Una historia os voy a contar de una amazona que no sabía montar.
Ese reto quiso superar para cabalgar junto a sus hermanas y amigas de su clan.
Ese reto quiso superar para cabalgar junto a sus hermanas y amigas de su clan.
Ese afán le dominaba al contemplar las verdes y grisáceas praderas que tristemente habían quedado reducidas y amuralladas por una fagocitaria civilización, sin embargo todavía eran capaces de provocar su irremediable instinto del dominio del espacio en toda su extensión.
La hechicera de la tribu le fue a preparar una sarta de sortilegios y encantamientos que sabiamente aplicó con su báculo de ternura y paciencia infinita. Las precisas palabras que pronunciaba se introducían convertidas en espirales arremolinadas que se iban encauzando por los laberintos de sus orejas y alcanzaban certeramente su entendimiento.
La amazona asentía, tenía el alma en vilo, preparada para ejecutar los requeridos movimientos. Su pie apretaba el apoyo de su montura y su mano acariciaba las guías de la dirección sin ningún titubeo, dispuesta a comenzar su andadura. Mientras la hechicera posaba su mano debajo de la pequeña nuca de su pupila, asiendo su cuello, le infería la confianza suficiente para sentir el movimiento de su cuerpo, buscando el equilibrio con su montura, descubriendo cada acción y reacción contrapuestas.
Este baile se repetía una y otra vez, aprendiendo a resolver el juego sin ayuda, a predecir movimientos y a responder sin sobresaltos. Cuando por fin, callaron las palabras, solo oía el viento; desapareció la confiada mano, sola se enfrentaba a su experiencia.
La profética caída tenía que suceder irremediablemente, estaba escrita a perpetuidad en este rito de iniciación y era la única parte que lograba alojar la firme decisión de proseguir con la aventura. Si este evento fallaba, el sortilegio desaparecía, ya que la clave se encontraba en caerse para volverse a levantar.
La decidida voluntad hizo desvelar el mágico momento final. La mirada en el horizonte, la dirección fijada en perfecta combinación con el equilibrio, dos seres compenetrados, conviertiendose solo en uno; la fuerZa y el esfuerzo traducidos en movimiento, la velocidad conquistando el espacio, el placer de surcar el camino.
Con este apoteósico final, el rostro de la hechicera era pura poesía, satisfecha por haberle conducido por el trayecto del aprendizaje, por haberle impreso una huella imborrable.
Su trabajo había concluido por hoy.
Decidida a conseguir un "verano azul" para la pandilla de su tribu, tienta la curiosidad, preparando una nueva montura, esta vez destinada a un niño. Elegida de color azul, cuadro con barra horizontal, ruedas todo-terreno, atractiva como la miel a la mosca, capaz de despertar el sueño de aprender a montarla.
De nuevo preparada a orquestar el sortilegio del aprendizaje.
La hechicera de la tribu le fue a preparar una sarta de sortilegios y encantamientos que sabiamente aplicó con su báculo de ternura y paciencia infinita. Las precisas palabras que pronunciaba se introducían convertidas en espirales arremolinadas que se iban encauzando por los laberintos de sus orejas y alcanzaban certeramente su entendimiento.
La amazona asentía, tenía el alma en vilo, preparada para ejecutar los requeridos movimientos. Su pie apretaba el apoyo de su montura y su mano acariciaba las guías de la dirección sin ningún titubeo, dispuesta a comenzar su andadura. Mientras la hechicera posaba su mano debajo de la pequeña nuca de su pupila, asiendo su cuello, le infería la confianza suficiente para sentir el movimiento de su cuerpo, buscando el equilibrio con su montura, descubriendo cada acción y reacción contrapuestas.
Este baile se repetía una y otra vez, aprendiendo a resolver el juego sin ayuda, a predecir movimientos y a responder sin sobresaltos. Cuando por fin, callaron las palabras, solo oía el viento; desapareció la confiada mano, sola se enfrentaba a su experiencia.
La profética caída tenía que suceder irremediablemente, estaba escrita a perpetuidad en este rito de iniciación y era la única parte que lograba alojar la firme decisión de proseguir con la aventura. Si este evento fallaba, el sortilegio desaparecía, ya que la clave se encontraba en caerse para volverse a levantar.
