lunes, 22 de junio de 2015

LA GATA SOBRE EL TECLADO. Secretos




Mi madre tenía un secreto y me lo contó cuando yo tenía quince años. Era un secreto doloroso, cruel, terrible, que ella no pudo olvidar durante el resto de su vida. Mi padre también tenía un secreto que nunca nos quiso contar. A menudo decía que se lo llevaría con él a la tumba. Y se lo llevó. Pero años después mis primas me lo contaron. Era un secreto de vida o muerte, un secreto que él no quiso contarnos para no influir en nuestra forma de pensar. Afortunadamente, fue vida.
¿Guardáis vosotros algún secreto? ¿Todavía no? Posiblemente, quién no tiene un secreto a buen recaudo es que aún no haya vivido lo suficiente. Yo ya llevo un trecho de vida y confieso que guardo algún que otro secreto, algo que quizás lleguemos o no a contar pero que, por ahora, habita en ese rincón oscuro y profundo de la memoria donde permanece aquello que, quien sabe por qué razón, no queremos contar.
Secretos profundos como simas angostas, secretos que se convierten a veces en compañeros indeseables pero muy fieles. Secretos que podrían hacer girar la rueda de la historia como una noria. Secretos inconfesables, no por perversos, sino por dolientes. Secretos inolvidables, no por fascinantes, sino por insoportables. Secretos ocultos en los pliegues de la piel, enmascarados en sonrisas huecas que al final se han transformado en sonrisas verdaderas.
Y secretos hermosos como luces que, de pronto, hacen estallar la oscuridad en mil pedazos. Secretos del pasado que ya a nadie importan y que, sin embargo, mantenemos confinados a cal y canto. Secretos dulces como nubes de algodón o agrios como limones, o amargos como cerveza negra.  Secretos que, a pesar del paso erosionante del tiempo, permanecen guardados entre líneas, emboscados entre otros más anodinos, entre aquellos que no dejan huella y llegan a confundirse con todos.
Secretos ajados pero aún supervivientes. Secretos que nos acompañarán hasta el último suspiro, que hemos guardado durante años con voluntad obsesiva, eso sí, dejando pistas aquí y allá, como los niños del cuento dejaban miguitas de pan para no perderse. Pistas que, sin duda, el viento del tiempo borrará más pronto o más tarde. Secretos -algunos- maravillosos donde correr a refugiarse cuando la realidad se hace insufrible. Secretos que nos recuerdan, ahora que ha llegado la hora de la invisibilidad, que algún día fuimos objeto de deseo.
¿Guardáis algún secreto?

18 comentarios:

  1. Sí, haberlos haylos.
    Salu2 sin secretos.

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    1. Qué bien que los haya. Siempre habrá alguna parte de nuestra historia que permanecerá en la sombra para os demás.

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  2. Algunos tan tan secretos, que pasan a mejor vida olvidados en una montaña de candados y lacre... Y dejan de ser secretos para ser "cosas que no quise contar y que acabé olvidando". Y en tal caso... ¿existen de veras?

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    1. Existen, claro que existen. Y si se van olvidando es que no son grandes secretos que dejaron huellas en la piel ¿O si?

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  3. Siempre habrá un cofre de los secretos, forman parte de nuestro yo más profundo, quizá de nuestros miedos, errores y quién sabe que cosas más, pero son eso....secretos....con ellos ¡hasta la tumba o hasta el olvido!

    Un lunes de "secretos" perfectamente guardados y expuestos...

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    1. Me encanta. Me gusta esa parte de nosotros mismos o de nuestra historia que no queremos desvelar. Dormirán con nosotros el sueño de los justos y se los tragará el olvido.

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  4. Secretos o esa celosa intimidad, porque es peligroso ser totalmente transparente, tras una delicada celosía traslucida como mínimo debe mostrarse nuestra vida, ese toque de misterio nos protege, si no, touché directo al corazón.

    Besos en secreto.

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    1. No lo has podido decir mejor. Secretos para protegerse, para dejar de ser transparentes, para guardar algo para nosotros mismos. Son necesarios.

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  5. Eso me gusta. Hace que una persona tenga más misterio. Por cierto, tengo algo pendiente tuyo por leer pero es que no está siendo un buen mes. A ver si busco un hueco.

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  6. Sssshhh!! No lo cuentes, es secreto!

    Antes creía que cuando un amigo te contaba un secreto había que callar y no contárselo a nadie; con el tiempo me he dado cuenta que siempre que alguien te cuenta esta haciendo una especie de cura, de purga y que lo realmente quiere es que tu lo cuentes, que salga a la luz para quedar libre de su influjo.
    Un abrazo

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    1. Tienes toda la razón. Cuando realmente queremos que un secreto no se sepa, no lo contamos a nadie, a veces incluso tardamos en confesárnoslo a nosotros mismos.

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  7. Sabes?
    Desasirse de algunos secretos, hacernos visibles en parte de nuestra vergüenza, fragilidad o fracaso es muy liberador.
    Tener secretos nos balancea entre el miedo y la seguridad; guardar los de otros, también. Somos profundamente humanos en nuestros secretos.
    Y algunos secretos... bueno, benditos secretos.
    Preciosas tus palabras.
    Un abrazo y feliz verano

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    1. Hola Nepalí. Mi fragilidad y mis fracasos te aseguro que son públicos totalmente. Pero hay vivencias, hay recuerdos, hay cosas que prefiero guardar en el cofre de los secretos. Gracias por tus palabras. El verano, trabajando. No hay otra.

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  9. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  10. Hay algunos secretos, que parecen conformar y definir otra vida paralela, en otra dimensión, en la que se convierten en realidades, deseos, temores, .... nuestro equilibrio consiste, tal vez, en vivir y verbalizar, a su vez, en esta realidad que compartimos en este segundo, los secretos de esos otros mundos en donde llevamos otras vidas simultáneas. Porqué no?
    Texto impecable y precioso.
    Nos vemos, un abrazo!!!

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    1. Hola Latour. Somos una y muchas personas a la vez. Y los secretos están en todas esas vidas. Gracias y feliz verano.

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  11. ¿Secreto?... ¡Chss!

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