Gadget de Yasutoki Kariya |
Dos luces, una roja y otra verde, protagonistas, árbitros en el cotidiano y universal mundo del tráfico. Con un código que todo el mundo conoce e interpreta, pero que en ocasiones no surte el efecto de acción-reacción establecida en las reglas del juego.
¿Cuál es el detonante de ese giro hacia la anarquía, de tomar decisiones en base a una regla personal e individualizada? Hemos crecido, somos adultos y dominamos las situaciones, controlamos el riesgo y desechamos las medidas que consideramos sobreprotectoras, exageradamente prudentes, considerando que llegan a ser innecesarias.
Cruzar un paso de peatones regulado por semáforos es tremendamente sencillo. Empezamos enseñándoselo a nuestros hijos, la norma es clara e inequívoca y procuramos ¿todos? a cumplirla en toda ocasión. Le otorgamos un valor a esa norma como si fuera su chaleco de protección.
¿Cuánto tiempo permanece ese respeto a esa norma básica? Puede que toda la vida de ciudadano como en el caso de sociedades y cultura de mucho más al norte como este ejemplo.
Realmente no es fácil llegar a ese nivel de civismo. La resistencia a la norma es natural y cuestionarla es sano y conveniente. Ser modelo y remodelar es la clave.
Aunque tengamos que recurrir a la mágia cuando nuestros retoños nos recriminen que el tiempo para cambiar a verde es muy largo y quieren ir ya al parque y además no pasan coches. Nosotros creamos el encantamiento. Espera, cuando te diga sopla, seguro que cambia. Voilà!!! Soplamos y aparece el muñeco verde. Hemos conseguido que espere. Pero la magia se acaba porque dejan de creer en ella y descubren el truco con el tiempo. Pero hay otros métodos, nos ayudan los inventos a ocupar la espera.
¿Cuál es vuestro truco?
Besos cruzados en toda regla, queridos Calados y Lectores.
Las Gemelas del Sur.
La verdad es que, sinceramente, he acabado aprendiendo a cruzar cuando el semáforo está en rojo. Igual que he aprendido a tener cuidado al cruzar aunque esté en un paso de cebra.
ResponderEliminarSupongo que si tuviese hijos sí les obligaría a esperar el semáforo en verde pase lo que pase (nunca mejor dicho)
Un abrazo!
¡Casi me hipnotizo mirando la cabecera!
ResponderEliminarCreo que las luces nos guían, nos avisan, forman parte de ese lenguaje visual y simbólico que aprendemos a interpretar y no se olvida. Y la calle es la mejor escuela para aprender, aunque tiene sus peligros. Hay que hacer caso al muñequito verde, si.
...las señales están para ayudarnos, no para complicarnos la vida...pero si las incumplimos si que nos la podemos, nosotros mismos, complicar.
ResponderEliminarInteresante exposición y originales vídeos.
Que os vaya todo bien. Abrazos
Ramón
Interesante. Me haces ponerme de color "stop" y reconozco tener daltonismo a la hora de cruzar las calles. A mi favor, si cerca de mí o en la acera de enfrente hay niños con papás parados trato de seguir y reforzar su ejemplo, en especial si no ando con prisa. Pero en general hago mal. Lo que es hoy, me estoy portando de lujo, como que en mi conciencia quedan ecos de tu post cada vez que voy a cruzar una calle, y hoy he andado mucho.
ResponderEliminarEhse, agradezco tu sinceridad y aprovechando tu confianza te confieso yo también he cruzado en rojo, pero he llegado a preguntarme, por qué he acabado saltándome la norma. Lo he comprobado con mis hijos, llega un momento que se contagian del comportamiento de la mayoría. Si vivieran en Munich como las personas del primer vídeo te aseguro que lo respetarían como ellos, aunque fuera por vergüenza de ser diferente y no pensarían como ahora que hacen el tonto esperando. Es la mentalidad colectiva la que educa.
