sábado, 29 de junio de 2013

FOTO POR TÍ_El final de las clases



Aunque las clases quedaron atrás hace ya unos días, estamos aún en tiempo de finales, pero también de principios. Final de curso. Principios de nuevos proyectos de cara al que viene. Matriculas, pruebas de acceso, exámenes y retos de esos que te abren las puertas del estío para convertirlo, bien en un paraíso, bien en un infierno.
Le esperaba mientras se enfrentaba a una de esas pruebas que de vez en cuando la vida te plantea. Del piso de abajo llegaba el aire lleno de arpegios de violín y notas estridentes de nerviosos clarinetes, graves acordes de chelos tristes y solemnes, cuerda y madera en disonante concierto. Del pasillo del piso donde esperaba, las viriles llamadas de trompas y trombones, y las vibrantes y cálidas voces de las trompetas. Los metales, sonaban arriba.
Nadie en el atrio del segundo piso, excepto yo paseando de un lado a otro, también nervioso. Habitaciones cerradas y entre ellas, me llamó la atención esta silueta que a contraluz me mostraba una ventana translúcida, no sin insinuar un cierto misterio: era una silla en esa poco habitual situación en la que, en lugar de reposar junto a la mesa, se encarama a ella boca abajo y patas arriba. 
En el fondo la silla sabe que durante las próximas semanas, nadie volverá a ponerla en el suelo.
Tardó en salir. Aún le quedaban pruebas.

viernes, 28 de junio de 2013

EL GRAMÓFONO. The Man I Love, JETTA JAMES


Hoy os traemos una voz, prodigiosa en su tono, Etta James, cantante de soul y rhythm and blues, cantaba de forma desgarradora elevando el timbre de su voz hasta límites del puro grito, pero también sabía transportarnos con suavidad hacia otras emociones.
Preparaos para recibir o disfrutar de un amor de verano con la calidez de su voz. Podría ser este verano, ¿por qué no? de ese "hombre que os ama, os amará y os amó" The Man I Love.



¡Disfrutad del fin de semana!

jueves, 27 de junio de 2013

CONDUCTORAS SUICIDAS. CICLOSENSACIONES



Por fin he rescatado mi bicicleta del atasco en el tiempo, preparada para reaparecer en mi vida, para llevarme por caminos que aparecen desde otra perspectiva pareciéndome otros y empeñada en no perecer en el intento como principal premisa.
Reconozco que soy como una conductora novel, hace mucho tiempo que no cojo una bicicleta, más o menos desde los 18 años, estoy desentrenada y es verdad, necesito activar esa habilidad del equilibrio dormido en el recuerdo desde entonces, porque ir en bicicleta no se olvida, solo se oxida un poco, así que un poco de tres en uno y a rodar.
He encontrado el mejor circuito natural de pruebas, la via verde de ojos negros, paralela a la antigua vía minera, desde Barracas hasta Segorbe, agradable por su suave pendiente que la hace muy llevadera para los poco entrenados. Te dejas deslizar prácticamente por ella, pidiéndote solo un suave pedaleo.

Al principio titubeas, empiezas a coger confianza con tu desconocida bicicleta, hasta que atas un pedaleo con otro, recobras el equilibrio inestable llegando a coger un poco de velocidad y te tragas el miedo de caer y el recuerdo del gran batacazo que sufristes hace ya...y como ese error está grabado allí en la memoria te prepara para ser prudente. 
Comienzas a calcular las distancias, los huecos por donde pasar, cuando de repente te encuentras unas picas en medio del camino que hacen que los coches no se les ocurra meterse por allí, pero tu si que cabes, aunque no lo parezca y creas que te vas a tragar alguna. Apretas los músculos y pasas, vaya que si pasas. Prueba superada y te vas arriba, pero llega la entrada a un túnel y pasas de una claridad absoluta a un negro tizón sin iluminación alguna, no tienes más remedio que confiar en tu intuición y en tus pupilas que se contraigan lo más pronto posible para poder ver algún hilillo de luz que te guíe, hasta llegar a ver la luz al final de ese agujero (según nos dicen así se sale de la crisis) y yo salí. ¡¡¡Se puede!!!
Hasta superas la atracción fatal del barranco que tienes al borde del camino, siguiendo el lado seguro y la vista al frente.
Y llega un momento en que eres capaz de soltar una mano del manillar y seguir controlando para atender esa  nariz que me pica, esa cremallera que tengo que subir, ese trago de agua que necesito...

