SÓLO UNA CALADA MÁS: EL TRATO.

Pensó que la tarde se le iba a caer encima, como una maceta mal colgada entre los balcones... sintió el plástico despegarse del pan reblandecido y olisqueó la mortadela sudorosa, a medio metro de él, Jorge lo mira con sus ojos de apenas una década, como un perrillo desvalido, Marcos baja la guardia ante su adversario y se mide con su misma cifra y sus cromos de futbolistas. El trato está cerrado, los dos viejos camaradas sonríen alzando sus trofeos. Entre sus dedos la mortadela a pedazos, en la otra, viejas glorias del deporte nacional, vistiendo la camiseta oficial...

Pensó que la tarde se le iba a caer encima, el calor sofocante se apoderaba de su espacio blindado de cristales, ¡otra vez se había estropeado la máquina de aire acondicionado!... el sudor no tardó en aparecer sobre su frente, la camisa de puños bicolores le pesaba más que todos los informes sobre la mesa... la corbata asfixiándole el cuello... el teléfono que suena y vibra en el ambiente con su espesa melodía, descuelga y reconoce de inmediato la voz, sigue sudando de camino al despacho del director de recursos humanos, nada más abrir la puerta comprueba que allí el aire es distinto, fresco y sosegado, el hombre de la llamada telefónica lo mira fijamente, le explora con los ojos el rostro humedecido... la pegajosa camisa bicolor... Marcos baja la mirada ante su adversario, los viejos camaradas se sonríen mentalmente, esta vez sin cromos, ni mortadela. Por fin Juan habla en tono solemne... - son cosas de dirección Marcos, las ventas han bajado considerablemente... la estructura de la empresa es insostenible... tu eficacia más que demostrada...- 

Marcos firma sin balbucear palabra su despido... el trato está cerrado... se despide estrechando su mano, del hombre sin cartera, ni cromos de deporte nacional... 

...  pensó que la tarde se le iba a caer encima... como una maceta mal colgada entre balcones...