyendo a Baudelaire
ResponderEliminarAquesta ègloga és una joia.
Qui no ha vist aquest quadre a París?
Yo quiero, para componer castamente mis églogas,
Acostarme cerca del cielo, como los astrólogos,
Y vecino de los campanarios, escuchar soñando
Sus himnos solemnes arrastrados por el viento.
Las dos manos bajo el mentón, desde lo alto de la bohardilla,
Yo veré el taller que canta y que charla;
Las chimeneas, los campanarios, esos mástiles de la cité,
Y los amplios cielos que hacen soñar con la eternidad.
Es grato, a través de las brumas, ver nacer
Las estrellas en el azur, la lámpara en la ventana,
Los vahos del carbón trepar al firmamento
Y la luna volcar su pálido encantamiento.
Yo veré las primaveras, los estíos, los otoños,
Y cuando llegue el invierno de las nieves monótonas,
Cerraré por todas partes portezuelas y postigos
Para edificar en la noche mis feéricos palacios.
Entonces soñaré con horizontes azulados,
Jardines, surtidores llevando en los alabastros,
Besos, pájaros cantando noche y día,
Y todo cuanto el Idilio tiene de más infantil.
El Motín, atronando vanamente en mi ventana,
No hará levantar mi frente de mi pupitre;
Porque estaré sumergido en esta voluptuosidad
De evocar la Primavera con mi voluntad,
Extraer un sol de mi corazón, y hacer
De mis pensamientos ardientes una tibia atmósfera.
Es precioso demidovich, anímate a seguir apuntando cosas así por aquí. Y si te apetece que alguna salga en portada, sólo tienes que ir a ENTRADA NUEVA.
ResponderEliminarUn beso y gracias.