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Acariciaba su pelo sedoso, la mirada fija en sus pupilas, los labios entreabiertos y el corazón latiendo rápido. Lo último que vió fueron aquellos increíbles
ojos rasgados de un verde azulado intenso. Se le echó encima sin tiempo para que se diera
cuenta, y lo siguiente que sintió fue un agudo pinchazo y un tremendo dolor. Notó
cómo le clavaba sus afilados colmillos en la garganta, rompiéndole la tráquea e
impidiéndole respirar. Su vida se apagaba, deprisa,
salvaje y espantosamente. Su rostro antes dulce y hermoso, se mostraba ahora terrible y demoniaco, frío y distante. Sus últimas lágrimas resbalaron por sus mejillas mientras ella con sus garras arrancaba el corazón de su pecho.
Punto y final.
Apagó el ordenador y estiró sus músculos. Una extraña sensación recorrió su espalda y erizó sus cabellos. Se metió en la cama y acarició su pelo. Sin
duda –pensaba mientras trataba de conciliar el sueño- aquella historia sería un nuevo éxito de su serie sobre la mujer
pantera. No podia cerrar los ojos ni apartarlos de la cara de ella. Lo último que vió fueron aquellos increíbles
ojos rasgados de un verde azulado intenso.
¡Un saludo Calados! Ah, y que no se me enfade
nadie: ¡que vivan los lindos gatitos!
PD.- Lo siento, es que no tenía una mujer-pantera a
mano.
Ja,ja,ja muy bueno. Un abrazo.
ResponderEliminarQue foto tan bonita del lindo gatito. El gato, no cabe duda que es guapo y se prestó a ayudarte...Y el relato casi da miedo, pero me quedo con la intrigante pregunta¿qué pasó al final?,¿se lo comió el gato o le mató la pantera?...
ResponderEliminarSupongo que ahí queda la cuestión para otro día. Otro día de éxito en su serie...
Me ha gustado mucho. Un abrazo. Chelo.
...excelente pots! Texto-Imagen muy bien complementados.
ResponderEliminarOs deseo un feliz fin de semana.
Abrazos.
Ramón
Me ha gustado la fotografía y la rotundidad del texto.
ResponderEliminarExcelente! Un abrazo Emilio.
Excelente foto y excelente texto. Y no, no me enfado si lo dices por mí y mis amigos gatunos. Yo, cada noche, lo último que veo son sus hermosos ojos verdes brillando en la oscuridad. Y es maravilloso.
ResponderEliminarPreciosa fotografía, ahora, que el/la modelo, tiene su mérito.
ResponderEliminarHola Emilio,
ResponderEliminarEsta es tu foto que más me ha enganchado. Tengo debilidad con los gatos pero, aunque eso ayuda, es por el color, creo. Se me hace un todo precioso.
Me ha gustado mucho, mucho. Voy otra vez a que me mire a los ojos...
Me alegra te guste Carlos!!
ResponderEliminarUn abrazo.
Bueno, eso de que el gato se prestó..., ya se sabe que los gatos son muy suyos, este se me acercó mucho, eso sí, pero no por hacerme un favor.
ResponderEliminarAl final..., está abierto, ¿quizás ella se transforma y lo devora? ¿O símplemente es lo último que ve antes de dormirse tan ricamente?¿o nada de eso...?
Un abrazo!
Pues es que cuando el gato se me echó encima, automáticamente nació esta historia en mi cabeza, no sé porqué. Muchas gracias Ramón, gracias por pasar y comentar y un saludo!
ResponderEliminarMuchas gracias Latour. Rotundo y breve, así es.
ResponderEliminarNo necesitaba más tal y como surgió.
Un abrazo!
Me alegra Amparo. Bueno, ya sé de tu amor por los gatos, por eso no quería malos entendidos. A mí también me gustan, pero tienen algo misterioso que no se puede ocultar. Un saludo..., miauuuuuuuuuu!!
ResponderEliminarGracias Gemelas. El modelo? No fue barato...
ResponderEliminarUn saludo!
Pues fíjate Nepalí qué cosas más curiosas tiene la fotografía. Algún día abundaré en ellas, espero.
ResponderEliminarRealmente la fuerza de esta imagen (eso pienso) reside en todos sus defectos técnicos. Defectos que me esforcé en lograr tal y como los precisaba para lo que bullía en mi cabeza, y en plasmar adecuadamente en la imagen final. Pero me alegra sea tu favorita, esa mirada felina bien lo merece sin duda.
Un saludo!
Ufff!!! Inquietante mirada felina que no invita a la confianza ciega y como tu bien nos transmites, en cualquier momento te muerde o como mínimo te araña. A la naturaleza animal o humana poco se le puede cambiar, quizás moldear si es tierna como un brote verde.
ResponderEliminarUna toma muy cercana. ¿Sufrió algún percance (besito) la máquina?
No me atrevo a darte besos, Saludines!
Gracias Mar por esa preocupación. No, no pasó nada ni mucho menos. El gato se me "abalanzaba" para meterse entre los camales de mis pantalones y frotarse, como es su costumbre felina, y tan sólo le puse la cámara a cuatro dedos e hice una corta ráfaga a medida que se acercaba, aparté la cámara en el momento preciso, y listo.
ResponderEliminarY eso? Si te apetece...
Saludos!
Y vuelvo de nuevo aquí...porque creo que no aparecen los comentarios que llevo dejándote desde hace tiempo...no sé si es el móbil o que...
ResponderEliminarEn fin, que me encanta, me gusta el desenfoque, los colores...y la historia!! No sé qué me gusta más si lo que cuentas o lo que fotografías! Eres un crack!
Laia
Qué alegría verte por fín, solventados los problemas técnicos. Ese móvil pide un cambio a gritos...
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras, y me alegra te gusten ambas cosas. Creo que se refuerzan mutuamente. Aunque salí a cazar la foto, dispararla me trajo a la cabeza inmediatamente y casi sin querer, esa historia.
Un abrazo Laia, y pásate cuando quieras, será siempre un placer tenerte por aquí!