Hoy, día de la mujer trabajadora, no se me ocurre mejor
homenaje que este cuento.
LA CENICIENTA QUE NO QUERÍA COMER PERDICES
Un cuento distinto, para rechazar y oponernos, a tantos estereotipos
inculcados, aprendidos en esas historias que durante siglos, las niñas, esperaban pasivas a que de mayores, les pidieran la mano y les quitasen la vida.
Nuestros niños y niñas, no tienen que ser ni príncipes ni
princesas, se merecen la oportunidad de caminar juntos, evolucionar libremente,
sin quedarse atrapados en estereotipos tradicionales, sesgados y limitadores.
Seguimos constatando que la discriminación entre hombres y mujeres, es un hecho social. El arquetipo “Cenicienta”, al igual que muchos otros cuentos de hadas, tiene una gran historia basada en la sumisión, en la dependencia económica y emocional de "el príncipe"
Pero ya es hora de prescindir de zapatos de cristal, cuya rígida horma no hace sino constreñir nuestra dignidad, bajada a los pies....
Pero ya es hora de prescindir de zapatos de cristal, cuya rígida horma no hace sino constreñir nuestra dignidad, bajada a los pies....
Dedicado, (como el cuento) a todas las mujeres valientes que quieren cambiar su vida
y a todas aquellas que la perdieron y nos iluminan desde el cielo
¿Qué tal si aprendemos a solucionar los conflictos sin la magia?
¡Qué tengáis un fin de semana, de fábula!
Una vez leí algo así: ¿cuál es la diferencia entre un escritor y una escritora? El escritor se mete en su despacho, abre las cortinas, se3 sirve una copa, se concentra y escribe. La escritora escribe sobre la mesa de la cocina mientras hace la comida, o durante los minutos que centrifuga la lavadora. Piensa en las historias mientras recoge a los niños del colegio y ocupa el ordenador cuando sus hijos han acabado sus deberes escolares. Esa es la diferencia. Seguimos siendo cenicientas que ya no esperamos principe alguno.
ResponderEliminarHay que despojarse del estigma de cenicienta. Podemos ser mujeres polivalentes, tener multitareas, pero "ser cenicienta" es algo más que trabajar asumiendo distintos roles según la hora del día. "Ser cenicienta" implica "servir a alguien", con sumisión, con resignación, por convencimiento, ¡y eso si que no!
ResponderEliminarY no esperar ni buscar príncipes, la mayoría, salen rana, ¡hay que ser realistas!
En esta sociedad nuestra ser cenicienta puede ser algo caducado, y por suerte lejano en el tiempo, lo marca creo yo, efectivamete, la actitud personal más que otra cosa. Pero lamentablemente, hay otros lugares donde te ponen la etiqueta "de fábrica". Nos pillan lejos, léase la India, por ejemplo, de triste y reciente actualidad. Pero haberlos los hay por desgracias. Viva la mujer trabajadora, y muera cenicienta!
ResponderEliminarNo sé si lograremos algún día eliminar esos estereotipos tan nocivos.
ResponderEliminarOjalá que si.
Besos.
Ojalá Toro, pero será necesaria toda la ayuda de los no-príncipes, como intuyo que eres tú.
ResponderEliminarSaludos
Por lo que te he leido, Emilio, en Calados tenemos la suerte de contar con una "tribu" de no-príncipes, igualmente enamorados hasta calarse, que prefieren compañeras a "princesitas", aunque en ocasiones, sus compañeras, reciban trato de princesas.
ResponderEliminarUn abrazo calado
Muy bien Gemelas! no me gustan las mujeres "felpudo" y creo firmemente en la igualdad entre todos los sexos.
ResponderEliminarCalados es un buen puerto......me alegro de estar aquí.
Un abrazo realmente grande!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo, a mi no me gustan las personas que utilizan a otras de "felpudo" y sí, en Calados tenemos un buen equipo de iguales.
ResponderEliminarAbrazos Latour