Muy buenos días, amigos, Calados y lectores:
Regreso un nuevo martes a las letras, y lo hago en esta ocasión con un relato breve de mi puño y tecla, que toma como protagonista a El Hombre del Banco...así que voy dándole Sólo una Calada más para traeros por aquí: Bajo el cielo hospiciano.
¡Que lo disfrutéis amigos!
Y es en esa templanza carniforme de sus tropicales razonamientos que el hombre del banco se estira cuan largo es y mientras recoge metódicamente el campamento de sus bienes más preciados y apila mantas y cartones doblándolos y ocultándolos bajo el asiento público en el que ha dormido, con una precisión digna del mejor orfebre, una sonrisa soberbia y cómplice de sus razonamientos se asoma a sus labios y los viste de gala, mientras se retoca el pelo en un pequeño espejo que siempre lo acompaña oculto en el bolsillo interior de su negra americana, hace un par de muecas burlonas con la boca, se guiña un ojo y decide que hoy será un gran día, uno de esos días memorables, digno de marcar el rumbo de su existencia, porque ha recordado súbitamente que tiene grandes amigos esperándolo, deseando compartir sus valiosas posesiones con él, unos camaradas fieles que nunca le fallaran y comprueba con satisfacción que hay tantos como esquinas y calles...así que sin pensarlo dos veces, el hombre del banco se encamina a la sucursal bancaria más cercana a sus aposentos y con aire distinguido traspasa el umbral de la madriguera bancaria.
- Buenos días señorita, quiero hablar con el interventor. -afirma nuestro hombre con tono grave y solemne, casi teatral-
La desconfiada mujer lo revisa con sus miopes ojos de arriba a abajo y tras un minuto de silencio lo hace pasar a uno de los despachos, donde un joven estirado con olor a Hugo Boss le tiende la mano, le muestra sus afilados dientes blancos y deja salir su voz entre ellos.
- Buenos días ¿Qué es lo que desea señor?. -
- Pues dinero, como todos -sonríe el hombre del banco- ustedes lo tienen en cantidades ingentes y yo lo necesito para montar Oculoris.
- ¿Oculoris?...-el joven estirado abre tanto sus ojos viperinos que deja de mostrar su inmaculada dentadura-.
- Sí un gran negocio que tengo en mente.
- ¿Y dispone usted de propiedades, trabajo?... -El interventor arquea tanto las cejas que consigue amontonar más surcos que arrugas en su joven y ya expatriado rostro mientras el naúfrago de la intemperie le dedica una sonrisa exclusiva sin ningún tipo de interés.
- Hombre, si los tuviera no vendría a pedirle ese dinero, ¿no le parece?...tuve una agencia de viajes pero con la crisis...
- Pues en ese caso señor, no podemos ayudarle. -le interrumpe el hombre de los dientes blanquecinos-, necesitamos un abal, una garantía de cobro...
- ¡Malditos rufianes!, ¡usureros! y yo que pensaba invitarles a llorar gratis...
Sin dejarlo pronunciar una palabra más el hombre estirado levanta el brazo y hace una señal a un par de uniformados con cara de pocos amigos que custodían la jauría humana.
- ¡Seguridad por favor!.
Y sin darle la menor oportunidad de explicarse, el hombre del banco es sacado a rastras del engañadizo lugar.
Ya en el exterior el hombre del banco pone en practica una de sus mejores patadas voladoras, contra el lustroso cristal que cita: "queremos ser tu banco" y a carcajada limpia se marcha a toda prisa de aquel refugio de estafadores. Pero ni con éstas se niega a darse por vencido...si aquellos mentirosos no le dejaban su dinero, todavía podía valerse por el mismo y sin pensarlo dos veces, regresa a su escondite original, revuelve entre sus enseres y con brillantez, recorta varios pedazos de cartón sobre los que va escribiendo algo con su fabulosa pluma Montblanc. Hecho esto se dirige hasta la entrada del parque y allí se sienta en el banco más soleado sosteniendo un cartón que dice:
"Vendo besos", besos lascivos, 1euro, besos de Judas, 0,50 céntimos, besos de cine, 2euros, besos de amistad 0,30 céntimos, besos castos, 0,40 céntimos, besos de amor, 3 euros...
