CONDUCTORAS SUICIDAS. REALISMO MÁGICO.

Suena el móvil en la mesilla de noche. La luz de su pantalla ilumina el cabezal de la cama y logra contraer las pupilas de unos ojos somnolientos que no han podido dormir dos horas seguidas en toda la noche. David es su alarma nocturna, avisador de urgentes pipís, agua, miedos, toses e incidencias varias, pero acaba de sonar el último aviso y ella se prepara a levantarse definitivamente. Apura todo lo que puede el tiempo, agarrada a su almohada, para mentalizarse del paso que tiene que dar.

Levantar a David es una ardua tarea, está siempre sumido en el mejor de los sueños, lo comprende perfectamente, pero las agujas del reloj son lanzas amenazadoras de una guerra diaria cronometrada. Comienza la táctica. Casi antes de que despierte, le enchufa el macro-bibe, que David bebe casi instintivamente. Seguidamente, le viste y al baño. Allí es donde David recupera la consciencia, besando a su fresca amiga el agua.

Como añora su madre sus tiempos de bebé. David ha cambiado mucho.

Bajan por el ascensor hasta el garaje y acomoda a David en su sillita dentro del coche, comprobando que queda bien sujeto con sus cinturones. Normalmente, al poco de salir hacia el cole, David se vuelve a quedar dormido, pero hoy es diferente. Su madre está sorprendida de la vivaracha chachara que lleva David que no le deja escuchar las primeras noticias de la mañana por la radio. Aunque está molesta, baja el volumen para recibir otro boletín de mágicas noticias:

- Mamá, estoy sentado en un trono, soy un rey que va de viaje al país del Cole. ¿Ves el semáforo? Es un amigo que nos guiña sus ojos de color verde, rojo y amarillo. Papá me ha enseñado a guiñar el ojo y ya casi me sale.
- Si, papá lo hace muy bien, sobre todo a las chicas. Les guiña su ojo verde. Contesta su madre.
- Sabes que a la calle le gusta que los coches le masajeen su piel con sus ruedas, pero al llegar a los pasos de peatones hay que ir despacio, pues ahí tienen muchas cosquillas. Anda! por eso la gente cruza por esas rayas blancas.
- Si, si, tu padre siempre "me buscaba las cosquillas". Le apostilla su madre.
- Pienso que como la calle no puede hablar como nosotros, pues tienen las señales que nos cuentan cosas con dibujos. No pasar por aquí, peligro niños, prohibido aparcar, Stop...Papá dice que la ciudad está llena de cuadros como en los museos.
- Caray, mis señales de socorro nunca las veía. Se quejaba su madre.

La custodia compartida estaba cambiando la percepción de las cosas en su hijo. Estaba segura. Duda si tanta imaginación es prudente, tendrá que contrarrestarla con alguna dosis de realismo puro.
¿Son fundados sus temores? Juzguen ustedes.

A través de la imaginación se interpretan las imágenes y se redescubren. Comienza la realidad a tomar significado gracias a la fantasía que suple su falta de lógica a edades tan tempranas. David está aprendiendo a través del camino al cole, vivenciándolo y descubriéndolo. Se prepara para que sea el protagonista y gane en autonomía. Le ayuda a ser un niño despierto, vivo y curioso.

Seguro que vosotros fuisteis también unos niños/as fantásticos.

Un par de besos maravillosamente reales, queridos Calados y lectores.