martes, 8 de julio de 2008

En búsqueda de la buena suerte...



















Muchas veces, hemos oído el famoso tópico sobre la buena suerte...que si buena suerte por aquí, que si buena suerte por allá...pero, ¿qué es la buena suerte en realidad?, para los escépticos, para los supersticiosos.

Hay un comentario que me ha parecido muy interesante acerca de este tema y que lo describe un profesor de Universidad.

Lo copio por aquí:

En búsqueda de la buena suerte

Por Lucas Montes Valentín


¿Se considera usted una persona afortunada, o mejor dicho que tiene “buena suerte”? ¿O por el contrario es de aquellos que se consideran con mala suerte, con la “macacoa” o simplemente “salado”? Según el diccionario Larousse, la suerte se define como “fuerza o poder que determina ciertos acontecimientos independientemente de la voluntad del individuo”. De acuerdo a esta acepción la suerte es algo que no podemos controlar, al menos en teoría, y que aparentemente es parte de nuestro destino desde el día en que nacemos. La buena o mala suerte, tiene el poder de transformar lo improbable en lo posible, hacer la diferencia entre la vida y la muerte, la recompensa y la ruina, la dicha y la aflicción. A todo esto hay que recordar que las personas desde tiempo inmemoriales, han buscado siempre una manera efectiva de mejorar su buena fortuna, y se han valido de patas de conejo, tréboles, resguardos, talismanes, hechizos y cosas tan simples como “tocar madera”. La mala suerte puede venir de supersticiones tales como caminar debajo de una escalera, puesto que el triángulo que se forma es una alegoría de la santísima Trinidad y romperla traería la desgracia, el número 13 de la última cena donde había 13 comensales, derramar sal, del tiempo en que la sal era una ingrediente tan vital que no se podía desperdiciar, y así como tantas otras supersticiones de tiempos en que la ciencia estaba en sus orígenes y que en realidad no tienen validez.

El psicólogo Richard Wiseman, mediante estudios recientes, ha comprobado que la buena suerte no es algo que viene por cábalas, amuletos, hechizos, ni de probabilidades al azar. Tampoco es algo que viene predeterminado desde el nacimiento de cada individuo. No hay nadie que nazca con buena ni mala suerte, aunque la astrología predique o “prediga” lo contrario. A pesar de que las personas no tienen conocimiento propio de la causa de su buena o mala suerte, son sus actitudes y comportamiento los que son responsables de su fortuna. Por ejemplo, en un experimento, éste psicólogo reunió dos grupos de personas, unas que se consideraban a sí mismas con buena suerte y otras que se consideraban con mala suerte. A ambos grupos se les dio un periódico y se les dijo que contaran las fotos en total. En promedio las personas con “mala suerte” tomaron un total de dos minutos en contar las fotos, mientras los que tenían buena suerte sólo tomaron unos segundos. La razón fue simple, en la segunda página del periódico había un mensaje que decía: “Pare de contar, hay 43 fotos en este periódico”. Además, a mitad del periódico había otro anuncio que decía: “Pare de contar y dígale al experimentador que vio este anuncio y gánese $250”. Estos anuncios estaban en letras grandes y cubrían casi media pagina, pero solo los que se consideraban con buena suerte lo vieron y los otros que se consideraban con mala suerte, al estar ofuscados contando fotos perdieron la oportunidad. Pruebas de personalidad revelaron además que las personas que se consideran con mala suerte son generalmente mucho más tensas y ansiosas que la gente afortunada. Otras investigaciones han demostrado que la ansiedad interrumpe la habilidad de las personas para darse de cuenta de lo inesperado. Así es con la suerte, la gente “no afortunada” pierde las oportunidades del azar pues están buscando algo diferente. Son de los que van a las fiestas buscando su “pareja perfecta” y pierden la oportunidad de hacer buenos amigos. Van a los mismos lugares a vacacionar, hablan con las mismas personas, siguen la misma ruta desde y hacia el trabajo y en general siguen una rutina cotidiana donde lo inesperado y el riesgo son mínimos. Una persona “no afortunada” consideraría el haberse roto un brazo en un accidente de auto, como un evento enormemente desafortunado, mientras una persona “afortunada” lo consideraría un evento extremadamente afortunado tomando en cuenta de que pudo haber perdido la vida.

En general, Wiseman concluyó que las personas con buena suerte generan su propia fortuna mediante cuatro principios básicos: son habilidosos en crear y notar oportunidades del azar, hacen buenas decisiones escuchando su intuición, crean profecías que se autocumplen por expectaciones positivas y adoptan una actitud flexible que transforma la mala suerte en buena. Así que si quiere ser una persona afortunada en la vida, empiece por olvidar las supersticiones y deshacerse de los llamados amuletos, talismanes y demás supercherías. Tome una ruta diferente de vez en cuando desde o hacia su trabajo, sea más abierto hacia las oportunidades que le rodean, no se ofusque en una tarea buscando solo una posible solución a un problema, trate de abrir más su círculo social y de amistades entablando conversación con otras personas, vea los malos momentos en su vida como experiencias donde se adquiere sabiduría para enfrentar retos futuros, y finalmente, siempre vea el lado positivo de las cosas. Buena suerte.


Así que básicamente, si somos positivos obtendremos mejores resultados y las experiencias no tan gratas nos sirven como cicatrices para enfrentar retos futuros.
Muy bueno.

Y LO DICHO ZIGGY: ¡¡¡BUENA SUERTE EN DENIA!!!

1 comentario:

  1. eso ziggy espero que te vaya todo de puta madre y que sea lo que tu desees ya que te lo mereces, por tu teson y tu cabezoneria,en fin que te vaya bonito,precioso y al yugu tambien ya que lo tiene un poco dificil con el master del universo pero seguro que lo consige es un ganador nato,menos en el futbol sala, un apoyo desde la sombra chao....y luego que se page lo que debe el yogu

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