De las rodillas me niego a hablar, pero de las articulaciones de las manos y dedos tengo que acordarme, son muy sufridas de tantas tensiones para poder frenar a tiempo y dejar la vital distancia de seguridad con el de delante, apretar y soltar y además manejar el cambio de marchas, toda una coreografía de dedos de pianista.

He sufrido todo tipo de vibraciones con el traqueteo de mi bici soportando toda clase de baches, arena, barro y gravilla (muy traicionera por cierto). Mi cuerpo va a quedar muy tonificado al acabar el camino. 
Al poco de llegar al final, me encontraba con mi máquina como una unidad solo, ella y  yo en perfecta simbiosis. ¡Genial! estaba preparada para abordar la circulación en las calles de mi ciudad, me sentía preparada. Llegó el momento de separarnos y subirla al portabicis del coche, se acabó la excursión y empezaron los consabidos y olvidados dolores. La tirantez de los músculos de las piernas y esa molesta sensación en la parte noble que descansa sobre el sillín. ¡Dios mío! me duró por lo menos 3 días. Tengo que buscar en el mercado alguno más acolchado y ergonómico, ¿o también es cuestión de entrenar más?

¿No sé si atreverme a preguntárselo a esta experimentada ciclista?


Queridos Calados y Lectores, recordad, las bicicletas son para el verano.

Besos de las Gemelas del Sur.

miércoles, 26 de junio de 2013

TE DIJE QUE VOLVERIA ..... para andar nuevos caminos..


                                                                      
Entre la risa y el llanto,
 mecidos por los recuerdos,
transitamos el camino 
que nuestros pasos señalan.

La esperanza en el zurrón,
 la vista al frente, orgullosos,
erguidos en nuestro paso, 
buscando nuestro destino.

Entre el amor y el olvido,
 ansiosos por nuestra suerte, 
cosechamos sentimientos
 y sembramos añoranzas...

el deseo en la mirada...
 el corazón por bandera...

Entre la luz y las sombras,
para llenar los silencios   
acallamos nuestro miedo,
rememorando ilusiones.

Y soñamos con ser río 
para fluir dulcemente,
 camino del horizonte... 
donde el azul nos aguarda.

el deseo en la mirada...
el corazón por bandera...








martes, 25 de junio de 2013

LA GATA SOBRE EL TECLADO. El Señor de las Zarpas.


Había una vez un circo que ya no alegraba el corazón de nadie. La carpa, descolorida y avejentada por los años, cubría una pista en la que los payasos apenas hacían reír y los leones, a causa de la debilidad, parecían dulces gatitos. A pesar de esa decadencia acelerada, la entrada para ver el espectáculo era cada vez más cara, y eran cada vez menos las familias que decidían pasar una tarde en el circo. 

