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Fotografía: Yoél Diaz Galvez |
¡Decidme!, hoy por hoy, quien no
tiene stress?, el que tiene trabajo por temor a perderlo...el que no tiene, por no tenerlo, y ansiedad y problemas, muchos problemas para sobrevivir y no digamos si la situación se complica con
más miembros de la familia. Pasamos por una situación cuya perspectiva no es de mejora inmediata,
más bien lo contrario, Y pese a la situación tan generalizada, no tengo la
impresión que eso motive un sentimiento de solidaridad en nosotros. No dejo de leer misivas contra un sector u otro, dardos envenenados
de esa cerbatana mediática que utilizan algunos para desacreditar cualquier manifestación
reivindicativa, de un sector tan amplio, como son los funcionarios
públicos, por ejemplo y ponerlos a los pies de los caballos.
Este estado de crispación y ensimismamiento, a veces, o pérdida de control otras, no
lo abandonamos cuando emprendemos cualquier actividad rutinaria que nos
permita tener la mente en otro sitio, como en la misma conducción, en ese recorrido diario, solemos poner "el piloto automático" cambiamos
las marchas, manejamos los pedales, miramos, pero en numerosas ocasiones no vemos, porque
los ojos de la atención están en otro lugar, luchando por disipar nuestras preocupaciones. Cuando
vemos las estadísticas de accidentes, siempre encontramos las causas clasificadas friamente, distracción, fatiga, somnolencia, pero.....¿cuál
es la causa de la causa?, ¿qué provoca esa falta de atención, la fatiga, o el
cerrar los ojos unos segundos al volante?, cada uno puede declarar multitud de
justificaciones que no están recogidas en las estadísticas, como tampoco
figura lista alguna de los damnificados por culpa de las medidas de recortes, que ha emprendido nuestro gobierno electo, como cruzada, si a un
caso, figurarán como meros daños
colaterales las personas que se quedan
sin una prestación imprescindible para
seguir adelante dignamente, o la familia que termina en la calle porque el
banco, ese que le ofrecía tantas facilidades, ha ejecutado su hipoteca....pero
sinceramente, eso, ¿a quién le importa?
Desgraciadamente somos testigos o sufridores de las trasformaciones a las que estamos sometidos como cobayas de laboratorio, empujádos por manos que nos dirigen, en una dirección u otra.
Pero seguramente, será la fuerza o energía que salga de nosotros mismos, la que sea capaz de provocar la catarsis social que tanto necesitamos y la que nos empuje a hacer frente a la tempestad, ¡Tenemos mucha capacidad para el sufrimiento, pero también para defender lo que nos importa, más de la que creemos, ¡porque no queda otra! Y aún así, en medio del caos, encontraremos el momento para compartir la calma con los nuestros. No me llaméis utópica, soñadora o ilusa, solo creyente, porque sigo creyendo en el ser humano..
La fuerza capaz de lograr la transformación, una metáfora inspirada en el poema de William Blake "Tyger"poema confuso y enigmático, como es ahora mismo nuestro futuro..
Saludos Calados y lectores
Las Gemelas del Sur