jueves, 30 de mayo de 2013

CONDUCTORAS SUICIDAS. AL RESCATE DE LA BICI


Cuando me cruzo con el montón de bicicletas que ya recorren la ciudad, cuando observo el pedalear tan variado en ritmo y de particular estilo en los ciclistas amateurs, cotidianos u ocasionales, pienso que la energía del Sol es el artífice de ese empuje. Energía limpia que encerrada en los sabrosos alimentos que tomamos se transforma en esfuerzo, en vitalidad. La caldera de nuestro cuerpo la transforma y fluye a través de los pedales y de la cadena de transmisión a esas ruedas, a ese invento que revolucionó el transporte y nuestra civilización.

Me lo he propuesto, por el momento es una firme idea, quiero rescatar a mi bicicleta. Esa bicicleta de la infancia que dejé abandonada un verano en el monte, porque no volví a veranear como en aquella época, salté a otra etapa de la vida adulta, me saqué el carnet de conducir. 
He vuelto a su rescate, pero dado el estado en que se encuentra, creo que se impone comprar una nueva. 

El árbol entendió que se la ofrecía apoyada en su tronco y la hizo suya, la integró en su vida. Lo que no sabía era que las bicicletas no están hechas para los árboles y nunca se llevará bien con sus raíces.

¡Bicicleta nueva! no, no, esta puñetera crisis me ha obligado a comprarme una de segunda mano y hasta que me he decidido con el buen tiempo a despertarla de su letargo invernal, me encuentro con la sorpresa que las ruedas están más que desinfladas. Suerte que tengo mi aparato inflador que me ha proporcionado una sesión de gimnasio en toda regla, con la subida y bajada del embolo durante media hora hasta convencerme que las ruedas están estropeadas y la cámara más agrietada que los talones de mis pies en verano.
Saco mi libreta y apunto. Comprar dos cámaras para las ruedas y las palancas para cambiarlas. Cambiar la luz roja trasera que se ha roto al traqueteo de la inflada y a mi mala leche. El aceite para engrasar la cadena y ¿si se lo pido prestado al vecino? 

Que no se me olvide un candado para que no me la roben, aunque estoy pensando también hacerme un seguro de robo y además de accidentes y responsabilidad civil, no sea cosa que atropelle a alguien que son muchos años sin practicar y aún estoy torpona. Estoy pensando y ¿si me ahorro la parte del seguro de robo?, no sé si me saldrá a cuenta. Eso si encuentro algún artilugio para encadenarla, pues no valen los árboles ni otro mobiliario urbano que no sea una barra aparcabicis y escasean como los rebollones.

Voy a intentar convencer a mi jefe para que habilite un espacio en la oficina que sirva de parking bicicletero con el mensaje que será el inicio de un plan de mobilidad sostenible para la empresa. Ahorraremos en transporte y llegaremos espabilados, aunque seguro que el piensa que llegaremos ya cansados, sin embargo la escusa del atasco no será válida ya.

Se me olvidaba, aunque no sé si ponerlo aún en la lista, EL CASCO. Pero este complemento merece una entrada más extensa, porque la polémica está servida.

Sea como sea, preparado el material y elegido el destino, allá voy. Las visicitudes del camino las sortearemos. Porque llegar llego, vamos!

Lightning Larry from Lightning Larry on Vimeo.

Besos redondos, queridos Calados y Lectores.

Las Gemelas del Sur.


8 comentarios:

  1. Buenísimo el texto, las fotos- sobre todo la del árbol- y el vídeo. Me habéis hecho sonreir de buena mañana y eso no tiene precio. Feliz día.

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  2. Para que luego digan que la bici es buena. ¡Menuda monta el chavalín! En serio, se están poniendo las cosas como para que, encima, te vayan a multar por cualquier estupidez. Si es que tenemos unos politicuchos de los que hacen salir la mejor parte del ser humano, precísamente vamos.
    Yo también me planteo muchas veces lo de pedalear más a menudo, pero se me quitan las ganas dada la subnormalidad profunda de nuestros gobernantes.
    Un saludo Gemelas.

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  3. Y cuidado, mucho cuidado, que en Madrid, al menos hasta que te acostumbras, montar en bici es como jugar a la ruleta rusa...

    Un abrazo!

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  4. Lo de la bici es una idea estupenda, pero en las grandes ciudades hay que pensárselo que el riesgo es bastante serio.
    Hay que ver, al final todo son gastos, y preparate que no has contado que como se generalice mucho el uso de la bici, el ayuntamiento antes de preparar la ciudad para su circulación empezará a cobrar el correspondiente impuesto circulatorio y ha exigir todos los seguros del mundo.
    ¡A ver como llegas!

    Besos

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  5. Me alegro, Amparo, no dejes ni una gota de esa medicina que es la sonrisa para empezar el día con buen pie. Espero que haya sido un día redondo.

    Besitos gatunos.

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  6. No creas, Emilio, me está costando elegir el día para salir de casa al trabajo con la bici, porque demasiadas facilidades no hay (pocos políticos usan la bicicleta, que bien se va en el coche oficial).
    Siento por el momento que somos un intruso, los conductores no están acostumbrados a tenernos a su lado y compartir espacio, somos una molestia.

    Besos y muchos ánimos a pedalear.

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  7. Uffff!!! Madrid!!! tiene seis letras y un tráfico endiablado, la metropolis del vehículo a motor, difícil tiene recuperar el espacio para la bicicleta, pero tiempo al tiempo, poco a poco calará la ventaja de usarla, porque un trayecto de 5 km se puede hacer perfectamente con ella, incluso podría llegar antes que con el coche.
    Arriesgar el tipo, se arriesga porque somos invisibles, silenciosos y no cuentan con nuestra presencia, hay que extremar las precauciones.

    Ciclobesos, Ehse.

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  8. Jara, las grandes ciudades deben hacer un esfuerzo por integrar a la bicicleta, restructurar su espacio para darle un lugar seguro para circular y concienciar al ciudadano que debemos compartir el espacio y respetar al más débil.
    Tienes toda la razón empezarán por matricular a las bicis y luego como dices a cobrar impuestos. ¿Llegarán a cobrarnos por pisar la acera también?

    El primer día que salga con bici al trabajo, escribiré en la bitacora de mi nave y transcribiré a la entrada mis impresiones, a ver si me inspiro y te lo cuento.

    Besos asegurados.

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