En aquel circo dejado de la mano de Dios, mandaba un señor tan gordo como tonto. Y erra el que piense que con ello quiero insinuar que los gordos son tontos o que los tontos son gordos. Nada más lejos de mi inocente intención. Pero es que el señor del circo era gordo, tonto y lucía una panza generada a base de buen comer y mejor beber. Se llamaba Perpetuo, pero todos le conocían por el Señor de las Zarpas, ya que en su juventud había sido, o al menos eso decía el, un aguerrido domador de tigres.
Una tarde de principios de verano, húmeda y cálida, en la que apenas dos nubecillas etéreas jugaban a formarse y evaporarse en el cielo, el jefe del circo, llamó a sus trabajadores y les dijo así:
- Queridos amigos, no hay otra solución. Después de mucho meditar he llegado a la conclusión de que, para ganar público, debemos bajar el precio de las entradas. 
El payaso patizambo, que además tenia un ojo verde y otro azul, dijo entonces:
-¿Y cómo lo haremos, Señor de las Zarpas? 
- Con sacrificios, payaso. Sólo he encontrado una forma, y es bajar vuestros jornales. 
Se produjo un murmullo hostil que se extendió sobre la arena de la pista como un remolino súbito. 
- Pero si ya cobramos muy poco - protestó el funámbulo-. Mirad mi uniforme. He tenido que hacerle un zurcido allí donde la espalda pierde su digno nombre. 
Todos rieron, no se sabe si por la gracia que les había hecho la ocurrencia del equilibrista, o por los nervios que comenzaban a estar más tensos que la cuerda de un violín. 
- ¿Y que vamos a cobrar? - preguntó la contorsionista que en aquel momento se había hecho un lío con las piernas y parecía un nudo marinero.
El Señor de las Zarpas se infló como una palomo encelado. 
- Pues os confieso que, con todo el dolor de mi corazón, tendré que bajaros el sueldo de seiscientos a cuatrocientos airos al mes. 
Los rumores de malestar crecieron en intensidad. La tensión del ambiente se podía cortar de un tajo con el látigo del domador.
- Mis leones tienen hambre - dijo éste-, y eso no es bueno, ni para ellos ni para mí.
 - Pues tendrán que seguir a dieta, igual que los tigres y los elefantes - afirmó el Señor de las Zarpas con resolución- 
Aquella noche fue muy triste. El domador tocaba la armónica junto a su caravana, mientras el payaso listo se comía un plato de lentejas recalentadas. De repente, alguien emergió de las sombras. 
- Nos vamos, Tarzán.
Eran Mabel, la contorsionista, y Rodrigo, el payaso de los ojos bicolor. 
Tarzán el domador, no se llamaba Tarzan, claro está, pero a fuerza de andar entre grandes felinos, todos habían acabado olvidando su verdadero nombre. Yo confieso que tampoco lo sé. 
- ¿Y dónde vais?
- Adonde sea - contestó Mabel en un susurro-. Esto es ya insoportable. 
- Estáis locos- aseveró Tarzán-. Sin el circo no somos nada, no valemos nada. 
- Pues preferimos no ser nada que permanecer aquí - dijeron a la vez-. 
la pareja, de la que todos decían que eran algo más que compañeros de trabajo, desapareció por un bosquecillo cercano, y en cuanto los demás no pudieron verles, entrelazaron sus manos y siguieron adelante.
Al día siguiente, las entradas bajaron de precio y el circo se llenó un poco más. Sin embargo, el espectáculo había bajado de calidad a causa de la ausencia de los dos artistas fugados. El payaso de los ojos bicolor era gracioso de narices, y la joven contorsionista hacia prodigios con su esbelto cuerpo. 
Por la tarde, cuando el sol ya caía, el Señor de las Zarpas volvió a reunirlos en la pista del circo. 
- Esto marcha muy bien - dijo con el semblante más animado-. Y he tenido otra idea. 
Todos temblaron. 
- Si rebajamos un poco más vuestros jornales, podríamos bajar más las entradas y tendríamos más público. Mantendremos a los chimpancés a dieta y dejaremos morir a Benzo. El pobre ya no sirve para nada. Y os aseguro- añadió cabizbajo-,  que me duele esto más que a vosotros.
- Pero el viejo tigre Benzo - protestó el domador- ha estado en el circo desde que nació. No podemos hacer eso con él. 
- Podemos - dijo el Señor de las Zarpas-, y dio por concluida la reunión. 
Aquella noche el payaso listo liberó a Benzo y lo llevó  al lugar más inaccesible del bosque. Era muy viejo pero muy listo. Sabría buscarse la poca vida que le quedaba.
Y no se sabe cómo -o al menos a mí no me lo han dicho- los chimpancés pusieron pies en polvorosa y se refugiaron en una playa aislada donde crecían los pinos mediterráneos y florecían las jaras.  E incluso hay quien dice que el elefante Dimbo abrió sus grandes orejas y echó a volar. Aunque yo esto último, a pesar de que soy crédula por naturaleza, lo dudo mucho. 
A la mañana siguiente el Señor de las Zarpas estaba furioso. Después de la función, que fue un desastre, reunió a los escasos artistas que quedaban y les dijo así: 
- La situación es insostenible - afirmó-. Vuestros compañeros, e incluso los animales, han huido en desbandada. Con todo el dolor de mi corazón, debo deciros que esta noche dormiréis atados. No puedo exponerme a perderos.
Todos se quedaron atónitos. Aquel gordo, tonto y malvado Señor de las Zarpas les iba a encadenar  como a esclavos. Ni siquiera se escuchó un rumor.  Se miraron unos a otros desolados, atribulados, resignados. Sin embargo, cuando la noche cayó sobre el circo y las estrellas brillaban como lo que en realidad son - soles lejanos-, el mago Linmer desató las cadenas de uno en uno, hasta que todos quedaron libres. Después desengancharon las carretas de los animales procurando no hacer ruido, y salieron al camino sin saber muy bien adonde ir, pero teniendo muy claro lo que dejaban atrás. 
Cuando amaneció, el Señor de las Zarpas estaba solo, solo sobre la arena como un gladiador herido y derrotado. Y sabía que, por mucho que bajara las entradas, nadie más volvería a entrar en aquel circo que ya no alegraba el corazón. 

