Empezamos la semana con un cortometraje de ficción inquietante, al menos así lo veo yo. Un triste desperdicio de vidas y futuros, interrumpidos por la terrible inquisición de la apariencia, la moda, los cánones de belleza, religión que va contra nuestra naturaleza, la de cada un@.
Tuvo nominación al Goya al mejor
cortometraje de ficción y entre los más de 40 premios que cosechó, destaca
el de Mejor cortometraje en el Festival de Cine latino de los Angeles y el premio
Glauber Rocha al mejor cortometraje en el Festival de Bahía, Brasil.
Es admirable como en una fábula,
el director ha sabido introducirnos en el mundo oscuro de las obsesiones.
Sin tratar explícitamente el tema
de la anorexia, muestra la autodestrucción
que busca y encuentra una adolescente obsesionada por la apariencia,
simbolizada en su transformación.
No hay diálogos, el poder de las
imágenes basta, para ofrecer al espectador ese túnel oscuro y muchas veces sin
retorno, donde se pierden cada vez más jóvenes adolescentes, en un afán
contradictorio por llamar la atención y
pasar desapercibidas.
Un tema grave, de salud física y
mental creciente, muy relacionado con la autoestima y los
cánones impuestos, que estigmatizan la diferencia como un error, un defecto que hay
que subsanar para pertenecer y ser aceptado por el grupo, aún a costa de perder la identidad.
“Una chica obsesionada por su
aspecto, decide perder su identidad para convertirse en el maniquí más visto de
la ciudad”.
Da qué pensar Calados........
Rediez, el tema es inquietante pero es que además muy de actualidad (si trabajas con jóvenes lo puedes ver de manera muy clara: la esclavitud de los demás; vivir en función de lo que los demás piensen de ti)
ResponderEliminarUn beso
Es cierto lo que dices Valaf, muchos jóvenes se sienten esclavos de un cliché, y prisioneros de un cuerpo, que a veces no lo aceptan. Habría que potenciar otros valores y no tanto la apariencia.
ResponderEliminarBesos