ResponderEliminarBesos.
Exacto, Marinela, ha quedado atrapada tu atención en la luz. Ella es la que te guía, la que protege en la medida de lo posible la seguridad de tu cruce. Un pacto entre conductor y peatón, la que establece la confianza entre ambos que no se cruza en rojo. Si se rompe esa confianza estamos a merced del peligro, de la sorpresa trágica mutua.
ResponderEliminarCon el muñequito verde no pierdas de vista por el rabillo del ojo al coche, por si.... ¿Y al muñequito rojo???
Atentos besos.
Ramón, vaya que sí, nos la podemos complicar, pero no lo pensamos, salimos a la arena del asfalto, echando rojos capotes a los coches o al público que nos acompaña. Ahí valiente, arriesgando el tipo.
ResponderEliminarBesos vitales.
Emilio, Emilio, las prisas, las malditas prisas que no nos dejan reflexión ninguna y nos marcan una conducta impulsiva. Si lo calculas, solo pierdes unos minutos escasos si esperas al cambio de luz a verde.
ResponderEliminarLoable detalle el servir de modelo seguro y a imitar para los niños, aunque no sean los tuyos, estupendo!! y muy responsable.
Venga, prometeté portarte bien, aunque las miradas de los demás te parezca que te recriminen el tonto plantón en la acera. Cuando seamos abuelitos agradeceremos ser tan prudentes. No sabes cuantos atropellos a peatones ancianos dicen las estadísticas que hay, una barbaridad.
Besines.
Ja, ja. Estoy con Emilio. Suelo cruzar en rojo si veo que no viene nadie, pero si hay niños, respeto el semáforo aunque tenga prisa. Cuando mis hijos eran pequeños, nunca cruzaba el rojo. Ahora reconozco que he perdido esa buena costumbre. Pero odio esos semáforos que están en verde para los peatones pero parpadean en ámbar para los coches, porque entonces éstos te sortean por todas partes y aunque cruces en verde, es peligroso, Por eso, espero a que no venga nadie, y esté en verde o en rojo, cruzo.
ResponderEliminarCierto, Amparo, nuestro mal son las prisas y ni aunque nos pusieran un dispositivo con conexión a internet en el semáforo cuando esté en rojo no lo usaríamos para entretener la espera.
ResponderEliminarPero cuidadín, que no andamos tan ligeras como antes y conozco el cruce que nombras y de la glorieta vienen a toda velocidad, vamos que de 50 nada. Oye que si se nos llevan por delante que sea cruzando en verde o seguramente en ámbar para ellos y la indemnización les cruja vivos.
Besotes acrobáticos.
Yo creo que las normas que organizan la convivencia entre ciudadanos, en este caso, normas de tráfico, están cuestionadas. La sociedad actual está saturada de información y necesita saber que las normas que se le exigen son para todos y no hay impunidad.
ResponderEliminarEn un futuro, yo apuesto más por imaginación para captar el interés del ciudadano hacia normas concretas, ademas de un control y vigilancia de conductas que vayan contra esas normas, que la concienciación de la persona ante ellas.
Creo que debemos hablar de utilidad y ventajas ante cumplimientos antes que recurrir a la ética o a la conciencia social.
Sé que es duro pero es mi opinión,
No es duro, Latour. Una cosa lleva a la otra. Hacer llegar la información útil y darle la relevancia necesaria a la ciudadanía es el primer paso, para llegar a persuadir esa necesaria conciencia social (durísima de roer). Por otra parte, también hay que sumar con el control y vigilancia que aunque no es plato de buen gusto, alguien tiene que defender al que si cumple las normas y no quiere darse "un encontronazo" que le lleve al otro barrio. Por cierto, al peatón es inusual que le denuncien...bueno, bueno no demos ideas que él es el que más pierde.
ResponderEliminarDe todos modos el poder de una ciudadanía responsable es grande, próximo a la utopía por ahora.
Besos y besos.