miércoles, 19 de agosto de 2009

PALABRAS QUE NO PUEDO PRONUCIAR: (IV)


Bien y para los que habéis estado siguiendo el relato, hoy os entrego esta 4ª y última entrega del mismo. El desenlace final. Sirva para hacernos meditar y reflexionar sobre todas las Julias, los Marcos, los Enriques y los Carlos que existen en el mundo.

Arwen



PALABRAS QUE NO PUEDO PRONUNCIAR (FINAL)

La tarde se le fue haciendo más y más espesa, parecía que no iba a llegar nunca. Cuando llegaron al portal y mientras pagaba la carrera, le alentó comprobar que el coche de Carlos no estaba aparcado a donde la mirada le alcanzaba.

- Gracias. Le dijo al anciano y bajó sudoroso.

A punto de llamar al timbre de la puerta 3, una vecina abría el portal cargada con varias bolsas de basura.

- Gracias señora tengo un poco de prisa. Dijo rápidamente mientras se abría paso en el portal. El ascensor marcaba el piso 9 por lo que decidió subir las escaleras de tres en tres y en un varias zancadas, no olvidadas de su época de futbolista amateur, se plantó en el primer piso de la finca. Llamó al timbre y al momento la puerta se abrió.

- Hola Enrique, le respondió Julia con sorpresa y dulzura. ¿Qué haces aquí?., pero pasa hombre, no te vayas a quedar ahí toda la tarde. ¿Es que ha pasado algo?.

- Julia, se acaloraba el hombre, ¿has denunciado a tu marido?.

- No. No he tenido tiempo. Iré mañana por la mañana, te juro que es lo primero que haré cuando me levante.

- ¡Vámonos!, ¡recoge lo que tengas que nos vamos!.

- Pero, ¿qué dices?, estoy esperando a Marcos, he quedado aquí con él.

- Marcos me ha llamado, en un descuido suyo, Carlos ha cogido las llaves y no está en casa. El chico tiene miedo de que venga por aquí.

Julia se sintió desvanecer, no sabía si por su propio miedo o por el que empezaba ya a sentir su hijo. Anduvieron rápidos hasta la puerta y el sonido del cerrojo los echó para atrás. Carlos entró lleno de furia. Una furia que engordaba todavía más su robusto cuerpo, endurecido y fibroso con sus noventa y tres kilos y su 1,90 de estatura, con la fuerza del que hubo sido levantador de pesas durante más de diez años, todavía reservaba esa bravura con sus cuarenta y cinco años ya cumplidos.

- ¡Lo sabía!, ¡sabía que te veías con mi mujer!. Dijo en tono sarcástico, retando a Enrique. ¡Así que este era vuestro nidito de amor!. ¿Y tú qué?. Despotricaba mientras lanzaba su peor mirada de odio a Julia. ¿Qué tienes que decirme ahora?. ¿Qué me lo invento?...

Se abalanzó sobre Enrique con la embestida de un toro, ambos hombres forcejearon y Julia intentó separarlos sin éxito. Los tres cayeron al suelo y con la velocidad del fuego, Carlos sacó del bolsillo de su americana la pluma Montblanc mod.030, que Julia le había regalado, la destapó, regocijándose de placer mientras asestaba con ella un fuerte estacazo en la nuca de su mujer y removía la punta en su trapecio, excavando una y otra vez en el comienzo de su columna vertebral. El dolor se hizo insoportable para ella y la sangre comenzó a brotar como si acabara de escapar de un naufragio. En ese momento la puerta que había quedado entreabierta al paso de Carlos, se volvió a abrir de par en par.

- ¡Mamá!. Exclamó Marcos mientras miraba a su madre tendida en el suelo y con los ojos entrecerrados, que acababa de desvanecerse. - ¡No mamá!-. Y se acercó a separar a los dos hombres. Su padre se enfureció más al ver que intentaba detenerlo y de una fuerte sacudida lanzó a Enrique contra Marcos que cayó sobre una mesa de cristal que se desquebrajó en mil pedazos. La sangre salió de su cuerpo huyendo a borbotones. El cristal más puntiagudo le acababa de atravesar la yugular y en pocos minutos el pequeño Peter Pan moría desangrado.

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Un periódico digital daba al día siguiente la noticia en portada: “Un hombre mata a un joven de veinte años y hiere de gravedad a la madre de éste, mientras su marido ha recibido diversas contusiones de consideración…el acusado Enrique Pérez ha pasado ha disposición judicial”…

La investigación policial, confirmó tiempo después la muerte de Marcos Urrutia a manos del psicólogo. Sin embargo y aunque la defensa particular de los familiares de Julia y de Enrique acusaron a Carlos de la agresión que lesionó gravemente a su mujer, esta acusación concluyó con la absolución de los cargos por falta de pruebas concluyentes y sobre todo por que no existía una denuncia previa por maltrato.

