Hoy me ha dicho mi hijo que la y griega ya no se llama y griega, que se llama no sé cómo, pero no quiero ni acordarme. Por Dios - he pensado-, que poca faena deben tener los de la Real Academia para que se vean obligados a derogar, defenestrar, y acabar con el nombre de la y griega. Y seguro que les pagan por ello. Y probablemente, que antes de llegar a esa importante decisión, han mantenido larguísimas reuniones, enconados debates y han llevado a cabo profundos estudios.
Me importa un pito, con i latina, porque para mí, hasta el día que ponga el pie en esa delgada línea que nos separa de quien sabe qué, la i latina seguirá siendo la i latina y la y griega seguirá siendo la y griega. Y ellos que hablen.
Y dejando este estúpido tema atrás, me voy a otro que me duele mucho más. Es curioso que un país que es capaz de finiquitar en un pis pas el nombre de una letra, no pueda poner fin a espectáculos tan bárbaros, sangrientos, crueles, brutales, violentos, mezquinos, bárbaros, despìadados, incultos... Esperad ¿qué me dice el señor de la Real Academia? ¿Que no puedo poner tantos adjetivos seguidos? Venga ya, cuando la acción se lo merece yo pongo todos los adjetivos que sean capaces de soportar mis escasos pero admirados lectores. Así que, señor de la RAE, calladito estás más... calladito. Me estoy refiriendo, para no aburriros, a ese evento despreciable que se celebra cada año en la localidad de Tordesillas, en la que un toro es lanceado por centenares de hombres que lo persiguen por un bosquecillo polvoriento, hasta su muerte. Se me pone la calle de gallina sólo de escribirlo, porque no quiero imaginarlo. Barbarie, salvajada, ensañamiento, que dice muy poco a favor de las "personas" que participan en esta masacre. ¿Cien hombres - o más- armados con afiladas lanzas que clavan una y otra vez en el cuerpo malherido del toro, o cien cobardes armados contra un toro? Todos los años se recogen miles de firmas en toda Europa para que se acabe con este brutal espectáculo y cada año se vuelve a repetir. ¿Qué país es éste que nos quita la y griega pero no es capaz de acabar con un festejo que, a la mayoría de españoles, nos avergüenza hasta el límite.
Y ese es el problema. Somos muchos ya los españoles que no nos reconocemos en las costumbres de este país. Somos muchos ya los españoles que nos avengonzamos de las costumbres "ancestrales" de esta España nuestra, entre las que también se encuentran, por cierto, ahorcar galgos cuando acaba la temporada de caza. Y eso es peligroso porque, llegado el día, nos dará vergüenza decir abiertamente que somos españoles.
Quiero que mis palabras hagan daño, tanto como esas lanzas que se clavan sin piedad en el animal condenado a muerte por una sociedad ignorante que no conoce la piedad. Escribo con ánimo de ofender, como diría Pérez Reverte. Y desde ahora mismo pongo a Tordesillas en mi lista negra, y haré todo lo que esté en mi mano para abolir de una puñetera vez esa costumbre ancestral y vomitiva que me llena de asco. Vida y libertad para el Toro de la Vega.
Yo también espero sinceramente que hagan daño. Hace mucho tiempo que creo que una de las cosas que debieran diferenciarnos del resto de la creación es la inteligencia, y cualquier cosa que sea manifiestamente contraria a la presencia de la misma me hace detestar mi propia condición. Contra burradas como esta no cabe si no la indignación y el rechazo sin paliativos, y la condena feroz de quien defienda semejantes muestras de ignorancia, por decir algo suave.
ResponderEliminarBuen toque Amparo.
Como sugerencia, si añades la etiqueta "toro", se empareja con mi entrada de hace unos meses, creo que van por el mismo lado...
TOTALMENTE DE ACUERDO, ME DECLARO ABIERTAMENTE ANTITAURINA, PERO MUCHO MAS, PROFUNDAMENTE AVERGONZADA DE PERTENECER A LA MISMA ESPECIE DE AQUELLOS QUE SE DIVIERTEN CON SANGRE, AGONÍA Y SUFRIMIENTO DE CUALQUIER ANIMAL, INCLUIDO EL HOMBRE.
ResponderEliminarNi el más grande depredador en la pirámide de cualquier ecosistema mata con ensañamiento, es rápido y certero satisfaciendo su necesidad más básica de subsistencia, pero el hombre está fuera de todo orden natural, menuda amenaza más abobinable.
ResponderEliminarBuenas palabras contra la barbarie.
Secundo totalmente tus palabras Amparo. Me quedo sobre todo con la idea de que es ya muy significativa la cantidad de costumbres, espectáculos y divertimentos de esta índole que están totalmente alejados de la conciencia general. Pero sin embargo continúan. Un horror.
ResponderEliminarUn saludo.
Yo tampoco acabo de entender que estas prácticas se conserven bajo el paraguas de las fiestas tradicionales, con ese mismo criterio aún se estarían practicando ritos y sacrificios desterrados por bárbaros hace mucho tiempo.
ResponderEliminarEstoy contigo.
Besos
Muy bien Amparo, estamos totalmente de acuerdo contigo.
ResponderEliminarPero los que tienen que legislar contra eso.......no sé, me parece que seguirá de momento.
Hay que luchar y tiene que doler.
Vida y libertad al Toro de la Vega!
Un saludo!!!