sábado, 22 de junio de 2013

FOTO POR TÍ_Estampado natural



Si los pobres insectos elaboraran sus propias estadísticas de “accidentes en carretera”... Pobrecillos, no quiero ni pensar en la cantidad de viudas y huérfanos con los que empezarían sus lunes.
Este es el resultado de uno de los desgraciados atropellos, bueno, de uno no…: De dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nuev…

Hace unos años, bastantes ya, tuve yo un coche bien distinto al que he conducido en este pasado viaje. Era un coche grande comprado ante la conveniencia de que contara con un gran maletero. Grande era hasta el punto de que el carro que usaba el bebé que lo trajo bajo el brazo, al coche, no al carro, el carro digo, cabía de pie y sin plegar. Era un TT, un “Todo Terreno” japonés de malsonante nombre. Fue una compra ventajosa aquel Mitsubishi de segunda mano, o tercera, importado de Alemania para más señas, traído a golpe de pedal, que así vino rodando desde aquellas carreteras teutonas. Recuerdo que pese a su consumo no demasiado comedido y a su triste final, fue un coche que mi familia y yo disfrutamos ampliamente durante bastantes años y que pasó a mejor vida tras una importante avería cuya reparación nos resultaría de presupuesto inalcanzable. Lo recuerdo con mucho cariño. Ostentaba aquel vehículo un intimidante parachoques, “mataperros” lo llaman en el argot los que usan cuatro por cuatros, que es otra forma de nombrar a  los TTs. La parrilla delantera, enorme, y aquel conjunto de tubos de hierro pintados de negro mate se llenaban en cada viaje por carretera de cadáveres de esos pequeños artrópodos alados, la mayoría sin duda no demasiado gratos para nosotros, todo hay que decirlo: mosquitos, avispas, moscas y tábanos… No obstante, otros de mejor fama caían también: abejas, mariposas, y bastante polillas, como la de la foto, sobre todo cuando el viaje era nocturno.
Un día tuve los suficientes cables pelados en mi cabeza como para, con un par, de horas por delante, dedicarme a contar aquella carnicería. Bueno, mucha carne no había, desde luego. He de reconocer que no acabé la macabra cuenta, y que pasada la mitad del recorrido longitudinal del frontal de aquel coche, y ya cayendo yo en el conteo por aproximación, dejé la cifra en unos escalofriantes quinientos setenta y ocho individuos (por decir un algo, aunque por ahí estaría...), y ahí paré de contar mosquitillos de todos los tamaños y colores, salpicones de sangre chupada a los humanos y también de liquidillos verdosos y amarillentos, de esos que corren por el interior de los insectos, alitas de todos los tamaños y formas, patitas y pedazos de patitas, y un largo etcétera de restos de aquellas pobres víctimas de mi viaje.

Hoy, al agacharme ante el cochecillo prestado que nos ha llevado hace unos días de viaje, he reparado en esta pobre polilla. RIP por ella. La verdad, no la vi cuando se cruzó en la carretera.

viernes, 21 de junio de 2013

EL GRAMÓFONO: "I Lived On The Moon" de KWON



Esta encantadora animación da vida al primer videoclip  del grupo Kwon. a su tema   "I Lived On The Moon". del albúm "Tales and Dreams" 
 "Vivía en la luna", Explica un padre a su hijo  cómo era su vida en la luna:  Un lugar lleno de serpientes voladoras, luciérnagas y tres monos de tres colas, un lugar en el que se encuentra  la entrada sólo si somos capaces de abrir la  mente. Un lugar para la imaginación. Un hermoso lugar, seguro y lejos de la cultura humana.