La sentencia del juicio, declaró culpable del crimen del joven Marcos a Enrique Pérez, que pasa sus días cumpliendo condena en prisión acusado de asesinarlo. Y absolvió al flamante abogado.

El cartel del bufete de abogados de Carlos Urrutia & socios, fue cambiado por uno de mayor calidad en el que se indica: D. Carlos Urrutia, abogado criminalista.

Por otro lado, Julia despertó en un hospital y debido a su grave estado de salud, los médicos aconsejaron a sus familiares, que por el momento, no le comunicaran el fallecimiento de su hijo.

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A MI QUERIDO PETER PAN:

Ahora se que puedo contarte esto. No espero con ello que lo entiendas, pero se que al menos me escucharas, que te tomaras la molestia de leer estas letras antes de romper el papel el mil pedazos y de volver a olvidarme. Tienes veinte años, aunque te refugias en tu cuerpo hiperdelgado y en tus sueños de niño, para no tener que crecer. A veces he visto brotar al hombre que hay en ti, pero todavía Peter puede contigo Marcos. Se que la culpa ha sido mía, por que te sobreprotegí en exceso, por que cuidándote de mi mal me olvidé de mi para que tú pudieras salvarte, pero no me lo perdonas. No ha sido fácil, no al menos para mí. Déjame que te explique lo que ocurrió aquella noche. Cuando tomé la decisión de separarme de tu padre. No me va a ser fácil, no ahora que ya no tengo voz y que te escribo esta carta con la boca, por que es lo único que puedo usar postrada en esta silla de ruedas. Ya te habrán dicho que padezco una tetraplejía a consecuencia de la lesión en la nuca y en la columna vertebral. Los médicos dicen que ya no me moveré, tampoco puedo hablar por el infarto cerebral que sufrí tras el último maltrato de tu padre y no puedo mover nada más que mis párpados, un dedo y algún músculo facial, en el hospital me cuidan bien, me alimentan por una sonda y puedo respirar gracias a una traquetomía que me han practicado. Pero pese a todo esto, puedo pensar y tengo intactas mis capacidades mentales, o al menos eso dice el Dr. Gutierrez. Sólo quiero decirte hijo mío, que nada de esto hubiera sucedido si yo no me hubiera empeñado en esconderte todo lo que estaba ocurriendo, el maltrato de tu padre. Mi peor error fue no denunciarlo la primera vez y buscar ayuda. Y aquí estoy. ¡Postrada! Y sin habla…Los abuelos cuidan bien de mí. Sólo espero que me entiendas y que me perdones. ¡Tengo muchas ganas de verte hijo!. ¡Ven pronto!.

TE QUIERE

JULIA

6 comentarios:

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  3. Mira he borrado dos comentarios que hice para comentarte en uno.
    Me parece una historia escalofriante, pero que ocurre con mas asiduidad de la que pensamos.
    Después de lo crudo de la historia, vemos como a un inocente se le acusa de algo que no ha cometido, eso debe de crear una impotencia increible.
    Te felicito por esta historia, es cruda y muy real.

    Besillos.

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  4. Gracias Whispers y bienvenido por aquí. Lo cierto es que la historia es muy cruda (no es real) pero si que plasma el infierno que por desgracia viven a diario muchas mujeres...

    Un abrazo y me alegro de leerte por aquí.

    Saludos.
    Arwen

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  5. Hola, Arwen... gracias por pasar por mi blog. Estaba esperando que volvieses de vacaciones... el final del relato es muy duro, pero lástima que la realidad a veces supera la ficción. Conozco casos, desgraciadamente. En fin, que en tu ausencia, recuerdo la entrada del circo, que efectivamente me dejó boquiabierta. Espero que lo hayas pasado bien en las vacas... nos leemos!

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  6. Hola Málaga, preciosa y bienvenidísima por aquí. Y sí desgraciadamente es una realidad que nos rodea y que sólo podemos cambiar a través de la educación, lamentablemente, machismo, manipulación y un largo etc. van de la mano en estos hombres que se sienten en posesión de la otra persona (en este caso de la mujer), creo firmemente que es otra forma de esclavitud, una esclavitud sexual y psíquica que priva de toda libertad a estas mujeres hasta que finalmente las extingue.

    Luchemos por que esto cambie y cada individuo, independientemente de su condición sexual sea libre y respete a sus coétaneos.

    Un abrazote preciosa y te agradezco que hayas seguido mi relato y que te haya gustado.

    Arwen

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