Una cita que me viene a la memoria.......
"La inteligencia es mucho más que el intelecto, es la integración de la razón y el corazón; la verdadera inteligencia no es la acumulación de datos y conocimientos, es la forma más exquisita de sensibilidad"
Desgraciadamente, la mayoría de nosotros nos hemos educado en el conformismo, en la incuestionable autoridad del adulto y repetimos modelo con nuestros hijos. Algunos, tímidamente y con cierto temor a que se desvíen, les vamos inculcando ciertos tintes de libertad.
Otros, cometen el error de dirigirlos hasta que creen que pueden "llevar solos, las riendas de su vida", marcándoles de cerca cuando son pequeños, hasta llegar a esa mayoría de edad oficial, en la que, sueltan los hilos y en ese momento, posiblemente, se les venga encima un "colapso de libertad".
Cuando empiezan a ver que tienen que elegir, pensar por sí mismos, es difícil decidir y en ocasiones se acaba dejando la libertad en manos de otros, de los amigos, que ahora sustituirán a esa autoridad, que da las órdenes para que se cumplan sin dilación.
Y de nuevo se crea una dependencia emocional; la fuente del éxito siempre está en la necesidad de aprobación y habrá temor a los reproches, miedo a defraudar, a no saber elegir.
La presión del grupo exhibiendo y provocando comportamientos arriesgados es síntoma de una falta de educacion en libertad. El adolescente se siente vulnerable y necesita constantemente medirse con el grupo y ser aceptado por él.
Educar en libertad no es "hacer lo que me da la gana". Es evidente que hay que educar en la empatía, en la responsablidad, mostrando las consecuencias de nuestros actos, sin esperar un castigo divino, basta con saber que toda acción genera unas consecuencias positivas o negtivas y que éstas pueden afectarnos a nosotros mismos y/u a otras personas.
El ser humano en la adolescencia debe saber que puede cambiar su vida y madurar. Madurar psicológicamente para adquirir la confianza y seguridad necesarias para arriesgarse a tomar el destino en sus propias manos, sin temer ser diferente, sabiendo que la diferencia, no significa marginación, sino que puede ser liderazgo, que no hay que seguir a nadie, por miedo al rechazo, si va contra nuestros principios.
Los adultos, no debemos proteger nuestro temor a que se desvíen.....atrapándolos emocionalmente.
Muchos de los problemas psicológicos de esta Sociedad son la manifestación de sentirnos prisioneros emocionales.
Cualquier relación en la que nos limiten o seamos nosotros los que limitemos la toma de decisiones, los sentimientos y/o pensamientos propios o ajenos, terminará siendo mera dependencia, de la cual surgirá un proceso de enclaustramiento, de temor a equivocarnos si no se actúa con la aprobación del otro. Cuando hay dependencia, se niega cualquier relación, ya sea familiar, amistosa o de pareja.
Si el ser humano nace libre, teniendo por delante la vida, pudiendo elegir como guía su propia capacidad de decisión, cubriendo ésta todos los aspectos de su persona; intelecto, espiritualidad, sensibilidad, dando cuentas a sí mismo en primer lugar, actuando por convencimiento y acorde a sus principios en la toma de decisiones, ¿por qué empeñarnos en mantener vínculos inamovibles: padres e hijos, amigos, compañeros de trabajo, atrapados en una dependencia mantenida por carencias, negando y manteniendo inseguridades y temores creadas por una baja autoestima?
Arriesguémonos a descarnar poco a poco nuestra autoconciencia tan sofocada por moldes de dependencia, armazones estereotipados que lo único que hacen es generar miedo e inseguridad en el indivíduo, sumergiéndolo en una lucha permanente por conseguir la aprobación de los otros. Otorguemos un voto de confianza a nuestros hijos o a los hijos de los demás, dándoles estas consignas en lugar de constreñirlos desde pequeños con normas incuestionables dadas por la autoridad que nos ha sido conferida de generación en generación.
Nuestra independencia emocional y la suya, la de los jóvenes, tiene que estar arraigada en la autenticidad de nuestras metas, sentimientos y vivencias; un fuerte sentido de identidad sólo puede apoyarse en el desarrollo emocional propio. Descubrir, vivir y asumir conscientemente nuestra verdad personal, nuestra identidad, aunque esto nos lleve a momentos de soledad.
Es el "recorrido" que estas conductoras reincidentes, consideran necesario para llegar a ser, personas responsables con capacidad y libertad de elección.
"Su único pesar no era su soledad, sino que las otras gaviotas se negasen a creer en la gloria que les esperaba al volar; que se negasen a abrir sus ojos y a ver......."
Juan Salvador Gaviota
Besos libres, liberados, liberadores........queridos Calados y lectores.
Las Gemelas del Sur.
