Llueve afuera. Frio en la calle. El
invierno en la ciudad era templado, pero el clima hace años que perdió el norte, no porque llueva hoy, sino porque cae la lluvia y ya era
hora, pero el viento arrecia, y esto no es el Caribe en temporada de
ciclones. Las gotas de agua golpean con fuerza los cristales que desgraciadamente
limpié hace pocos días. Mientras escucho la radio me preparo sin pensar algo para
comer. La mañana es larga, y si no voy a salir, vale la pena consumir un poco de
tiempo preparando un pequeño tentempié que llevarme a la boca. El tiempo pasa más rápido.
Es el mismo de todas las mañanas, soy animal de costumbres. Un café con leche, con sus dos cucharillas de azúcar y sólo
una de café soluble marca blanca, que estamos en paro. El ratio 2:1 va bien
para casi todo. Lo digo por el azúcar y el café. Lo acompaño de dos rebanadas
de pan tostado. Otra vez: 2 tostadas, 1 café con leche. Ya lo dije antes. No es
que tueste el pan, es que lo saco tostado de su paquete. Se me está acabando el bote de
mermelada de naranja amarga. La verdad es que me gusta, encuentro la
combinación realmente interesante. Además, me recuerda a algo de mi pasado, qué se yo a qué me recuerda, pero es pasado seguro, y seguro que era un tiempo mejor. Sí, sí que lo fue sin duda. Tal
vez por eso he vuelto a recuperar ese sabor de la mermelada de naranja amarga. Porque al mismo tiempo recupero un dulce recuerdo.
Su aspereza
contrasta con la suavidad de la leche azucarada y hace que los sabores mezclados en el vaso se equilibren.
Siempre se me rompen las tostadas al untar la mermelada. No sé si será porque
también son de marca blanca. Y siempre acabo pringando con el cuchillo de untar el banco de la cocina. Lo
limpio antes de empezar a saborearlo todo. Por extraño que parezca y en algún sentido,
me sabe mejor que si el banco aún está pringoso.
El viento hace que en la ventana del cuarto,
las ramas de un árbol golpeen de tanto en cuanto contra sus cristales. Hace tiempo que vengo
pensando que está demasiado cerca de la fachada. Me disgusta. En verano, atrae
insectos que entran en casa a través de la ventana abierta de par en par. Alguno de esos
golpes me hace creer que algo ha caído, y voy a ver qué es. Falsa alarma. Así
que ya que he hecho una pausa en mi desayuno y estoy aquí, aprovecho y cojo la
cámara. Vuelvo ante mi café con leche a medio tomar y saboreo los últimos bocados de la
última tostada, apuro el vaso y mientras tanto voy pensando en cómo haré esta foto. Tengo clara una cosa:
lo que veo me gusta y me hace pensar y observar cómo es la vida, cómo es el
tiempo, el de las nubes y el que pasa. Cómo algo tan pequeño, insignificante y delicado
como una gota de agua, cae con esa vehemencia, con ese inexorable destino que es estamparse contra algo, y cómo con ese comportamiento kamikaze y brutal, forman un microcosmos de pequeños planetoides lenticulares, preñados de imágenes del mundo que los envuelve. Mientras, continúa al fondo la incesante arrivada de alocados meteoros en trayectoria de impacto inminente. Contra mis
cristales limpios, es lo malo. Creo que merece la pena y tras el refrigerio, tomo
la decisión de dedicar algo de tiempo, otro poco, a encontrar la manera de no olvidar nada de todo eso. También la manera de que lo veáis vosotros.
Será incluso para mí, una forma de volver a verlo
cuando deje de llover. Mañana. Pasado mañana.
Cualquier otro día en que espero luzca el sol.
Cualquier otro día en que espero luzca el sol.
Como siempre tu comentario me hace reflexionar, más si cabe, que la propia foto. Entre el sabor amargo de la mermelada se adivina el dulzor de los recuerdos y tras el dulce del café con leche, de marca blanca o no, se trasluce un dejo de amargura. La vida, el tiempo pasa, es verdad, pero la vida sigue. Tú la vives con tu presente envuelto el sonoras imágenes, Tu corazón siempre latiendo y evocando. Gracias Emilio. Chelo.
ResponderEliminarBueno, bueno, bueno. La foto me encanta, pero el texto es impresionante. Una mañana de tempestad -era un tempestad lo del otro día-, en casa, mirando tras los cristales y aceptando como adulto, una realidad dura, la del paro, la de la obligatoriedad de las marcas blancas. Y te aseguro que he podido saborear ese desayuno tuyo cuyo sabor amargo evoca dulces recuerdos, qué curioso.
