¡Ya me gustaría a mí
que todos los mensajes transcendieran tanto!
Hoy me he encontrado
con un paisano que vestía de azul y rojo todo él, con la
marca “España” en la espalda, incluso calzaba unas sandalias menorquinas
roja y azul... Todo un ejemplo de convencimiento, la imagen de una
idea que transciende hasta la apariencia personal. No seré yo la que
le alabe el gusto, pero este caso, bastante curioso por cierto, sirve
para dar entrada a otro mensaje, a mi modo de ver, admirable y francamente bueno.
Tuve ocasión de oír a
Mar Romera, de la Asociación y Escuela de Tonucci….(
www.apfrato.com)
su mensaje me llegó, me emocionó y me enamoró: "Educar en el afecto y con afectividad" Ella es otro ejemplo de
transcendencia personal y ¡ojalá que sea social! Vestía
los colores de la empatía y el amor a su trabajo y "agitaba" la educación como baluarte, con respeto, con dedicación. Mar es educadora, maestra, no como mera ocupación, sino entregada a una misión,
algo también curioso…
Desde su figura delgada,
inquieta, su actitud cercana y cautivadora y su forma de hablar con
marcado acento, iba lanzando mensajes, mensajes que yo recibía con
agrado, diciéndome a mi misma ¡que no es tan difícil! ¿Por qué
tantos años de Sistemas Educativos diferentes y no se ha dado con
una fórmula?…¿quizá porque las leyes educativas las mezclan
demasiado con “hacer política” ?
Mar habló de muchas
cosas, pues dos horas dan para mucho y más a ella, cuya oratoria es
rápida, dinámica, clara y con los silencios justos para que el
mensaje busque sitio y se instale en nuestros pensamientos.
Lo que dijo no me pareció utópico, como la primera vez que lo oí. Algo ha cambiado en mi
forma de recibir el mensaje. “El brebaje” va haciendo efecto, va
transcendiendo y eso me lleva a pensar que si yo puedo ver otros
modos de proceder, por pura contaminación, poco a poco ésta se puede extender y crecer y conseguir una gran epidemia... porque como ella dice, el cambio no lo
provocan los Sistemas Educativos ni los currículos, aunque tienen su
relevancia, es más por la labor, la actitud y la generosidad del
maestro/a.
La educación es un acto
de amor. Educar es un acto de amor. Educar en el afecto y con
afectividad, haciendo lo posible para evitar los fracasos. ¡Ojalá! se
llegue a una escuela que descubra, motive y exija las
potencialidades de cada niño/a porque esa será una escuela con
posibilidades para todos. Si se trabaja en desarrollar
potencialidades, será una escuela de posibilidades.
José Antonio
Marina,
http://www.joseantoniomarina.net/practica/ dice muchas cosas con las que estoy de acuerdo y esta es una de ellas: Los sistemas educativos no pueden limitarse a ser meros
transmisores de lo que la sociedad considera necesario
transmitir, debe ir más allá, educar implica crear indivíduos libres, capaces de conocer, analizar la realidad y participar en esta para transformarla, como dice Paulo Freire, otro de mis pedagogos favoritos.
No nos deben perturbar los
cambios, al contrario, creo que son buenos para airear nuestro
interior lleno de cachivaches cogiendo polvo, son buenos para
provocar nuestra atención y exigir nuestro máximo esfuerzo, para
pensar esperanzados que no todo se ha perdido, sino que puede
mejorar, que con el derecho a soñar, voluntad y mirada crítica podemos, claro que
podemos corregir la dirección, mejorar el camino y obtener
resultados y de paso, satisfacer nuestras buenas conciencias.
Porque como dice Mar, “La
calidad de tu vida depende de la calidad de tus pensamientos”
Marinela, (una contaminada)