Yannick Puig  es director de un estudio de animación. y este video pertenece a la creación que ha realizado para la banda francesa. 

"Historias y Sueños" del Kwoon,  "I Lived On The Moon, una delicia de canción y una bella ilustración animada, bucólica y entrañable.



jueves, 20 de junio de 2013

PASABA POR AQUÍ: MANUAL DE LA BUENA ESPOSA



"Ponte en sus zapatos, cuando el calce tus tacones"

"Otra amiga que se divorcia", ¿es que no existe un matrimonio feliz que perdure?".

.¡"Claro que sí! sólo tienes que ser una buena esposa -culpa nuestra- ¿Y cómo se es una buena esposa? yendo a una escuela para esposas y tener como libro de cabecera, o misal simbólico, el manual donde se ofrecen las claves para prevenir que tu marido te ponga los cuernos, ¡así de claro! porque ¿de quien es la culpa si eso ocurre? -¡tuya, mujer!-

Amigas y amigos Calad@os, una nueva ola de sumisión arrecia en Europa y EEUU, donde las mujeres hemos alcanzado las mayores cotas de derechos e independencia, algo al parecer,  intolerable para algunos.

La cosa empezó con un libro (“La esposa rendida”) de la norteamericana Laura Doyle un manual de sumisión, para eso, para ser una feliz esposa entregada a tu marido, -¡justo lo que queremos todas!    ¡ JA !-
El libro sirvió de  baluarte para otra  mujer,  Sarah J. Symond,  experta en infidelidades y aventuras varias que tras dirigir seminarios y terapias con un vasto currículum de ex-amante, y ante la demanda de tantas mujeres, "seguras de si mismas, inteligentes y sensatas", se ve avocada a crear la "Escuela para esposas" cuya "profe" es la mismísima  Sarah J. Symonds 

¡Esto da escalofríos! 

En realidad, se trata de un manual para ser una mujer-felpudo -¡que casualidad!-  lleva idéntico título que el manual publicado en 1953 por la Sección Femenina y que se entregaba a todas las mujeres que hacían el servicio social. -¡Dios!, ¡suena a rancia naftalina!- El susodicho manual, del que se hace eco El País publicándolo en uno de sus blogs "Eros" tiene más“glamour”, claro,  y un punto más, el del 53 solo tenía 11 ¿Qué propone el publicado por El País?: “Ten intimidad con tu marido todos los días – preferiblemente sexual, sí-. Incluso cuando no te apetece, hay otras cosas que puedes hacer. Si no te acuestas con tu marido, te garantizo que ¡otra acabará haciéndolo!” -¡Y tú tendrás la culpa!-

¡Ay Calados! Se me están revolviendo un poco los adentros y empiezo a notar como la espuma asoma por la comisura de mis labios, ¿se puede ser más retrógrados, machistas, involucionistas?, parece ser que sí.....

¡Y ahora,  que cada UNA coja el misal, la cartilla o el manual de obligado cumplimiento y lo ponga sobre la mesa!. 


Lo más serio de todo esto, es que aún existen en nuestro entorno, más o menos próximo, ejemplares que se creen merecedores de todos estos privilegios por haber nacido con  una versión de "Darth Vader" entre las piernas.

Marinela

miércoles, 19 de junio de 2013

Te dije que volvería......con poesía para el olvido.




Recuerdos medio borrados...
quizás un guiño en la memoria
  nostalgia ante el tiempo pasado 
el dolor de un amor perdido...  

Una figura en un sueño agitado 
una mala conciencia en la noche
la viva añoranza de un amigo...
el amargo paso del tiempo...

La soledad por no compartir
el duelo negro para la muerte
  bruma que aturde los sentidos
 sombras que buscan sombras . 

 Felicidad perdida y olvidada
una despedida sin un adiós..
la ensoñación de un deseo...
la inspiración para un poema.

  Infinita tristeza de una pérdida
una falsa ilusión ante el futuro
  realidad borrada ante un espejo
el duro y maldito silencio.....

Una locura de rabia incontenible
el sufrimiento vacío ante la nada
el dolor frío de un tiempo pasado
quizás un triste anochecer.......


martes, 18 de junio de 2013

LA GATA SOBRE EL TECLADO. La y griega y el Toro de la Vega.


