En un artículo que he tenido
ocasión de leer sobre la edición en castellano de “La
ciudad en la Historia” de Lewis Mumford, extenso y profundo, me atrevo a hacer una
reflexión sobre algunas ideas.
Lo que plantea Mumford invita a cuestionar y no dar por hecho muchas
cosas; es una crítica a la sociedad y a la estructura de ciudad moderna, a la que hace responsable de muchos de los problemas sociales.
“La historia de la ciudad del XIX es la de una enfermedad y la del XX
la de un tratamiento que alivia los síntomas pero mantiene las condiciones que
causan la enfermedad”.
Dice y hace alusión a la perdida
y olvidada sociedad rural, aldeana, en la que los vínculos familiares eran los
pilares de la sociedad, hoy desaparecidos en esa expansión urbana de la ciudad moderna. Una ausencia de relación orgánica entre las personas y sus espacios de vida. Este rasgo,
es una consecuencia de sustituir una organización de cooperación por una
sociedad sometida a jerarquías institucionales. Abandonando el diálogo, la palabra.
Cuando dejamos tanto, en manos de unos pocos, estamos
perdidos, sometidos a sus políticas de
economía.. a favor de sus intereses.
Desligarnos y congregarnos
masivamente en la ciudad, aislándonos completamente de ese medio de
explotación de recursos, el campo, donde se encuentran los mecanismos de
subsistencia, nos ha hecho más débiles,
obviar los recursos naturales e imponer en su lugar recursos artificiales que contaminan, nos convierte en
enfermos. Crecer en ciudades
descomunales, con edificios infinitos, trazados de redes viarias impresionantes,
dando crédito a los urbanistas que
defienden la densidad de las grandes metrópolis, nos lleva a habitar en una ciudad que no es apta para vivir, en la
que sólo cabe sobrevivir……….
“Esa creación artificial de
escasez en medio de una creciente abundancia natural fue uno de los primeros
triunfos de la nueva economía, ahí nos convertimos en víctimas de una
explotación civilizada”
El ciudadano ya no utiliza su inteligencia para levantarle la
mano al destino. Los ciudadanos pierden su voluntad de luchar por la libertad y
reclaman compulsivamente artículos que pueden adquirir con dinero. En las
grandes ciudades deshumanizadas y seccionadas por la especialización, la sociedad abandona el encuentro, el
conocerse a uno mismo, a los demás, y acepta
que el futuro de la ciudad sean la congestión metropolitana, la expansión
descontrolada de los suburbios y la desintegración social……
Andamos muy lejos de la ciudad
que proclama Mumford, cuyos mandamientos morales elementales fueran el respecto
por el vecino y la reverencia ante la vida. Una ciudad en la que se estableciera un orden que integrase los avances tecnológicos, con las necesidades biológicas y unas razonables normas de convivencia. Una ciudad donde las personas
y el bienestar común fueran lo primero, lo legal, Lo que vendríamos a llamar una
ciudad, sostenible, saludable, en un estado de espontánea armonía..
Pero es que andamos muy lejos de cualquier
atisbo de cordura lógica, de justicia social, de valores y criterios, de
conductas éticas……
¿Utopía, realidad o fracaso?
Saludos Calados y lectores
Las Gemelas del Sur