Hace poco escuché una conversación que me chirrió en los oidos. Alguien decía que los niños cada vez son más blandos, que tienen menos resistencia a la frustración, en definitiva, que están muy consentidos, y hacía la consabida comparación con la autoridad de la familia, el padre, fundamentalmente y la escuela de antes.
Quizá tanto la escuela como la famila de antaño, daban pocas opciones a sentir emociones, mal o bien controladas por los niños de ahora, pues a la mínima te soltaban: "los niños no lloran, déjate de monsergas, lo que tienes que hacer es olvidarte de mariconadas y hacer algo de provecho". "Mariconadas" servía para ambos sexos, era una definición peyorativa de: cosas vanas, innecesarias, improductivas, como puede ser el arte, baile, teatro, poesía etc...cosas alejadas de las disciplinas curriculares.
Sin embargo, la tendencia de hoy debería ser extender, todavía un poco más, el cultivo de las emociones, apartándolas de la fría disección académica que nos ofrece la psicología de manual y trasladándolas a la vida real, al interior de las personas, con el fin de poder descifrarlas, entenderlas y disfrutarlas sin ningún temor. Las emociones son el lenguaje universal con el cual sentimos, nos comunicamos, nos amamos o nos odiamos. Cuando nos educan sin privarnos de ninguno de nuestros lenguajes, es cuando de verdad empieza la búsqueda del sentido de nuestra realidad, puede ser llena de éxitos y fracasos, acompañados de miedo, alegría, tristeza, amor o la mismísima tentación...dependiendo de cómo nos enfrentemos a estas primeras etapas de nuestra vida, desde el sentimiento y consentimiento de nuestras emociones o desde la rigidez, así se construirá el engranaje de nuestra existencia.
Por supuesto, toda esta parte intrínseca del ser humano no podría dearrollarse plenamente si no la uniéramos a los valores. Los valores son una realidad social imprescindible, son algo que buscamos y deseamos, lo que soñamos y queremos llegar a ser en función de nuestras auténticas necesidades. Por eso y sigo abundando en lo que nos importa, es primordial educar en valores desde la infancia, con la misma intensidad que formamos en conceptos, disciplinas etc... Valores e identidad son dos realidades inseparables, valores y educación son una unidad inseparable. A los adultos nos corresponde elegir aquellos valores que queremos que tenga nuestra sociedad y transmitirlos, dándole sentido y direccionalidad en la vida del niño, ya que él no puede elegir. Y elegiremos aquellos valores que perfeccionen todas las dimensiones del hombre. Los valores morales, como el respeto, la tolerancia, serán el pilar fundamental en las relaciones afectivas con el mundo y con los demás y tendrán su manifestación en cualquier ámbito de la vida, con amigos, compañeros de trabajo, en la calle compartiendo el espacio y en general con nuestros semejantes, sean de la condición, que sean, raza, género o religión.
Tanto desde la familia como en la escuela deberíamos pensar, que acompañar a los niños en ese proceso de asentar valores y guiarlos en la búsqueda de respuestas y horizontes, contribuye también a la búsqueda de su felicidad.
¡Si supiérmos transmitir a los demás, a los niños, que estamos profundamente conectados, que no vivimos para nosotros mismos sino también para los demás!, ¡si pudiéramos monstrarles que nuestra individualidad nos llena de felicidad solo momentáneamente, que nuestra emoción individual y colectiva, lejos de hacernos más débiles nos conduce a la empatía, a ponernos en situación del otro!. La empatía es un puente donde se encuentran los sentimientos, se comparten las necesidades y se preparan en común los proyectos de futuro. Conociéndonos a nosotros mismos, analizando nuestro fondo, solo así somos capaces de reconocer a los demás y ponernos en su lugar con total empatía.
Es lo que defenderíamos en una escuela alternativa, realista, adaptada a necesidades verdaderas. "Tiene belleza poética esto de que el tejido humano tenga tanto peso"....Pensar y sentir en los otros es enfrentarnos a la vida reforzados con esos lazos comunes. Una escuela conectada con este tipo de poesía, si que es un proyecto de futuro, nuestro particular poema pedagógico.
"Leemos poesía porque pertenecemos a la raza humana y esta está llena de pasión. La poesía, la belleza son las cosas que nos mantienen vivos. Tu estás aquí, prosigue la poderosa obra, tu puedes contribuir con un verso". Walt Whitman
¿Tendremos el valor de emocionarnos?
Saludos queridos calados y lectores
Las Gemelas del Sur