CONDUCTORAS SUICIDAS. LA VENGANZA

El día a día viene salpicado de tensiones y desafios.

En nuestro universo real cosechamos éxitos y fracasos, alegrías y tristezas, frustraciones... todo lo cual es inherente al ser humano y lo percibimos como parte de nuestro equilibrio emocional.

Sabemos amar profundamente, odiar intensamente, alegrarnos, entristecernos en lo más profundo del alma. Somos capaces de gozar placeres físicos y extasiarnos. Pero la vida se nos presenta de acuerdo a nuestra circunstancia, marcada, en muchas ocasiones, por nuestros estados de ánimo.

Podríamos compararnos con la sabia naturaleza, cuyas tempestades o tormentas no son eternas, pero existen. Al igual que pasan huracanes, hay días de lluvia y sol. En nuestra vida, vivimos días colmados de armonía y otros en los que se nubla el horizonte con hechos que nos provocan, por lo tanto, no nos sorprendamos demasiado, si vemos una tormenta con rayos y truenos, convertidos en agravios y lesiones.

-A la venganza se le puede considerar moralmente baja, pero los actos de venganza personal reflejan un sentido de justicia con raíces biológicas. Comprenderla es considerarla una conducta profundamente humana y a veces muy funcional-, este sentencia, aunque la exhiba un prestigioso profesional de la Universidad de Miami, la podría haber presentado cualquiera de nosotros a falta de psicólogo, basándose en las propias experiencias.

Otras investigaciones apuntan que cuando nos insultan, se produce una gran actividad en la corteza prefrontal izquierda, que también se activa cuando nos preparamos para satisfacer el hambre y otras necesidades. El sentimiento de venganza se enmarca con mecanismos similares a los que se activan cuando se tiene hambre y se piensa en comer, algo fisiológico, por tanto.

Sin embargo, la naturaleza de este seudo apetito nos induce a caer en el exceso:
-Aquellos que se sienten víctimas de una mala acción a menudo la magnifican y persiguen un objetivo más injurioso que reparador-

Poniéndonos a defender lo indefendible, (no se pueden perder así los papeles), si hablamos de algo fisiológico, sería comprensible hasta cierto punto.

-Un estudio revela que la presencia de la hormona masculina testosterona nos hace más competitivas-
-La investigación ha demostrado que la testosterona, aumenta la agresividad, reduce el miedo y se asocia a conductas arriesgadas-, seguimos inmersas en puras reacciones fisiológicas.

Nuestras protagonistas se empeñan en demostrar que han sido dotadas con más cantidad de testosterona que el resto de la féminas, evidenciando así lo que el estudio revelaba.
La actuación de estas kamikaces conductoras, que saborean la venganza sin pensar en las consecuencias con este aluvión de embestidas, queda claro que es de aspirantes al Oscar.

Son muchos los misterios que rodean la vida del ser humano y sus pasiones en la tierra, hasta el punto en que la vida se transforma en un continuo aprendizaje.

No olvidemos la filosofía del Amtiguo Testamento, "Ojo por ojo", sin embargo, también la Biblia nos dice lo de la otra mejilla...
Todas las religiones tienen catalogada la venganza, su uso y no abuso, atribuyendo un sentido de "justicia cósmica" para reemplazar el usualmente culpable sistema de justicia de los hombres.

Pero en nosotras está, pensarlo dos veces, antes de caer o evitar una vendetta de semejante calibre.

Besos vengativos... queridos Calados y lectores.