Y allí se queda aguardando una presa necesitada de besos, capaz de elegir entre la variedad de la que dispone, mientras ve pasar a los transeúntes que lo miran de reojo, unos sonríen, otros apuran el paso, otros cambian de dirección, hasta que por fin una anciana que pasea llevando a su gato en una especie de cesta, se arrima al besador y le pide muy amablemente un beso de amigo para ella y su gato. El hombre del banco, galán y caballero, se levanta, le dedica una gran reverencia a la anciana y sin previo ensayo le entrega su mejor beso de amistad al peludo gato negro y un casto beso a la octogenaria.
La anciana satisfecha por el gran acto, le concede un beso "gratuito" al hombre del banco y le deja sobre el cartonaje que lo acompaña un valioso billete de veinte euros, mientras se disuelve entre el paisaje caminando a paso lento por uno de los senderos del parque.
El hombre del banco, alegre y satisfecho, recoge su negocio y regresa pensativo a su banco original donde decide que ya ha trabajado suficiente por hoy e inmerso en sus reflexiones se duerme plácidamente bajo el cielo hospiciano.
Saludos.
Arwen
Regreso un nuevo martes a las letras, y lo hago en esta ocasión con un relato breve de mi puño y tecla, que toma como protagonista a El Hombre del Banco...así que voy dándole Sólo una Calada más para traeros por aquí: Bajo el cielo hospiciano.
¡Que lo disfrutéis amigos!
BAJO EL CIELO HOSPICIANO.
Se revolvió unos momentos entre el amasijo de mantas que lo cubrían haciendo tambalear el montículo de cartones que le daban cobijo bajo la desamparada madrugada. Más allá del recipiente de madera que lo sostenía, el gélido frío cortaba la mañana en cientos de astillas desapacibles. Entre tanto, comenzó a percibir como una calidez serena lo recorría palmo a palmo por todo el cuerpo, avivando las llamas de su existencia en una combustión sólo fruto de sus nuevos pensamientos y que rápidamente lo ayudaron a combatir los primeros copos de una nieve recién parida que fuera de su guarida apergaminada lo desafiaba.Y es en esa templanza carniforme de sus tropicales razonamientos que el hombre del banco se estira cuan largo es y mientras recoge metódicamente el campamento de sus bienes más preciados y apila mantas y cartones doblándolos y ocultándolos bajo el asiento público en el que ha dormido, con una precisión digna del mejor orfebre, una sonrisa soberbia y cómplice de sus razonamientos se asoma a sus labios y los viste de gala, mientras se retoca el pelo en un pequeño espejo que siempre lo acompaña oculto en el bolsillo interior de su negra americana, hace un par de muecas burlonas con la boca, se guiña un ojo y decide que hoy será un gran día, uno de esos días memorables, digno de marcar el rumbo de su existencia, porque ha recordado súbitamente que tiene grandes amigos esperándolo, deseando compartir sus valiosas posesiones con él, unos camaradas fieles que nunca le fallaran y comprueba con satisfacción que hay tantos como esquinas y calles...así que sin pensarlo dos veces, el hombre del banco se encamina a la sucursal bancaria más cercana a sus aposentos y con aire distinguido traspasa el umbral de la madriguera bancaria.
- Buenos días señorita, quiero hablar con el interventor. -afirma nuestro hombre con tono grave y solemne, casi teatral-
La desconfiada mujer lo revisa con sus miopes ojos de arriba a abajo y tras un minuto de silencio lo hace pasar a uno de los despachos, donde un joven estirado con olor a Hugo Boss le tiende la mano, le muestra sus afilados dientes blancos y deja salir su voz entre ellos.
- Buenos días ¿Qué es lo que desea señor?. -
- Pues dinero, como todos -sonríe el hombre del banco- ustedes lo tienen en cantidades ingentes y yo lo necesito para montar Oculoris.
- ¿Oculoris?...-el joven estirado abre tanto sus ojos viperinos que deja de mostrar su inmaculada dentadura-.
- Sí un gran negocio que tengo en mente.