La decidida voluntad hizo desvelar el mágico momento final. La mirada en el horizonte, la dirección fijada en perfecta combinación con el equilibrio, dos seres compenetrados, conviertiendose solo en uno; la fuerZa y el esfuerzo traducidos en movimiento, la velocidad conquistando el espacio, el placer de surcar el camino.
Con este apoteósico final, el rostro de la hechicera era pura poesía, satisfecha por haberle conducido por el trayecto del aprendizaje, por haberle impreso una huella imborrable.
Su trabajo había concluido por hoy.
Decidida a conseguir un "verano azul" para la pandilla de su tribu, tienta la curiosidad, preparando una nueva montura, esta vez destinada a un niño. Elegida de color azul, cuadro con barra horizontal, ruedas todo-terreno, atractiva como la miel a la mosca, capaz de despertar el sueño de aprender a montarla.
De nuevo preparada a orquestar el sortilegio del aprendizaje.
Garuda from Andres Salaff on Vimeo.
Queridos Calados y Lectores, decidnos, ¿cómo fue vuestra primera vez...en bicicleta?
Ciertamente no me acuerdo, tengo muy mala memoria, pero seguro que más de una vez me pegue un buen golpe, pero en eso consiste no? en caerse y volverse a levantar, como bien dice el relato... lo bueno que una vez aprendes a montar en bici ya no se te vuelve a olvidar ;P
ResponderEliminardirty saludos¡¡¡¡¡¡¡
Que bonito texto Gemelas, he disfrutado cada palabra y cada movimiento con la protagonista...
ResponderEliminarY sobre mi primera vez en bicicleta, recuerdo que fue hace muchos, muchos años...casi que érase una vez...ja,ja... cuando mi padre me enseñaba a montar en bici y el pobre se desesperaba, recuerdo que tenía miedo a que me soltara y él me decía que no me preocupara que yo sólo mirara hacia adelante y mantuviera el equilibrio y así lo hice, cuando me di cuenta me sonreía a lo lejos y yo iba pedaleando sóla sobre la bici, con mi coleta al viento...sentí una sensación de libertad increíbles...
Lo de las rodillas peladas ya es otra historia...ja,ja...
Besotes y cuando alguna vez la cojo todavía y salgo por ahí con mi enano y su padre me entanta sentir el viento en la coleta...supongo que algo de ese momento se ha quedado ahí para disfrute eterno.
Besotes x 2 y ha sido un viaje magnífico...gracias por hacérnoslo recordar.
Muakssss
Arwen
Yo he pasado los mejores tiempos de mi vida subido a una bicicleta y haciendo caballitos...de eso tengo un recuerdo el la barbilla de esos de para toda la vida...porque me escalabré claro jaja...ay que tiempos.
ResponderEliminarMe ha gustado Gemelas.Abrazos pa tossssssssssss
Aprovecho chic@s para comentaros que Mar, desde el blog La Bitácora, nos ha invitado a "confesarnos" con un cuestionario para el que nos ha nominado. Por mi parte yo ya lo he hecho...si a alguien más del equipo Calado le apetece desnudar su alma...que pase por allí, qu el reto está servido!. :D
ResponderEliminarBesos a todos!
Arwen
Oh!!Dirty, muy pequeño deberías de ser para no acordarte, pero este aprendizaje se queda grabado a fuego y aunque pasen muchisimos años sin haber montada en bicicleta, resurge casi como el primer día, solo falta entrenarse un poco y a "volar".
ResponderEliminarAy!! Arwen, está inspirado el texto en el aprendizaje con nuestros hijos, en el que volvemos a experimentar la niñez y revivir en ellos esa mágica experiencia. Esta vez empleamos una técnica nueva, coger al niño por el cuello desde la nuca, no el sillín de la bicicleta, de ese modo aprenden a guardar el equilibrio por si solos, más rápidamente.
El día en que consiguen pedalear solos, no se olvida, en el caso de mi hija mucho menos, aprendió el día europeo sin coches y quedó marcado en el calendario.
Compartimos también contigo el placer de pasear con la familia, un especial pelotón compenetrado.
Besos redondos.
Yo no tengo hijos pero si que saco a pasear la bici o mejor dicho me saca ella a pasear a mi jajaja y no digamos en otros paises como Amsterdam donde todo el mundo va por ahí sin contaminar,disfrutando del pedaleo y haciendo ejercicio para no echar tripa.Fredysaludos.