ResponderEliminarAsí es, veo que me has "calado" perfectamente. No queda otra que seguir latiendo, y si uno lo que sabe hacer es fotografiar, pues a ello. Desde aquí puedo hacerlo, y espero hacerlo semana tras semana.
ResponderEliminarGracias Chelo.
La realidad de las marcas blancas, la realidad del tiempo pasando mientras la llluvia se estrella contra tu cristal.
ResponderEliminarEspero que al menos te supiera bien, y a tí también te trajera dulces recuerdos.
Gracias Amparo.
La foto es muy bonita, veo perfectamente los meteoritos estrellados contra el cristal reflejando el mundo que les rodea, pero me ha gustado aún más el texto. Pausado, tranquilo, resignado tal vez, pero saboreando el momento, lo que te da cada momento, sea la naranja amarga, o la leche dulce, o el juego de las gotas de agua sobre el cristal.
ResponderEliminarBesos
Colores cálidos para ese mosaico de gotas donde en cada una se refleja la fachada del edificio de enfrente como destellos coloristas de pequeñas perlas. Esa textura me recuerda a las piedras naturales, casi semipreciosas.
ResponderEliminarTu texto discurriendo en un ambiente hogareño, cálido y un poco melancólico, resignado, disfrutando al fin y al cabo de los contrastes, esperando tiempos mejores. Seguro que llegarán.
Dulces besos.
"Y tú, y tú, y tú, siempre tú (como dice una canción) Tú y tus fotos, artísticas, seleccionadas dentro de un mundo interior. Pero tú, tu alma y tu vida emergen entre y dentro de todas ellas. Dejando a un lado el texto entre melancólico y veraz, me detengo en la fotografía. Me recuerda el fondo del mar tal y como lo imaginaba de pequeña: lleno de perlas y piedras preciosas allí en el fondo, sueltas y esperando. Tu tambien has esperado el momento de captar el instante, ese instante que no se repite, como la vida misma. Gracias por tus instantes maravillosos. Un beso.
ResponderEliminarMuchas gracias Jara. Así es. A veces son las fotografías las que traen a mi cabeza palabras. Otras veces funciona al revés, y algo que tengo en mente me pide a gritos plasmarlo en imágenes. Otras veces, como esta, toda nace a la par, en un momento indeterminado de un día cualquiera, algo surge a trompicones sumando lo que veo y lo que pienso. Como dices: saboreando el momento.
ResponderEliminarBesos de vuelta!
Así es Mar, la fachada de la finca de atrás..., cosas de la física óptica que resultan sorprendentes y que sólo se ven si te acercas mucho y las miras "con otros ojos". De "sabidas" dejan de sorprendernos, pero a diario y si uno se fija siempre hay algo admirable a nuestro lado.
ResponderEliminarBrindo por esos mejores tiempos..., espero lleguen, sin duda y para todos.
Gracias!
Mira, si además de todo he conseguido que evocaras tu infancia, sin duda he cumplido con un objetivo no buscado pero del que me alegro, de alguna manera, te habré hecho rejuvenecer un poco evocando tu infancia..., aunque se nota que tu corazón es joven por mucho que pase el tiempo!
ResponderEliminarUn beso también y muchas gracias!
Buena fotografía y un texto fluido y natural. Cotidianeidad bien transmitida.
ResponderEliminarUn saludo Emilio
Mas vale tarde que nunca.
ResponderEliminarHe vuelto a releer tu texto, y es que, me encanta leerte. Conocia tus mañanas por casa, pero nunca llegué a pensar que tantas cosas pasaran por tu cabeza. La foto está muy bien hecha , como todo lo que tu haces.Felicidades Emilio!!
Un abrazo como el sabor de la mermelada de fresa.
Gracias Latour. Celebro lo veas así, esa era mi intención, transmitir esos momentos casi intranscendentes de mi dia a dia.
ResponderEliminarUn saludo para tí!
Tantas y muchas más, quien sabe si las contaré por estos lares algún día. O sólo a tí.
ResponderEliminarGracias Carmen, en especial, espero conocer pronto ese sabor dulce como la mermelada de fresa
Un beso!
Pues es que me has cautivado con tus palabras y tambien con tu foto...me quedo con las dos.
ResponderEliminarYa tenía ganas de er que habías publicado que ando un poco desconectada estos días.
Gracias Laia!, y tranquila, espero ya te conectarás. Si te han gustado ambas cosas me alegra mucho. Ambas las hago desde los mismos mimbres.
ResponderEliminarUn saludo!