- ¿Y dispone usted de propiedades, trabajo?... -El interventor arquea tanto las cejas que consigue amontonar más surcos que arrugas en su joven y ya expatriado rostro mientras el naúfrago de la intemperie le dedica una sonrisa exclusiva sin ningún tipo de interés.
- Hombre, si los tuviera no vendría a pedirle ese dinero, ¿no le parece?...tuve una agencia de viajes pero con la crisis...
- Pues en ese caso señor, no podemos ayudarle. -le interrumpe el hombre de los dientes blanquecinos-, necesitamos un abal, una garantía de cobro...
- ¡Malditos rufianes!, ¡usureros! y yo que pensaba invitarles a llorar gratis...
Sin dejarlo pronunciar una palabra más el hombre estirado levanta el brazo y hace una señal a un par de uniformados con cara de pocos amigos que custodían la jauría humana.
- ¡Seguridad por favor!.
Y sin darle la menor oportunidad de explicarse, el hombre del banco es sacado a rastras del engañadizo lugar.
Ya en el exterior el hombre del banco pone en practica una de sus mejores patadas voladoras, contra el lustroso cristal que cita: "queremos ser tu banco" y a carcajada limpia se marcha a toda prisa de aquel refugio de estafadores. Pero ni con éstas se niega a darse por vencido...si aquellos mentirosos no le dejaban su dinero, todavía podía valerse por el mismo y sin pensarlo dos veces, regresa a su escondite original, revuelve entre sus enseres y con brillantez, recorta varios pedazos de cartón sobre los que va escribiendo algo con su fabulosa pluma Montblanc. Hecho esto se dirige hasta la entrada del parque y allí se sienta en el banco más soleado sosteniendo un cartón que dice:
"Vendo besos", besos lascivos, 1euro, besos de Judas, 0,50 céntimos, besos de cine, 2euros, besos de amistad 0,30 céntimos, besos castos, 0,40 céntimos, besos de amor, 3 euros...
Y allí se queda aguardando una presa necesitada de besos, capaz de elegir entre la variedad de la que dispone, mientras ve pasar a los transeúntes que lo miran de reojo, unos sonríen, otros apuran el paso, otros cambian de dirección, hasta que por fin una anciana que pasea llevando a su gato en una especie de cesta, se arrima al besador y le pide muy amablemente un beso de amigo para ella y su gato. El hombre del banco, galán y caballero, se levanta, le dedica una gran reverencia a la anciana y sin previo ensayo le entrega su mejor beso de amistad al peludo gato negro y un casto beso a la octogenaria.
La anciana satisfecha por el gran acto, le concede un beso "gratuito" al hombre del banco y le deja sobre el cartonaje que lo acompaña un valioso billete de veinte euros, mientras se disuelve entre el paisaje caminando a paso lento por uno de los senderos del parque.
El hombre del banco, alegre y satisfecho, recoge su negocio y regresa pensativo a su banco original donde decide que ya ha trabajado suficiente por hoy e inmerso en sus reflexiones se duerme plácidamente bajo el cielo hospiciano.
Saludos.
Arwen
Un principio genial y un final muy nostálgico, ese hombre del banco que nos deleita con la cruda realidad en su mundo fantasioso he irreal,como siempre genial,
ResponderEliminargracias por estar ahí
Hola Arwen, esta mas que interesante este hombre del banco, ojala consiga la plata para montar ocularis.
ResponderEliminarUn abrazo
Cada día hay más hombres del banco.
ResponderEliminarY los que habrá.
Besos.
Acepta donaciones para montar Ocularis?¿ aunque igual es mejor no darle nada y que se las ingenie él solo, como ha hecho con el negocio de los besos, para que así nos puedas sorprender relatándonos sus vivencias....
ResponderEliminardirty saludos¡¡¡¡
Menudo transfondo Arwen,pobreza, exclusión,critica al sistema financiero,relaciones humanas,uf mendo arsenal puedo leer entre lineas,sólo puedo decirte una cosa,enhorabuena por tu puño y tecla.Te sigo leyendo escritora.Fredysaludos.
ResponderEliminarSombra, gracias, el hombre del banco vive en primera persona una realidad que sufren muchos, la de los hijos huérfanos de la sociedad (los sin techo), ¿cómo y a dónde nos llevaran sus pasos?, eso es algo que tendréis que descubrir conmigo y junto a él... ;)
ResponderEliminarBesos.