ResponderEliminarTe imagino un inquieto Peter Pan que pedaleaba más rápido que su propia sombra, dejándola atrás. A tí también te ha dejado una huella imborrable...en la barbilla, son marcas de nuestra propia guerra infantil.
ResponderEliminarBesos arriesgados.
Aaah¡¡¡Fredy,pero seguro que fuiste niño y te enseñaron a pedalear. Has logrado la compenetración completa con tu bicicleta, unos días mandas tu y otras ella, un buen duo; tu cuidas tu forma y ella no se oxida ni anquilosa. Perfecto!
ResponderEliminarBesos a pares.
Precioso relato gemelas, tierno y no exento de magia. Un placer de lectura.
ResponderEliminarBesos y abrazos.
Mi primera vez en bicicleta no fue traumatica, más bien lo tome con calma, primero empecé con las rueditas del triciclo, a la semana mi papa se las saco, y desde ahí que no se me olvida andar en bici, jejeje
ResponderEliminarBesos para todos
Gracias por tus elogios, Moderato, nos han llegado al corazón tus palabras. Con él en la mano hemos escrito el micro y como telón de fondo la mágica y tierna infancia.
ResponderEliminarSi, si..Diego, las salvadoras ruedecitas que poco a poco nos subían del suelo, hasta aprender a enderezar la bicicleta, llegando a incorporar un automatismo más, tal cual como el andar. Muy bien expresado, "andar en bici", nos lo apropiamos con tu permiso.
Un par de besos a los dos.
...caida, tras caida...pero al final lo conseguí¡ Gracias por regalarnos este delicioso minuto de video. Cordial saludo, Arwen.
ResponderEliminarRamón
No me des las gracias a mi Ramón, dáselas a nuestras Gemelas del sur que nos las artistas de esta creación. ;)
ResponderEliminarUn beso.
Ramón, recogemos tu agradecimiento de las manos de Arwen. Descubrimos en este vídeo una metáfora sobre el proceso del aprendizaje, la curiosidad que lo inicia, el esfuerzo en la búsqueda del camino y la transformación liberadora y conquistadora. Nos encantó.
ResponderEliminarBesos.
Jo, pues mi estreno en bici, fue a espaldas de mi madre, que era muy protectora... así que de estrangis con la bici de los demás, así que me convertí en amazona, ya mayorcita, en fin... eso sí, la sensación, como la que se experimenta viendo este fantástico vídeo y leyéndoos.
ResponderEliminarGracias por las alas de hoy, Gemelas. Besitos desde el sillín ;P
Nunca es tarde, cuando la dicha es buena. Es un mérito aprender esta destreza pasada la infancia, pero con una actitud emprendedora como la tuya, el aprendizaje es un reto continuo en la vida, y siempre nos debemos fijar metas. La sensación de alcanzarlas es indescriptible, aunque el vídeo es un buen apunte de ello.
ResponderEliminarBesos desde la bici, sin manos...sin ... ¡Que nos la damos! Muaksss, Niña del Sur.
Que buenoooo... toda una experiencia eso de montar en bici si!
ResponderEliminarEnfin, a mi me enseñó la vecina de mi abuela, con quien veraneaba, vamos una gran experta porque se dedicó a enseñarle a todo el vecindario.... y menos mal!
Ella nunca te decía te vas a caer! fue estupendo ;)
Besos abisales
Abismo, que sorpresa, desconocíamos que la hechicera se encontrara en tu barrio. Ella sabía que era fundamental la confianza y os transmitía seguridad. Sería una delicia moverse por el pueblo en plan tribu con vuestros caballos de hierro.
ResponderEliminarBesos exploradores.
Ja! La primera vez en bici, me caí un ostión que casi me quedo sin dientes! La segunda vez fué mejor... :D:D:D
ResponderEliminarMe gusta como os quedó el relato, todo una metáfora.
Bss y bss.
Pd: siento el retraso en la visita, pero lo impotante es que llegué...
Te echabamos de menos, Mar. Bienvenida al club de los aprendices a montar en bicicleta. Creemos que todos los que hemos pasado por ese aprendizaje, nos hemos caído de una manera u otra y la gran mayoría hemos vuelto a levantarnos para seguir. El querer es poder y la experiencia hace maestros y fíjate, mi madre decía "quien dijo miedo, habiendo hospitales"...menudo empuje nos daba!
ResponderEliminarBesos a pares.
Gemelas, hay días que ando algo liada y no llego cuando quisiera :)
ResponderEliminarBss y bss.