lunes, 14 de enero de 2013

35 MIÍMETROS: CONTRACUERPO


Empezamos la semana con un cortometraje de ficción inquietante, al menos así lo veo yo. Un triste desperdicio de vidas y futuros, interrumpidos por la terrible inquisición de la apariencia, la moda, los cánones de belleza, religión que va contra  nuestra  naturaleza, la de cada un@. 

Contracuerpo, estrenado en junio del 2009.  forma parte de una trilogía que se exhibía en los cines de forma conjunta con el nombre de “A contraluz”. Está dirigido por Eduardo Chapero-Jackson,
Tuvo nominación al Goya al mejor cortometraje de ficción y entre los más de 40 premios que cosechó,  destaca el de Mejor cortometraje en el Festival de Cine latino de los Angeles y el premio Glauber Rocha al mejor cortometraje en el Festival de Bahía, Brasil.

Es admirable como en una fábula, el director ha sabido introducirnos en el mundo oscuro de las obsesiones.

Sin tratar explícitamente el tema de la anorexia,  muestra la autodestrucción que busca y encuentra una adolescente obsesionada por la apariencia, simbolizada en su transformación.

No hay diálogos, el poder de las imágenes basta, para ofrecer al espectador ese túnel oscuro y muchas veces sin retorno, donde se pierden cada vez más jóvenes adolescentes, en un afán contradictorio por llamar la atención y pasar desapercibidas.

Un tema grave, de salud física y mental creciente, muy relacionado con la autoestima y  los  cánones impuestos, que estigmatizan  la diferencia como un error, un defecto que hay que subsanar para pertenecer y ser aceptado por el grupo, aún a costa de perder la identidad.


“Una chica obsesionada por su aspecto, decide perder su identidad para convertirse en el maniquí más visto de la ciudad”.


Da qué pensar Calados........

2 comentarios:

  1. Rediez, el tema es inquietante pero es que además muy de actualidad (si trabajas con jóvenes lo puedes ver de manera muy clara: la esclavitud de los demás; vivir en función de lo que los demás piensen de ti)

    Un beso

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  2. Es cierto lo que dices Valaf, muchos jóvenes se sienten esclavos de un cliché, y prisioneros de un cuerpo, que a veces no lo aceptan. Habría que potenciar otros valores y no tanto la apariencia.

    Besos

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