TR, desde luego que ójala lo consiga, aunque tal y como están las cosas, los bancos no se prestan a ceder esa "plata", me alegra que lo encuentres interesante :)
ResponderEliminarUn abrazo.
Toro Salvaje, diana!, cada día hay muchos más hombres y mujeres del banco y efectivamente el número va en aumento. Pero nuestro hombre del banco es especial y no se rinde ante los infortunios del destino...veremos a ver que pasa...xD
ResponderEliminarBesotes. ;P
Dirty, ja,ja,ja...muy bueno lo de las donaciones, pero de momento vamos a dejar que camine y se las ingenie para sobrevivir y demostrarnos de que barro está hecho ;)
ResponderEliminarUn besote.
Fredy, muchas gracias por la felicitación y has visto mucho de lo que he tratado de plasmar en este relato...sólo tenéis que bucear para descubrirlo pero efectivamente el transfondo de una realidad más bien cercana está servido.
ResponderEliminarBesotes a todos y gracias por acompañarme un martes más a dar unas Caladas conmigo. ;D
Arwen
Muy buenos días... ya sabes que andaba echando de menos a tu hombre del banco. Hoy no tiene desperdicio y a ver qué nuevas cosas le suceden a este hombre. Besitos!
ResponderEliminarPues es cierto que lo estabáis echando de menos, porque sois varios los que lo habéis nombrado a lo largo de la semana pasada (tú, Delio, Athman) asi que ya véis ha vuelto y ¡como ha vuelto!...xD...veremos a ver que pasa con él...ahhahhh....quedaros cerquita por que este Hombre del Banco promete grandes momentos... ;D
ResponderEliminarUn besazo!
...como la vida misma¡. Enhorabuena. Bonito relato. Saludos
ResponderEliminarGracias Anrafera por pasar a disfrutarlo y me alegra que te haya gustado. :)
ResponderEliminarUn abrazo.
Arwen
El quijote de tu historia no necesita el dinero, sólo ha entrado para poner a prueba al banquero y corroborar sus teorías de Oculoris, ese banquero necesita más que nadie un sitio para llorar, y sobre todo a alquien que le acompañe en sus lamentos, pero seguramente que está solo, solo con su indecensia y su avaricia.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias un martes más Dean, por pasarte a Calarte aquí conmigo y es obvio, como bien dices, que ese banquero necesita mucho, muchísimo, un sitio para llorar y mejor si lo hace acompañado de la que no sea su soledad, su olor a Hugo Boss o su dentadura afilada...
ResponderEliminarUn beso Dean y continuaremos Quijoteando la realidad. ;D
Pues aquí estamos, Arwen, a descubrir tu blog y darte las gracias por tu paso por Paralelo; vemos que tienes relatos de gran calidad, así que nos pasaremos a leer y disfrutar de tu ingenio.
ResponderEliminarUn abrazo y muchas gracias por enseñar al que no sabe... jajajjaa.
Bienvenidos Logan y Lory y gracias por disfrutar de mis relatos, espero que hayáis descubierto por fin en que consisten las Palabras Encriptadas y si tenéis alguna duda me lo preguntáis que os enseño enseguida ;D
ResponderEliminarUn abrazo y pasar por aquí todo lo que queráis.
Arwen
Muy bonito, me ha gustado^^
ResponderEliminarBesos de cine^^
Merci Eder, y besazos sinceros!!! ;P
ResponderEliminarIntrigadisima me tiene por como se las ingeniará para financiar su Oculoris. El comienzo de su estrategia es precioso. ¿Seguro que es de este mundo terrenal este hombre del banco?
ResponderEliminarSigue deleitándonos Arwen.
Un beso.
Mmmmmm....no sabría decirte Mar, aunque tal vez sí, pero prefiero no desvelar los detalles...por el momento... ;D
ResponderEliminarUn besazo y si El Hombre del Banco supiera cuanto lo apreciáis seguro que os aplicaba un buen descuento....;P
Describes muy bien las escenas, y observo que todos tus relatos tienen un envoltorio de misterio y nostalgia. Una delicia leerlos.
