La ya legendaria pareja de -no hecho- Marcos y Sara, no acaban de encontrarse. En "la cita inesperada", lo dejaron, lo retoman en "una historia que comienza", pero Sara no llegó al albergue, por lo menos, no antes de abandonarlo Marcos.
El día del accidente, parada en la carretera, empotrada en aquel árbol centenario, presa de una verborrea eufórico compulsiva, le iba relatando su experiencia paranormal. Marcos asentía, parecía creérselo, cuando la tranquilizaba, pero algo en su mente le contradecía y no cesaba de repetirle; no está predestinada para tí, no quiere verte. Marcos era bastante supersticioso y confundía destino con probabilidad o azar, así que antes de que anocheciera, huyó de nuevo.
Una nueva decepción, el último asalto, todo clausurado, acabado, obsoleto. Sara maldice, jura y perjura negando cualquier atisbo de condescendencia hacia ese ser cobarde y anodino. ¿Pero.... qué le hacía dejar siempre una puerta abierta?
Pronuncia su nombre y algo se le remueve por dentro. -¿Como es posible?-
Se levanta de la silla, coge el teléfono. -Tengo que enfrentarme a él, mirarle cara a cara, decirle lo que pienso y dejarlo, sin más.-
Han pasado siete meses desde aquel fallido encuentro, durante los cuales, Marcos no ha dejado de enviarle efusivos mensajes. -¿Qué pretende?- Sabe cómo hacerse perdonar, justificar lo injustificable, comportamientos que a los ojos de cualquiera serían mezquinos y censurables. Sabe adornar sus palabras con un aura distraída de alma cautiva, necesitada de liberación. Sabe despertar sus sentimientos, alagar su ego, su feminidad, su vena protectora, pero siempre a distancia, claramente la manipula, lo sabe, por eso tiene que verlo, cara a cara, para vencerlo, para acabar con su mítica timidez.
Levanta el teléfono, marca su número, una voz pausada y honda contesta al otro lado del auricular. Sara vacila, pero continúa, es directa y tajante. -Quiero verte, sin excusas- -El, sin nada que objetar, asiente.
Marcos se trasladó a una casita aislada en un tramo de playa, desconocido para turistas. Estaba cansado de sus veranos en la ciudad, quería soledad, pero no a ese precio, así que no paró hasta encontrar un refugio, tranquilo y fresco para su elegida soledad.
El camino hacia la playa es agobiante, insoportable, pues no ha tenido tiempo de recargar el gas del aire acondicionado, La entrada a las playas parece un desfile de procesionarias en semana santa, cargado de penitencias y en fila de a uno. Sara se ha subido al coche con lo puesto, un corto vestido sugerente y revelador, que con las consecuencias de los calores del viaje, se le ha pegado al cuerpo, sin poder evitar la evidencia de su sinuoso contorno. Está sexy, no es que le importe demasiado, pero será una baza más, para dominar la situación.
El tráfico se hace cada vez más lento. El fuego del asfalto sube la temperatura, adquiriendo un protagonismo absoluto. Sara ha llegado al límite de la fila, donde se para, piensa....-así tendré tiempo de repasar todo lo que tengo que decirle-. En su mente no hay otra cosa que la venganza, y luego.....¡ya veremos!, le recitará una letanía de adjetivos que le obligará a guardar silencio, le sonrojará y abofeteará con sus palabras y por último, le preguntará qué siente por ella.-¿Por qué tanto miedo, tantas dudas?- Según lo que conteste, se volverá airada a su casa o lo acogerá en sus brazos como un niño asustado. Lo reconoce, es lo que más le gustaría. En el fondo piensa que Marcos oculta algo que le conmueve y le alienta a no romper el vínculo que les une.
La cola no avanza, se ven pasar dos motoristas de la guardia civil, -¡seguro que ha habido un accidente!- Cuando ya están llegando a la bifurcación, la desvían por un camino alternativo. Sara se para, protesta, insiste en seguir por la ruta hacia la playa, pero la prolongación de una mano la dirige hacia el camino. -¡Será posible!- Para evitar el rodeo, ataja por una senda tortuosa, despoblada, pero que sigue la dirección de la playa. A medida que se va comiendo el terreno, ve como la línea azul del horizonte se va alejando, hasta diluirse, ¡se ha equivocado!, la senda la ha llevado a unos cañizos con suelo poco estable, cuando se da cuenta, está metida en el barro hasta media rueda, -¡otra vez, no!-
Sara está empezando a creer en la superstición de Marcos, "alguna fuerza paranormal, impide que se encuentren"
Incluso ofreciéndole mil posibilidades, la ciudad no es para él........quizá en la playa..........
