Llegan en bandadas y de pronto,
sorprenden en los oidos sus chirriantes llamadas. Rasgan el aire con sus griterios. El calor llega para quedarse, y estos veloces y
elegantes pobladores de los cielos de primavera alegran mi espíritu y me
devuelven algo salvaje y profundo, algo que me conecta más aún con
raices eternas, casi olvidadas.
De
todos los sabidos episodios que marcan en la memoria las estaciones y
los tiempos, los años y los recuerdos, estos son de los más simples y de
los que más emoción despiertan en mis sentidos.
En
ciudades y pueblos, surcando como saetas negras la inmensidad del azul y sus nubes, su aguda y estilizada silueta traza en el aire todas y cada
una de las leyes de la aerodinámica, haciendo gala de un dominio de su
medio sólo al alcance de unos pocos elegidos.
Este
año en cambio, mezclada a la alegría inmensa de oir y sentir su
presencia en el cielo de los días y las tardes primaverales, traen a mi
memoria sin saber porqué la dolorosa certeza de una ausencia.
Mirando a los oscuros vencejos sé que él me mira tranquilo desde allá arriba, desde algún jirón de las nubes lejanas. Escucho los gritos de los vencejos y su mirada dulce y azul inunda mis recuerdos.
Buen fin de semana Calados.
Emilio
Buen fin de semana Calados.
Emilio
¡Llega el verano, por fin!
ResponderEliminarSalu2 volantes.
Sí, eso también desde luego.
EliminarPero me da a mí que no vives por mi tierra, porque aquí el verano es lo que tenemos siempre, por mucho que a algun@s, nos guste más bien poco.
Recuerdo como tu, mis tardes de verano, en mi balcon de niña .Es ahi, donde recuerdo los pajaritos, que por otra parte no me suelo fijar en ellos demasiado. Pero se que a ti siempre te han gustado y sus gritos anuncian las vacaciones que en la infancia, son tan bonitas y apetecibles. Es un bonito recuerdo y una maravillosa fotografia. Ahora, añadimos a ese bello espectáculo, un recuerdo, una nostalgia, unos maravillosos ojos azules como los tuyos que nos miran desde arriba....Gracias y un fuerte abrazo.
ResponderEliminarAsí es. Confío muchas veces en esa mirada atenta, desde donde sea, tranquilo y seguro de ello.
EliminarUn abrazo fuerte!
Emilio, te estoy leyendo desayunando frente a la ventana y tu bella imagen se ha desdoblado literalmente en dos imagenes en dos ventanas, la del portatil y la de mi comedor y ahí estoy viendo revolotear a esos vencejos y demás parentela de un lado al otro y vuelta. También me has hecho bailar mis recuerdos por el cielo o el infierno de mi pensamiento y cuando se ponen a volar van unos persiguiéndose a otros, lo que me lleva al recuerdo de la caza en parany de mi tío (pajaritos para concurso de cantos).
ResponderEliminarBesos al vuelo.
Mirarlos resulta casi hipnótico. Mezclada su visión con sus llamadas, para mí, el espectáculo, no tiene precio.
EliminarSeguir con la mirada el al parecer errático vuelo y dejarse llevar....
ResponderEliminarUn saludo
Exacto. Dejarse llevar y admirar y envidiar tanta perfección y humildad. Un pájaro tan discreto y anodino y en cambio, cómo juega en el aire y con el aire... Qué envidia para el hombre y sus intentos siempre pretenciosos y siempre excesivos de conseguir algo que para ellos resulta tan fácil.
EliminarUn saludo de vuelta.
Una preciosa imagen moteada por unos pájaros negros, que al parecer, son protagonistas de tus recuerdos...el sabor hondo y nostálgico de la infancia, nos arrastra por ese cielo de ocaso, creo apreciar, en busca de miradas que se han instalado allí para seguirnos mejor desde las alturas.
ResponderEliminarAbrazos
Así es. Siempre que por una cosa u otra levanto mis ojos y miro al cielo, (costumbre por cierto que recomiendo) resulta natural e inevitable para mí el pensar en esa otra mirada...
EliminarAbrazos también para tí.
Yo recuerdo que me quedaba extasiada mirando la bandada cambiando de forma, moviéndose todos a una. Era un espectáculo y una absoluta escandalera. Pero creo que aquellos eran los muy cuestionados y perseguidos estorninos...Es uno de esos recuerdos del dia a día, de primavera a primavera.
ResponderEliminarBonita imagen y preciosas palabras para tu añoranza. La certeza de la ausencia....
Un abrazo Emilio
Si, esos son los estorninos que ciertamente, evoluciona como un todo. Y no creas, sus danzas sincronizadas también son sin duda todo un espectáculo. Por desgracia, estos pájaros han sido muy mal tratados en las "urbes" modernas, demasiado "sucios, ruidosos y molestos" para nuestra forma de vida. Así que de esos vuelos, ya pocos se ven en mi ciudad al menos. Pero en cuanto uno se adentra en zonas rurales o de la periferia, puede seguir disfrutando de esas masas que parecen cobrar vida a la hora de ir o venir en grupo desde o hacia los dormideros. La añoranza..., pues con ella me quedo. Gracias Nepalí!
ResponderEliminarHay tantas cosas que, de repente, abren las cajas de los recuerdos... Y son esas pequeñas cosas que en su día pasaron inadvertidas y ahora nos llenan de añoranza. En nuestro barrio, al amanecer, sólo se escucha el "ruido" de los pájaros ¿Te has fijado?
ResponderEliminarAsí es. Hay un mirlo que me despierta de vez en cuando, posado a saber en qué rama, que me hace tener la ilusión de que vivo en el campo. Y cómo no, los omnipresentes gorriones, a los que adoro...
EliminarBonita melodía mañanera, desde luego.