Conductoras Suicidas: Disidente cuerdo

Carta a un imbécil:

Querido imbécil: No llegarás a comerte las próximas uvas, porque de aquí a un año estarás muerto. Y cuando digo muerto quiero decir muerto de verdad, criando malvas para los restos. No palmarás, te lo comunico, de forma heróica, ni útil, ni siquiera natural. Habrás fallecido estúpidamente, a 180 y en un cambio de rasante, o una curva, justo cuando pongas para tí mismo cara de duro de película y metas gas, intrépido, jaleado por música imaginaria o real, creyéndote el rey del mambo.
Lo peor del asunto, discúlpame, no será tu pellejo; que al fin y al cabo -salvo para tí mismo y algún familiar- no valdrá gran cosa al pecio al que lo vas a vender. Lo malo es que te llevarás por delante, quizás a gente que no tiene ningún interés en acompañarte en el viaje......

Arturo Pérez Reverte

¿Tiene derecho el imbécil a hacer lo que hace?.¿Qué es lo que motiva a alguien a comportarse de una forma gratuitamente arriesgada en la carretera?

¡No nos digáis que las prisas! ¡Es una pobre excusa con claro trasfondo de estúpidos complejos!.

Poniéndonos en la piel del "conductor suicida", desconocedor de su condición, podemos pensar que necesita emociones fuertes, descarga extra de adrenalina, emoción "a tope" de gas.

Yendo un poco más allá, nos arriesgamos a decir, que quien actúa con la insensatez por bandera, es alguien, que intenta demostrarse a sí mismo y a los que lo juzgan, que sin duda lo hacen, un valor desaprovechado, un vana necesidad de ser "héroe". Esta sería una explicación para una persona pusilánime, "sin lugar en este lugar". La verdad, una ridícula explicación a una vida falta de otras emociones, emociones de las que hinchan el alma y te hacen sentir querido, aceptado, comprometido, ocupando un sitio y un espacio, poco a poco conquistado.

Podemos esforzarnos y divagar diciendo, que quien pisa el acelerador"a fondo", es alguien que lo ha probado todo, poniendo el listón de la insensatez en lo más alto, alquien que ha consumido emociones, como se consume droga, por una necia diversión o para evadirse de su vacía existencia, pero a este personaje, se le ha olvidado mirar hacia las pequeñas cosas, esas sutilezas que hacen despertar "el clik de la vida". "Mi vida es sagrada, la de los demás, también".No es nuestra intención ponernos filosóficas, allá cada cuál con su conciencia y sus elecciones, cada acto tiene sus consecuencias. Todo lo contrario, queremos hacer un llamamiento a todos "los imbéciles" de las carreteras para que disfruten del asfalto compitiendo de igual al igual y abandonen "la imbecilidad en los circuitos".

Deseamos proporcionarles una alternativa a la ingesta de "superadrenalina", sugiriéndoles; deportes individuales cargados de emoción, viajes multiaventura, donde la supervivencia es el objetivo, en el Amazonas, en el Polo Norte, conviviendo con mosquitos, con malaria, o fundiendo el hielo a -40º. A esos queridos imbéciles que utilizan la velocidad como excusa, les diriamos que no lo hagan para huir de algo que les seguirá donde vayan; su particular equipaje, del que no se podrán librar, si no están muertos, y que en no pocas ocasiones, arrastrarán en su viaje, suicidios involuntarios.

¿Velocidad.........?¡Sí!pero como dijimos en nuestra declaración de principios, ¡Sin llevarse a nadie por delante!.

Queridos lectores/as de calados, ¿caeríais en la tentación de elegir "ser un imbécil"?

Te diré que en esta sociedad prisionera en que me encuentro no dejaré que me pongan límites. El precio por mis conquistas y metas lo pongo yo. El límite yo lo establezco. No creo que todo el mundo pueda estar en el mismo saco. Nadie mejor que yo conoce mis limitaciones y mis capacidades que pongo en acción, ejerciendo perfecto control. No me llames imbécil, llámame disidente cuerdo.

¿A qué precio pones tu libertad?

Besos cargados de adrenalina.

Las gemelas del Sur.

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