Conductoras suicidas:"EL GURÚ DEL ÁTICO" ¿Suerte o destino?

El chamán del ático presagiaba acontecimiento negro. Sumido en un atontamiento catatónico, anunciaba a modo de canto panfletario, la nube gris de su destino merodeando por su cabeza.

Mario tenía prisa por salir del piso, debía firmar unos papeles y llevarlos al banco, misión nada elevada para su vecino, "el gurú del ático", que lo ensalzaba a dimensiones más deístas, persiguiéndolo con sus evocaciones de ángel protector, para exorcizarlo del "mal de ojo" que estaba convencido era portador.

No sabía por qué, aquel pirado lo miraba con ojos desorbitados cada vez que se cruzaba en su camino, recitándole una letanía ininteligible, ¿lo habría tomado por el "profeta que ha de venir"?

Salía de casa con prisas por no encontrárselo, pero como si adivinase sus pasos, siempre se le aparecía en el rellano, pegado al ascensor, sentado en el último escalón del tramo de escalera. Allí, encontraba continuamente a aquel brujo que empezaba a asustarlo, "el gurú del ático", observándole, y lanzándole su verborrea protectora. Sólo había hablado una vez con él, al principio de trasladarse. Fue un día que Mario venía un poco "colocado", en esa ocasión no le pareció tan pirado, porque el pirado era él. De su conversación solo recuerda que el predicador le anunció, con voz profunda pero careciendo de todo registro que pareciera humano, una visión, una desgracia iba a sucederle y debía tener cuidado. Como es natural, él no le creyó, pero al cruzar el umbral de su casa, algo le hizo resbalar y de milagro no se golpeó con el canto de la mesa de mármol de la entrada, accidente que le hubiera producido, cuanto menos, una brecha considerable. ¿Destino, mala suerte, divina providencia, o probable consecuencia debido al "colocón"?

Cada vez que al salir de la vivienda, se lo topaba en el rellano en posición de flor de loto, le entraban sudores y ya no sabía si subir, bajar, salir, o volver a entrar y encerrarse en casa.

Pero esta vez....................se había superado.

Mario, antes de atreverse a abrir la puerta, dió un vistazo por la mirilla. La visión por la pequeña abertura circular no era panorámica, razón por la cuál, quedaba una parte fuera del alcance de la ojeada, asi que no tuvo más remedio que abrir la puerta y mirar a través de una rendija.

Abrió y cerró rapidamente, pues la escena era tremenda. Aquel aprendiz de gurú, se había esforzado en su última aparición. No estaba en el último, sino en el primer escalón del tramo de escalera, por eso, su vista no había alcanzado a recorrerlo. En posición fetal, con la cabeza tirada hacia atrás y los ojos casi en blanco, parecía sujetarse con los brazos sus miembros inferiores, logrando un entramado casi imposible para evitar el desguace, el "desparrame" de brazos y piernas, largas y delgadas en exceso, emulando a nuestro admirado vidente "pulpo Paul", ¿sería la reencarnación del cefalópodo del mundial? ¡Qué absurdo, qué tontería! pero ¿qué hacía allí en esa posición tan innoble, haciendo equilibrios en el borde del escalón, a punto de caer rodando, cubriéndose con una vestimenta confusa, encima de una toallita de tamaño tocador y dos velitas a los lados resaltando su desgraciada armonía?

Mario se quedó paralizado, no se atrevía a dar un paso. ¿ Y si aquel anunciador de desgracias se abalanzaba sobre él? En fín, no se lo pensó y salió corriendo cerrando de un portazo. Sin esperar al ascensor, bajó de dos en dos los escalones de los tres pisos que lo separaban de la salvación, temiendo un resbalón, el tropiezo, o la agresión de alguién embozado y oculto en un recoveco de la interminable escalera.

¿Cómo podía creer que otro ser humano pudiera provocarle tanto miedo? y en el fondo, ¿pensaba que podía predecir su futuro? ¿Se estaba volviendo paranóico?

Llegó en tres zancadas al coche. Intentando olvidar a su agorero vecino, distraído en sus pensamientos emprendió la marcha y......................(una situación que parecía aparentemente normal se convirtió, para darle la razón a su vecino, en un susto peligroso).

Su vecino alquimista lo intimidaba, lo distraía y lo que es peor, estaba empezando a creer que tenía control sobre él y su futuro.
Estaba decidido, se iba a cambiar de piso.............

Según los creyentes o supersticiosos, la causalidad está motivada por la suerte

En algunas circunstancias totalmente ajenas a nuestro control, un destino más que claro con final desgraciado, ha cambiado de dirección y la "suerte" se ha ganado un óscar, protagonizando el mejor papel de su vida, haciendo que conservemos la nuestra.

Sin duda, se puede debatir todo. Pero lo que está claro es que a veces, la "suerte", tiene un componente de intervención directa.

Ej. Un accidente es fortuito, si los factores que intervienen no son provocados conscientemente por nuestra voluntad.

Ahora bien, si nosotros actuamos sumando riesgos, las probabilidades de que se produzca aumentan. Con lo cuál, existe una manipulación a favor que incrementa las posibilidades y aleja de la escena el factor "suerte"

El destino es un camino con distintas direcciones....

Las distracciones son descuidos que nos alejan del control y exilian la "suerte" de nuestras fronteras, añadiendo oportunidad a que algo suceda.

No siempre controlamos todo lo que nos proponemos y a veces, resulta difícil abstraerse de las distracciones y controlar realidades no previstas; rectificar una reacción espontánea, en décimas de segundo, en la mayoría de los casos no es posible.

Y.....en algunas ocasiones, si algo no sale bien y nos han advertido, el chamán de turno nos diría......Te lo dije........

Un abrazo, queridos calados y lectores de estas dos incondicionales "creyentes" del Universo Calados

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