ResponderEliminarBesitos
Realmente es un hombre de recursos, lo consegirá. Además, es un provocador nato que incomoda a los usureros de turno.
ResponderEliminar¡Animo hombre del banco!
Gracias Marianela y una delicia compartirlos con todos vosotros.
ResponderEliminarGemelas, El hombre del banco es pura energía potencial viviente y de él podemos esperarnos cualquier cosa, cualquiera... ;P
ResponderEliminarBesos y gracias por acercaros a Calaros conmigo.
Lo leí esta mañana temprano y me ha acompañado a lo largo del día hata llegar ahora a casa "mi refugio". El viaje que nos propone cada martes este personaje es muy valiente y arriesgado.. pega duro en las emociones. A pesar de su soledad se le ve feliz. Feliz, por fin, el que abdica de todo y quien, porque ha abdicado de todo nada puede ser quitado ni disminuído. No le importa ser rico, sabe que la verdadera riqueza es tirar por la borda un montón de cosas inútiles.
ResponderEliminarCuando leo tu relato lo visualizo perfectamente porque tienes una técnica muy cinematográfica.. planos cortos, planos detalle, la luz, el ambiente etc enriquecen mucho la narración.
El próximo día le compro un beso.. jajajaj.
En un personaje maravilloso para un corto y mejor, aún para interpretarlo ( Oh, mon Dieu!)..
Una vez más, felicidades Arwen.
Ja,ja,ja....lo llevaremos al cine pues!!!...xD...gracias Delio!! ;D
ResponderEliminarBesazos!! ;)
Aunque ya lo visite en tu blog, Arwen, espero que este Hombre del Banco nos siga deparando muchas más sorpresas...
ResponderEliminarBesos.
mmmmmm, cual será el próxima negocio que se traiga entre manos??? Quienes su siguiente victima capitalista??
ResponderEliminarEste hombre del banco es muy humano, muy real y muy parecido a la sociedad (o es me parece). Reeleré de nuevo todo, que hay mucha chicha.
Bskos enorms!!
(y por cierto, las cajas de cartón tiene mucho poder calorifico, ahora entiendo al hombre del banco... esto lo digo por cierto video, de cierta red social... jeje)
Gracias Onminayas, te leí en mi blog! ;) y sí por supuesto que traerá muchas más sorpresas...¡ya lo veréis!...
ResponderEliminarUn besote!! ;D
Saludillos Xto...¿y tú también has probado lo de los cartonajes?...mmmmm...¿no conocerás tal vez al hombre del Banco?...iluminanos por favor...xD xD
ResponderEliminarY releelo porque va cogiendo hilo...
Besotes!! ;P
Buenas, Arwen.
ResponderEliminarMira que los lobos de las finanzas nos muestran su mejor sonrisa cuando ven en nosotros una víctima a la que chupar la sangre. En cambio,cuando no tenemos el "aval" que ellos esperan de nosotros, no dudan en largarnos a toda prisa (con dentellada en la yugular incluida, si es preciso).
Felicidades por tu relato.
Bss.
Hombre blanco hablar con lengua de serpiente.... *O*
ResponderEliminarBesazos loberos Mar!! ;D
Ay, que canción esa!
ResponderEliminarJa,ja,ja...ya lo creo...aunque cuando Sabina cantaba aquello con Javier Khrae yo casi iba todavía en pañales, brutal canción, brutal letra y bestial título para la canción: Cuervo Ingenuo, otro tipo de cuervos que tampoco se deben de perder de vista...ja,ja,ja...
ResponderEliminarTodo llegará, todo...dejemos de momento que el hombre del banco duerma placidamente y sueñe.... ;D
Muakssssssss
Cada dia soy mas fan de El haombre del abanco.. Este tipo me cae bien.
ResponderEliminarNo es nadie.. pero nos representa a todos.
Cuanta lucidez en su aparente locura.
Que grande. Y lo de la anciana... Me ha conmovido, de verdad.
Vamos a hacer campaña para que el hombre del banco sea nuestro nuevo presidente. No saldremos de la crisis, pero seguro que seremos mas felices.
Pues a este paso si que es cierto Athman que le vamos a tener que crear un club de fans al hombre del banco....xD xD
ResponderEliminarBesazos...