La pizza gira en el aire y la recoge unas hábiles manos, haciéndole bailar y moldeando su figura, hasta adornarla con gustoso tomate, sabroso jamón, queso mozzarella, arropando a ese cuerpo italiano que va a dorarse en el infierno que la sofocará y le hará desprender unos efluvios aromáticos exquisitos.
Gorka es el encargado de hacer viajar a esa heroína culinaria. A ella, radiante de calor, virgen y entera, le franquea la portezuela de su cápsula y la aloja en la máquina que la arrastra con los 5 caballos de potencia de 7.250 revoluciones por minuto y trote a dos tiempos, transfiriéndose esa fuerza a sus dos ruedas.
Gorka tiene memorizado su destino; la imaginación en el más alto nivel, porque necesita envolver en una especie de surrealismo, este rutinario trabajo de fin de semana que le ayuda a pagarse sus estudios de diseño gráfico. Realmente necesita hacerlo para poder sobrellevar el uniforme que consiste en una chupa con incrustaciones de pequeños leds de varios colores, especialmente el rojo, trazando el nombre de la pizzería y no hablemos del colorista casco. Todo en nombre del marketing de la empresa y de paso por la seguridad de sus pizzeros, justifica su jefe y será verdad, ya que cada vez que acciona el freno, el letrero en su espalda reluce con más fuerza.
Como buen mangaka, convierte cada destino en una aventura, donde él es el autor y protagonista, la mejor fuente de inspiración para sus historias manga. Su verdadera identidad queda oculta bajo el uniforme y el casco, perfecto para quedar poseído por el personaje que su creatividad le dicte.
Arranca en veloz carrera y se incorpora al torrente de la circulación, zigzaguea entre los automóviles, buscando los movedizos huecos. Se siente Son Goku, deslizándose sobre su nube viajera, esquivando a los esbirros Gurumes de tenedor y cuchillo. Jura que su pizza estará a salvo.
Llega el primero al semáforo en rojo por delante del fogonazo de su estela luminosa, pero en ese mismo instante siente un toque que le lanza fuera de su nube motorizada y su cuerpo aterriza en mitad del cruce, inmortal se levanta con el ánimo quebrantado por el zorro demonio de las 9 colas encerrado, esta vez, dentro del renacido Naruto y con paso firme se dirige hacia el perplejo conductor del Hunday. Se coloca con los brazos en jarra junto a la puerta del conductor que todavía no se explica como pudo aparecer de repente delante del morro de su coche. Con el rabillo del ojo, echa una mirada a los asientos de atrás y observa a dos críos con la expresión de asombro en sus caras, han reconocido a su héroe, su Power Ranger Rojo, descubierto se da la vuelta y reinicia la marcha sin mediar palabra.
No cree que su pizza se encuentre virgen y entera, después de este episodio.
Piensa Gorka, piensa, tu jefe necesitará la versión realista de la historia.
Preparaos para retroceder en el tiempo, a principios del siglo pasado y disfrutar de este corto de animación. Eran otros tiempos.
Besos a pares, queridos Calados y lectores.