¿Alguna vez habéis tenido una
crisis de pánico e impotencia? Pues yo si, fue el día 28 de septiembre, a eso de la
media noche.
Había ido a recoger a Raquel
al polideportivo, su equipo de "voley" tiene entrenamiento
nocturno los viernes. Se hace a horas intempestivas, pero es comprensible, todas
estudian y su tiempo libre comienza casi al finalizar el día.
La lluvia se había dejado ver por
la mañana, pero se manifestó, con total ímpetu, apuntando los primeros claro-oscuros del ocaso. El gris
plomizo se adueño de la escena, y fue ocultando una a una las pocas grietas de luz que se resistían, el paisaje se entristeció y comenzaron a llover todas las sombras.
Sombras que se movían de un lado a otro, empujándose, a merced de un viento
caprichoso, que aliado con la lluvia, marcaba, golpe a golpe, las huellas de su paso.
Cerca de las 12 campanadas, buscábamos refugio metidos
en el coche que nos aislaba del ataque furioso de ráfagas de lluvia, lluvia,
que a lengüetazos, nos impregnaba el miedo y la incertidumbre calándonos hasta los huesos. En el epicentro de un lago sin límites,
sin barreras.....nuestro wolkswagen se paró y se produjo el silencio más
temido, en medio de estrepitosas cargas
eléctricas y voces que anunciaban que se rompía el cielo.
A partir de aquí, el tiempo que
pasó lo desconozco, segundos, minutos interminables que se detenían para hacernos conscientes de nuestro naufragio. Las puertas no se abrían, la fuerza
de la corriente lo impedía. El nivel del agua iba subiendo, empezaba a
trepar por los pies empapando las alfombrillas, la tapicería de los asientos
adquiría tacto de esponja y el miedo nos
empezó a atacar con fuerza; Gritos,
frases atropelladas, gestos violentos para
salir de aquel cofre de Houdini, una llamada de teléfono pidiendo
auxilio.......¡que venga alguien a rescatarnos, nos vamos a ahogar!
Esas fueron las últimas palabras
que dije antes de bloquearse el móvil, ella, pegada al auricular ,en otro
escenario distinto, repetía:
¡dime....dime!, ¿dónde estáis?.....
Se había cortado la llamada, mi
nerviosismo me hacía temblar hasta las pestañas, no acertaba a marcar
“rellamada”, cuando lo conseguí, se confirmaba el mensaje; “el teléfono no esta
disponible”. Con la angustia oprimiéndome el pecho y tratando de sujetarme el corazón, marqué el
112, ¡imposible!, una y otra vez repetía la maniobra sin resultado...mi cabeza
no paraba de remover ideas..marqué el 092, ¡lo mismo! pitido de
sobrecarga...Los papeles del seguro.... ¡están en el coche!.....Iba de aquí
para allá recorriendo el pasillo, como un león en su jaula, intentando buscar
ayuda en alguna parte de aquel circuito de socorro. Corrí al ordenador, quería buscar el teléfono de la compañía con la intención de pedir una grúa urgentemente,
internet no respondía.....De nuevo, estaba marcando el “112”...."stop, sobrecarga en la
red”, ¡mi corazón iba a escapar de un momento a otro!, intento
pensar......llamo al centro de gestión de tráfico, desde allí se puede tramitar
la ayuda, ellos tienen medios para ponerse en contacto con policía, 112,
servicio de grúas.... seguro....pero... otra llamada de teléfono que no responde......Mi angustia iba
creciendo y cuando estaba dispuesta a lanzarme a la calle en busca de cualquier
transporte que me acercara al desastre....el móvil volvió a sonar, vi un numero
desconocido, descolgué de forma compulsiva, aún sabiendo que podrían ser malas
noticias, pero la incertidumbre y la impotencia me consumían y quería
saber.....¡Diga!..al otro lado del auricular escuché, por fin, la voz que hacía desaparecer mi angustia......una
voz temblorosa pero suave me decía ….¡estamos bien!....
Tuvo la sangre fría de filmarlo,como él, muchos perdimos...sólo el coche.....
Tras unos días, ya pasado el susto, sacamos conclusiones. Calados, en días de insistente lluvia, intentad no coger el coche.
Las Gemelas del Sur
Despues de las imágenes vistas estos días en las noticias, da panico salir a la calle y que te coja por medio una tormenta desatada. Es realmente espantoso.
ResponderEliminarSi solo se ha perdio el coche, uno puede decir que "ha tenido suerte".
Bss y bss.
Una historia realmente angustiosa, a menor escala que el tsunami de "Lo imposible", pero no por ello exenta de peligro. Ciertamente hay que vivir una experiencia como la que narras, para conocer la furia desatada del agua, sobretodo, en la cuenca mediterránea. Y si, cuando no hay desgracias personales, pese a lo del coche, hay que decir siempre "he tenido suerte".
ResponderEliminarAbrazos crepusculares
Es impactante! vaya situación.... una vez superada la crisis y ya sin el miedo en el cuerpo, hay que valorar el ritmo de la narración, te engancha!!! Ufff
ResponderEliminarSi, fue realmente angustioso, porque fue real, pero como tu dices solo tuvimos que lamentar daños materiales.
ResponderEliminarBesos Mar
Siempre y ante todo dedimos eso............solo ha sido el coche.....
ResponderEliminarAhora valoramos los daños y recomponemos recursos.... bueno, todo quedó en unas horas de angustia y un reajuste de presupuesto.
Abrazos Jinete
Es una situación de impotencia y de angustia, estés en cualquiera de los dos escenarios, pero la incertidumbre, el no saber, las dudas es tremendo!!
ResponderEliminarPor suerte, solo fue....el coche y un baño en la madrugada....
Saludos Latour