Como veréis en algunas de las imágenes, no se trata de países de segundo nivel ni pobres, pero es que algunos hombres ……
En fin pasar buen fin de semana y hasta el domingo que nos volveremos a leer.
Mordiskitos.
LA PLURIEMPLEADA from Dirty Clothes on Vimeo.
Cruzo la calle Bailén, delante de mí se levanta majestuosa la estación, coronada con su bóveda de acero.
Ayer comenzó la primavera, pero ya no importa. El cielo gris nos la hizo olvidar.
Suenan de nuevo las alarmas.
Por una vez, pusimos nuestro destino en manos de otro conductor.
Soportaremos ese miedo irracional a no controlar los mandos del vehículo.
Llegamos a la estación de autobuses como en el juego de la oca, de autobús municipal a autobús interurbano y tiro porque me toca, sujeto a las casillas del tablero y al tiempo fijado como reloj suizo entre las paradas oportunas. Puede que la suerte esté echada y los dados en manos del chófer.
Por una vez dijimos, vamos a dejarnos llevar.
Teníamos marcado el origen y el destino. Recorrimos los pasillos de la estación con nuestras trollers, que acompañaban nuestro desfile con el sonido del rodar de sus disminutas ruedas. Acomodamos nuestro equipaje en la panza de este gran autobús. De repente, nos produce zozobra el letrero que anuncia "vigile sus maletas y pertenencias..." lo que nos obliga a subir en el último minuto.
Por una vez, entregamos nuestro billete y destino a ese perfecto desconocido conductor que con gesto serio y equilibrado nos comunica, asiento 10 y 11. Nos engulle el bus, compartiendo el buche con 35 almas más.
Por una vez, iniciamos viaje sin observar la carretera al frente. Rara sensación nos invade que pronto da paso a una cálida relajación que nos envuelve en un dulce sueño. No es posible, pero nuestra alma conductora comienza a sintonizar con la del conductor.
De nuevo, nuestro guía siente volver a recorrer sus huellas como tantas veces. Día a día refresca en su memoria cada curva, cada cambio de firme, cada señal...
De nuevo, contempla a los pasajeros como piezas de cristal de Sèvres, delicadas y preciadas. Ligera, pero pesada carga en su conciencia a la que les solicita el uso del cinturón de seguridad. No ha tenido ningún accidente y no quiere recordar el espectáculo que presenció en un viaje; el vuelco de una camión de "animales de pata negra".
De nuevo calcula los días que dejará de estar con su amada María y con sus pequeños. Mide con el metro de su añoranza la distancia que les separa.
Se siente atrapado en el espacio continuo autobús-carretera, pero no le importa ser el que orqueste esta aventura si logra que alcancen en un solo viaje el destino que eligieron sus pasajeros, ahorrando atascos, gasoil y humos innecesarios.
Se suaviza la velocidad, cambian de ritmo las marchas, nos acercamos a la ciudad, recuperamos nuestra propia consciencia y escuchamos:
Señores viajeros estamos llegando a su destino...
Nota:
Por muchas veces, solemos coger este otro autobús, cuya carga no podría ser otra que nuestro inseparable juguete rojo.
Saludos colectivos, Las Gemelas del Sur.
Ya desde pequeños …….
Para que digan…. desde pequeños tenemos ya esa predisposición de mirar ……
a la cara, ja ja ja, el segundo no tiene desperdicio como se parte de risa.
Espero que os gusten.
Mordiskitos. Diablillo.