Hoy me ha dicho mi hijo que la y griega ya no se llama y griega, que se llama no sé cómo, pero no quiero ni acordarme. Por Dios - he pensado-, que poca faena deben tener los de la Real Academia  para que se vean obligados a derogar, defenestrar, y acabar con el nombre de la y griega. Y seguro que les pagan por ello. Y probablemente, que antes de llegar a esa importante decisión, han mantenido larguísimas reuniones, enconados debates y han llevado a cabo profundos estudios. 
Me importa un pito, con i latina, porque para mí, hasta el día que ponga el pie en esa delgada línea que nos separa de quien sabe qué, la i latina seguirá siendo la i latina y la y griega seguirá siendo la y griega. Y ellos que hablen. 
Y dejando este estúpido tema atrás, me voy a otro que me duele mucho más. Es curioso que un país que es capaz de finiquitar en un pis pas el nombre de una letra,  no  pueda  poner fin a espectáculos tan bárbaros, sangrientos, crueles, brutales, violentos, mezquinos, bárbaros, despìadados, incultos... Esperad ¿qué me dice el señor de la Real Academia? ¿Que no puedo poner tantos adjetivos seguidos? Venga ya, cuando la acción se lo merece yo pongo todos los adjetivos que sean capaces de soportar mis escasos pero admirados lectores. Así que, señor de la RAE, calladito estás más... calladito. Me estoy refiriendo, para no aburriros, a ese evento despreciable que se celebra cada año en la localidad de Tordesillas, en la que un toro es lanceado por centenares de hombres que lo persiguen por un bosquecillo polvoriento, hasta su muerte. Se me pone la calle de gallina sólo de escribirlo, porque no quiero imaginarlo. Barbarie, salvajada, ensañamiento, que dice muy poco a favor de las "personas" que participan en esta masacre.  ¿Cien hombres - o más-  armados con afiladas lanzas que clavan una y otra vez en el cuerpo malherido del toro,  o cien cobardes armados contra un toro? Todos los años se recogen miles de firmas en toda Europa para que se acabe con este brutal espectáculo y cada año se vuelve a repetir. ¿Qué país es éste que nos quita la y griega pero no es capaz de acabar con un festejo que, a la mayoría de españoles, nos avergüenza hasta el límite.  
Y ese es el problema. Somos muchos ya los españoles que no nos reconocemos en las costumbres de este país. Somos muchos ya los españoles que nos avengonzamos de las costumbres "ancestrales" de esta España nuestra, entre las que también se encuentran, por cierto, ahorcar galgos cuando acaba la temporada de caza.  Y eso es peligroso porque, llegado el día, nos dará vergüenza decir abiertamente que somos españoles.


 Quiero que mis palabras hagan daño, tanto como esas lanzas que se clavan sin piedad en el animal condenado a muerte por una sociedad ignorante que no conoce la piedad.  Escribo con ánimo de ofender, como diría Pérez Reverte. Y desde ahora mismo pongo a Tordesillas en mi lista negra,  y haré todo lo que esté en mi mano para abolir de una puñetera vez esa costumbre ancestral y vomitiva que me llena de asco. Vida y libertad para el Toro de la Vega. 

lunes, 17 de junio de 2013

35 MILIMETROS: "Splitscreen: A Love Story"



PANTALLA DIVIDIDA

Este fin de semana viajando a lomos de "google", me he encontado con este cortometraje. Un sencillo corto que cuenta una incipiente historia de amor.

Es uno de los Cortos filmados con teléfonos móviles,  concretamente  con un Nokia 8. Hemos visto muchos historias grabadas  sobre todo con el N8 y el IPhone,  pero ésta se diferencia  en que está muy bien ejecutada e impresionantemente filmada en su totalidad.
Sin embargo, si bien muchas de estas filmaciones nos muestran excelente calidad de video, son pocas las que nos cuentan una historia que valga la pena, que es, finalmente, lo que importa.

Splitscreen: A Love Story de JW Griffiths fue el ganador  del concurso de cortos de Nokia 2011 y, a diferencia de muchos otros, Splitscreen está muy bien relatado. Un descanso para la mente y un placer esta simple  historia de amor..



