Le dimos tres vueltas, tal vez cuatro, mostrando un exceso de cariño por la pieza que sutilmente se deslizaba por la superficie de la mesa, a pocos centímetros de ella, el resto de la Gioconda, se ríe sin sonrisa, ni palabras, esperando ansiosa sus labios liberadores. El puzzle a falta de una pieza es tan expresivo como su dueña.
Sin sonrisa la Gioconda está coja.
ResponderEliminarBesos.
Muy buenos días Toro... ¿coja?... y muda, y perenne e intraquila??...
ResponderEliminarBesos!!! ;))
es que de hecho nunca llega a sonreír...
ResponderEliminarSaludos, buenos días.
Tranquila si que se la vez...
ResponderEliminaruna estampa muy bonita la que nos describes hoy e incluso hasta navideña...
ResponderEliminarbesazos Arwen¡¡¡¡¡
La mirada de la Gioconda, también sonríe, su mirada cómplice guarda en su pupila izquierda, el secreto mejor guardado,su identidad.
ResponderEliminar...Al menos eso sostienen algunos entendidos...
Abrazos a pares
Nunca he visto el cuadro al natural, pero siempre me ha parecido que su sonrisa es un reto del autor a todo el tiempo pasado, presente en su época y futuro. Rebosa ironía. Tal vez Leonardo encontró el sentido de la vida y nos lo trasmitió a través del rictus de sonrisa de su dama.........
ResponderEliminarDe una u otra forma, creo que la Gioconda nos hipnotiza a todos... esa pieza, ese encaje a su puzzle perfecto lo hace más perfecto si cabe todavía.
ResponderEliminarUn beso gigante a todos y gracias por pasar. ;)
Arwen