Besos acalorados entre el trabajo y la playa, queridos Calados y lectores.
Esta pareja son un caso jejeje Vuestra (malvada) mano los aleja y los acerca, como si de la marea se tratara.
ResponderEliminarEspero que se encuentren con el hombre del banco un día, y disfruten de un buen desencuentro.
Voy a revisar todas las entradas atrasadas... que me han recomendado algunas pero con la semi-mudanza no he podido con todo.
Nos vemos!
Jajajaja Estimado lector...la verdad es que el hombre del banco podría sumarseles ya lo creo...jaja...
ResponderEliminarUn beso y re-bienvenido.
Y Gemelas vaya parejita ehhh???...
Bsss
Arwen
Pero bueno...que desvivir esta pareja por favor que alguien haga algo por rejuntarlos...jaja.Fredysaludos.
ResponderEliminarJajajaja...el del video es el fresco del barrio que bueno el video es pa velooooooo y la parejica ayyy que dura es la vida.
ResponderEliminarAbrazos pa tossssssss
Siempre he estado pensando en esos toboganes, cada vez que salgo de trabajar.
ResponderEliminarLa pareja esa no tiene solución.
Un saludo.
Estimado Lector, es una mano caprichosa que según el día y el humor, lanza un salvavidas o lo retira, abandonándolos en un mar de dudas y tempestades.
ResponderEliminarSaludos x dos
Arwen es casi "una extraña pareja", con una dependiente y morbosa relación.
Besos
Creo que si alguien consiguiera juntarlos. Aplicarles una terapia psicoanalítica y dinámica nos descubriría la cantidad de círculos por cerrar que nos vamos dejando en nuestro paso por la vida, que bien podría ser la de cualquiera de nosotr@s.
ResponderEliminarSaludos Fredy
Yo me apunto el mes de julio a estas actividades urbano-festivas contra los agobios y calores del verano...y en agosto, ¡ya veremos!
¿Sombra, Sombra, dura durísima!
Es una pareja tipicamente atípica, melodramática, nada práctica..........
ResponderEliminarLa verdad es que un viaje tan largo sin control....da un poco de vértigo.
Saludos x dos
...uff, esto si que son vidas paralelas!...
ResponderEliminarespero lleguen a cruzarse en algún punto y por fín llegue el anhelado "Encuentro".
Estupendo el video, derrocha originalidad e imaginación.
Que os vaya todo bien y perdona, Arwen, si no frecuento este rincón como a mí me gustaría... estoy mas líao que la pata de un romano!
Un abrazo.
Ramón
Jooo, con el título del post me había ilusionado, pero se ve que no pudo ser esta vez.
ResponderEliminarEspero que aunque están encontrando en su camino muchos contratiempos, finalmente luchen por encontrar coincidir por fin en una misma vía, si lo consiguen, valorarán más compartir destino.
El vídeo genial, con lo que me gustan los parques acuáticos!!
Un besito, Gemelillas!!
Vidas paralelas, no cabe duda, quizá algún día se encuentren en un "choque" casual.
ResponderEliminarUn parque semiacuático urbano, que bien montado podría ser la solución para muchos "no veraneantes".
Saludos Ramón
¡ Málaga, es que se hacen mucho de rogar niña!, pero ya se encontrarán, y ¡saltarán chispas!
Besos a pares
Lo de Sara y el coche comienza a ser preocupante, casi tanto, como el divergir en cada intento de encuentro entre Sara y Marcos, cuanto más intentan verse, más se alejan. Seguiremos "atentos a la pantalla" por ver como queda esta historía.
ResponderEliminarMuy simpático el vídeo.
Abrazos crepusculares.
Sara está empezando a creer en el destino, y prepara para cada ocasión una huida inconsciente que la aleja del momento de decidir o elegir. Marcos, le sigue el juego, cree que es lo que quiere.
ResponderEliminarSaludos Jinete