martes, 16 de octubre de 2012

SÓLO UNA CALADA MÁS: CARNAZA.


Tendido en su propia agonía balbuceó el banquero, entre chasquidos de cifras intangibles, inmóvil como su propia desidia, el arma dejó de apuntarlo, al igual que la culpa, atrás quedaron los miedos de los otros, sus propiedades, sus desahucios, sus iras...

El hombre de la camisa a manchas, dejó de sonreír ante el villano, los billetes esparcidos por todas partes, los talonarios...

No habría más paz que la deseada... pero esta vez, no en este mundo. Ni siquiera en el de al lado.

La puerta de entrada al banco se cerró de golpe, tras ella, un amasijo de coches y sirenas,  una multitud en pie de guerra clama justicia a manos vacías... el hombre de la camisa a manchas, muere desangrado, mientras sus verdugos se alimentan de su propia carnaza.

3 comentarios:

  1. uyyyyyyyyyyyyy!!!!escribes de manera ¡GENIAL!!!
    me erizó la imagen.
    abrazo

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  2. Puede que la imagen que tan bien describes, en un futuro, sea más habitual de lo que creemos.

    Un abrazo

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  3. Con pocas palabras y una acción sencilla dices muchas cosas y dibujas una realidad palpable y sangrante. Bravo Arwen! Un abrazo

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