 ...no hay que comprar cámaras súper-pro para hacer cosas buenas y bonitas, mas bien cuentan las manos, la idea y la imaginación.

Saludos Calados




sábado, 15 de junio de 2013

FOTO POR TÍ_Contigo hasta el fin




La mañana vibraba brillante, el sol irradiando toda su energía evaporaba deprisa el agua de los charcos. La reina no puso uno, sino multitud de aquellos extraños huevos. Eran diferentes a los que habitualmente salían de sus entrañas, y por alguna desconocida razón, distintos eran los seres que surgieron de ellos. ¡Tenían alas!
Subía la temperatura, tanto que de golpe, la boca de la colonia se llenó de decenas, centenares de individuos. Se esparcían por doquier. Primero, con tímidos y cortos pasos. Después con altanería, orgullosos poseedores de algo que los distinguía de aquellos que, indiferentes a sus ostentosos apéndices, continuaban la eterna labor de explorar, aprovisionar, defender y mantener. Ellos, apremiados por ancestrales impulsos, se alejaban urgidos de encontrar el espacio suficiente para el despegue, y más aún si cabe ante la ofensiva indiferencia de sus ápteros hermanos.
Su misión era otra. Habían nacido para la pasión. Para amar y ser amantes. Unas y otros, ellos y ellas, surgiendo de aquí y de allá, volaban todos hacia el azul límpido de la mañana.

Los dos se encontraron a la altura de la sexta rama del noveno árbol de un cercano bosquecillo. Una mirada fue suficiente, y se supieron hechos el uno para la otra, ella para él. Todo ocurrió rápido. Sin saber en qué momento, acompasaron el batir de sus alas. Ella, mayor, volaba debajo, vigilando él la justa distancia en su vuelo. La brisa y el sol bañaban sus cuerpos de azabache, los reflejos irisados de sus alas deslumbraban aquí y allá a parientes y vecinos. El deseo volaba junto a ellos inundando la estela de su vuelo de ardientes promesas. Abajo, la pradera se calentaba bajo el implacable sol matinal, esparciéndose por todas partes los aromas de su pasión. Volaban muy próximos, hasta tocarse, juntaban sus cuerpos un instante, y otro, una, otra, otra vez…

Los escarabajos detenían su mordisqueo al sentirlos pasar. Las mariposas se apartaban azoradas y murmuraban sobre su descaro. Su lujuria no pasaba desapercibida ni siquiera a los grillos, que saltaban enajenados, excitados a su paso, para acto seguido redoblar la intensidad de su canto. Incluso una mariquita alocada cayó de bruces desde lo alto del tallo al que subía queriéndolos ver pasar. Tuvo suerte, no perdió ninguno de sus siete puntos.

El frenesí era incontenible. Mas sellando estaban su idilio cuando de pronto, al pasar sobre una pila, a la puerta de la ermita, en lo alto del monte, una traicionera ráfaga de viento los arrojó de golpe a la dura superficie del agua cristalina que contenía. Quedaron flotando y a la deriva, aturdidos y asustados. Ella le gritó que partiera, que salvara su vida, que apoyara sus patas en su cuerpo para poder tomar el necesario impulso y salir de aquella trampa mortal. Él en cambio se aferró a su amada y juró que no la abandonaría nunca. Los breves instantes de su vida en los que gozó junto a ella del sol y de la brisa, de la sensación de nacer con una meta, entregarse a la pasión y perpetuar su especie, esos instantes eran superiores a su instinto de vivir y en aquellos momentos postreros, decidió abrazarla con todas sus fuerzas mientras dejó que el amor decidiera esta vez: -contigo hasta el fin- musitó, mientras la vida se les iba, despacio, lentamente, hacia el fondo de la charca.

Y así fue que ahogaron su deseo recién estrenado aquella hermosa mañana, bajo el tórrido sol de verano, sobre la superficie verde esmeralda del aguadero, a la puerta de la ermita, en lo alto de aquel monte. 

Dedicado a mi compañera. También a mi hermano. Cada uno en lo suyo, inspiradores de este relato. Ella, de la sensualidad, la locura y la pasión que destila. Él, de sus personajes, la ambientación y los sucesos que me sirven de argumentario. Con toda mi admiración  para él, con todo mi amor para ella.