martes, 3 de junio de 2008

A la inmensa mayoría.


Como ya hace tiempo que no os deleito con un gran poema.
Auí va uno de Ángela Figueroa (El grito inútil), titulado: A LA INMENSA MAYORÍA.

Son de cal y salmuera. Viejas ya desde siempre.
Armada oxidada con relleno de escombros.
Tienen duros los ojos como fría cellisca.
Los cabellos marchitos como hierba pisada.
Y un vinagre mailgno les recorre las venas.
Van temprano a la compra. Huronean los puestos
Casi escarban. Eligen los tomates chafados,
las naranjas mohosas. Maceradas verduras
que ya huelen a estiercol. Compran sangre cocida
en cilindros oscuros como quesos de lodo
y esos bofes que muestran, sonrosados y tímidos,
una obscena apariencia.
Al pagar, un suspiro les separa los labios
explorando morosas en el vientre mugriento
de un enorme y raído monedero sin asas
on un miedo feroz a topar de improviso
en su fondo la última cochambrosa moneda.
Siempre llevan un hijo, todo greñas y mocos,
que les cuelga y arrastra de la falda pringosa
chupeteando una monda de manzana o plátano.
Lo manejan a gritos, a empellones. Se alejan
maltratando el esparto de la sucia alpargata.
Van a un patio con moscas. Con chiquillos y perros.
Con vecinas que riñen. A un fogón pestilente,
a un barreño de ropa por lavar. A un marido
con olor a aguardiente y a sudor y a colilla.
Que mastica en silencio. Que blasfema y escupe.
Que tal vez por la noche, en la fétida alcoba,
sin caricias ni halagos, con brutal impaciencia
de animal instintivo, les castigue la entraña
con el peso agobiante de oro mísero fruto.
Otro largo cansancio.

Moulin Rouge-Roxette.


Feliz madrugada desde la blogoesfera ....

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