viernes, 22 de enero de 2016

LA GATA SOBRE EL TECLADO. Maldito Fairy.


El recibo del agua era un atraco a mano armada. Lo decía ella y el barrio entero. Había que reducirlo como fuera, así que como primera medida, puso el programa más corto de la lavadora. La ropa salía medio limpia, medio sucia, pero ella se repitió a sí misma que en tiempos de crisis sólo funcionan las medidas drásticas. Las duchas, desde luego, de cinco minutos y con poco jabón, que los enjuagues largos no podía soportalos la economía familiar. Pensaba a menudo que si la nombraran ministra de economía, otro gallo le cantaría a este país de pillos y ladronzuelos.¿Pero será posible? -solía repetir cuando escuchaba las noticias de corrupción en la tele-, Y nosotros pagando más de sesenta euros por el agua. Ni que tuviéramos una piscina en el comedor. 
Comenzaba a amanecer aquella mañana de invierno con una luz rosada que iluminaba la salita de estar. Los niños desayunaban deprisa y en silencio. 
- Mamá, el vaso sabe a detergente - dijo la niña mientras hacía una mueca de asco-. 
- ¡Que tiene que saber! - exclamó ella-. Sabe a limpio. Tómate el colacao que llegas tarde. 
Apenas faltaban quince minutos cuando los dos niños salieron en dirección al colegio, con la ropa medio limpia medio sucia, con el pelo igualmente medio limpio  medio sucio. Los dos olían a gel de lavanda como si se hubieran revolcado en él. 
A media mañana la llamaron del colegio. La tutora tenía una voz grave y seca, como la de un hombre. 
- María - le dijo casi en un susurro-. Vamos a llevar a tu niña al hospital. Echa espuma por la boca. Quizás se trate de una crisis epiléptica. 
Ella soltó una carcajada nerviosa.
- No se preocupe doña Marta, que no es nada. Seguro que es por el detergente que llevaba el vaso.
Doña Marta le colgó el teléfono sin darle tiempo a dar más explicaciones. Media hora más tarde la policía se presentó en su casa. Y el caso es que le habló de maltrato infantil o algo así. 
- ¡Pero están locos! - exclamó ella hecha una furia-. Con lo bien que cuido yo a mis niños. 
Maldito Fairy - pensó mientras la introducían a la fuerza en el coche patrulla. 


Y al suspirar, una nube de burbujas llenó el aire. 

domingo, 3 de enero de 2016

PASABA POR AQUÍ:IMAGEN TRANSCENDENTAL



¡Ya me gustaría a mí que todos los mensajes transcendieran tanto!
Hoy me he encontrado con un paisano que vestía de azul y rojo todo él,  con la marca “España” en la espalda, incluso calzaba unas sandalias menorquinas roja y azul... Todo un ejemplo de convencimiento, la imagen de una idea que transciende hasta la apariencia personal. No seré yo la que le alabe el gusto, pero este caso, bastante curioso por cierto, sirve para dar entrada a otro mensaje, a mi modo de ver, admirable y francamente bueno.

Tuve ocasión de oír a Mar Romera, de la Asociación y Escuela de Tonucci….(www.apfrato.com) su mensaje me llegó, me emocionó y me enamoró: "Educar en el afecto y con afectividad" Ella es otro ejemplo de transcendencia personal y ¡ojalá que sea social! Vestía los colores de la empatía y el amor a su trabajo y "agitaba" la educación como baluarte, con respeto, con dedicación. Mar es educadora, maestra, no como mera ocupación, sino entregada  a  una misión, algo también curioso…

Desde su figura delgada, inquieta, su actitud cercana y cautivadora y su forma de hablar con marcado acento, iba lanzando mensajes, mensajes que yo recibía con agrado, diciéndome a mi misma ¡que no es tan difícil! ¿Por qué tantos años de Sistemas Educativos diferentes y no se ha dado con una fórmula?…¿quizá porque las leyes educativas las mezclan demasiado con “hacer política” ?

Mar habló de muchas cosas, pues dos horas dan para mucho y más a ella, cuya oratoria es rápida, dinámica, clara y con los silencios justos para que el mensaje busque sitio y se instale en nuestros pensamientos.

Lo que dijo no me pareció  utópico, como  la primera vez que lo oí. Algo ha cambiado en mi forma de recibir el mensaje. “El brebaje” va haciendo efecto, va transcendiendo y eso me lleva a pensar que si yo puedo ver otros modos de proceder, por pura contaminación, poco a poco ésta se puede extender y crecer y conseguir una gran epidemia... porque como ella dice, el cambio no lo provocan los Sistemas Educativos ni los currículos, aunque tienen su relevancia, es más por la labor, la actitud y la generosidad del maestro/a.
La educación es un acto de amor. Educar es un acto de amor. Educar en el afecto y con afectividad, haciendo lo posible para evitar los fracasos. ¡Ojalá! se llegue a una escuela que descubra, motive y exija las potencialidades de cada niño/a porque esa será una escuela con posibilidades para todos. Si se trabaja en desarrollar potencialidades, será una escuela de posibilidades.

José Antonio Marina, http://www.joseantoniomarina.net/practica/ dice muchas cosas con las que estoy de acuerdo y esta es una de ellas: Los sistemas educativos no pueden limitarse a ser meros transmisores de lo que la sociedad considera necesario transmitir, debe ir más allá, educar implica crear indivíduos libres, capaces de conocer, analizar la realidad y participar en esta para transformarla, como dice  Paulo Freire, otro de mis pedagogos favoritos.

No nos deben perturbar los cambios, al contrario, creo que son buenos para airear nuestro interior lleno de cachivaches cogiendo polvo, son buenos para provocar nuestra atención y exigir nuestro máximo esfuerzo, para pensar esperanzados que no todo se ha perdido, sino que puede mejorar, que con el derecho a soñar, voluntad y mirada crítica podemos, claro que podemos corregir la dirección, mejorar el camino y obtener resultados y de paso, satisfacer nuestras buenas conciencias.


Porque como dice Mar, “La calidad de tu vida depende de la calidad de tus pensamientos”


Marinela, (una contaminada)