ALERTA que no ALARMA.

Alerta, que no alarma
Andreu Palou
Los gobiernos de todo el mundo se han apresurado a establecer un seguimiento exhaustivo de la extensión del nuevo tipo de gripe o influenza, de origen porcino, que ha causado la muerte a unos dos centenares de personas en México y que se ha detectado ya en españoles que han regresado recientemente de ese país. Por otro lado, no se nos pueden escapar los potenciales riesgos en sectores económicos sensibles, que serán tanto más reducidos cuanto mejor se gestione el presente estado de alerta y que no evolucione hacia percepciones de menor control que desaten la alarma. Los virus asociados a la gripe o influenza humana son virus de la familia Orthomyxoviridae (Influenza A, B, y C). Los virus de la influenza A se clasifican en subtipos de acuerdo con las características de dos antígenos de superficie: la Hemaglutinina (H) y la Neuraminidasa (N). Son los cambios que se van sucediendo en H y en N los que dan nombre a las variantes de los subtipos de virus: H1N1, H1N2, H3N2, etc., y que son debidos a mutaciones que ocurren durante la replicación del virus. Estas variaciones de los antígenos aseguran la renovación constante de huéspedes susceptibles (faltos de defensas frente a la nueva variante) en las poblaciones (humanos incluidos). Ello es también la razón por la cual vacunas desarrolladas con anterioridad frente a otras cepas del virus no sean necesariamente efectivas frente a las nuevas variantes.
Todos los brotes que corresponden a nuevas cepas del virus conllevan un riesgo elevado de transformarse en una pandemia (es decir, una extensión de la epidemia; por ejemplo, afectando a numerosos países). Y es lo que más preocupa ahora, ya que se trata de una posibilidad muy factible en el caso que nos ocupa de la gripe porcina: la transmisibilidad entre humanos es eficiente y, al tratarse de una nueva cepa, las poblaciones no han podido desarrollar una inmunidad natural para su defensa. Por otro lado, el desarrollo de una nueva vacuna tarda unos meses. En este contexto, la primera buena noticia es que, debido a las precauciones generadas por el anterior brote de gripe aviar, los sistemas de salud pública de los países desarrollados están razonablemente preparados para responder a una posible pandemia de gripe (acopio de medicamentos antivirales y todo tipo de medidas ya planificadas). Por otro lado, también afortunadamente, no estamos ante un virus altamente letal como lo demostró ser la gripe aviaria H5N1. Sin embargo, el nuevo virus (del subtipo H1N1) tiene una mayor capacidad de transmisión de humano a humano, al haberse combinado cepas de cerdo, de aves y de humanos y, de hecho, la OMS (Organización Mundial de la Salud) ya ha notificado el grado de alerta 4 (sobre una escala de 6), es decir, un nivel de alerta superior al que se estableció para el brote de gripe aviar de hace cuatro años. Ello supone que, más allá de tratar de minimizar su extensión, que no puede impedirse, los esfuerzos deben concentrarse en mitigar los efectos.
El contagio de humano a humano se produce de la misma manera que la gripe estacional, esencialmente por vía respiratoria, mientras que el consumo de carne de cerdo puede considerarse seguro.
En los casos descritos de gripe aviaria H5N1, cuya infección resultó letal en más del 50% de los casos, la transmisión de humano a humano se demostró muy poco eficiente. Entonces, quedó latente la preocupación de que en un momento dado se pudieran generar nuevas variantes híbridas de cepas, muy transmisibles y de elevada letalidad. Por suerte ahora, respecto del brote iniciado en México, de acuerdo con los responsables sanitarios de Ciudad de México, los casos letales se han dado en personas que no acudieron a los hospitales hasta estadios muy avanzados de la enfermedad.
Dicho sea de pasada, parece que las autoridades mexicanas tardaron más de la cuenta (semanas) a la hora de detectar/comunicar la nueva cepa del virus.
Desde luego, el aviso de los científicos acerca del potencial de una pandemia de un virus que combine material genético de humanos y animales y con un alto índice de letalidad, sigue en pié. Pero no estamos ante la combinación más temida.