martes, 23 de noviembre de 2010

SÓLO UNA CALADA MÁS: El hombre del banco: Algunos hombres buenos.


Muy buenos días, amigos, Calados y lectores:

Volvemos un nuevo martes a las teclas para traer hasta estas Caladas literarias a un personaje entrañable que últimamente se ha visto merodeando por Madrid. Con todos vosotros, El hombre del banco en Algunos hombres buenos.

¡Disfrutadlo!


EL HOMBRE DEL BANCO: Algunos hombres buenos.

Amanece despacio en el parque de la gran ciudad, el sol se cuela sin prisas entre los entresijos de las hierbas, para zarandear las pocas flores que ha dejado el otoño y hacerse paso entre el paisaje. Al fondo del pasaje principal, donde los olivos urbanos serpentean el camino, se puede divisar con claridad el mismo banco público de siempre, aquel que tantas veces acomoda y da hogar al hombre del banco. Rodeado por un escenario envidiable de Lirios y otras flores de invierno el aroma a lavanda y romero se hace evidente tras el frío nocturno y bajo el telón de una gruesa manta el hombre del banco permanece inmóvil sólo acompañado por su incesante respiración, hasta que puntual a su cita, como un reloj regalado por la naturaleza, los rayos del sol cubren su cara invitándolo a seguir vivo y a no perderse nada...


Presiente que hoy será un gran día, de esos que no se olvidan fácilmente, que marcan y que dejan huella interior, así que sin saber muy bien ni como se calza sus únicos mejores zapatos y persiguiendo sus propias huellas se deja llevar por el asfalto obedeciendo sólo a sus pasos. No ha caminado mucho cuando se topa de bruces con una Fiat Ducato, aparcada en la puerta de una sala de conciertos y cargada de instrumentos donde sus ocho pasajeros al verlo lo reciben entusiasmados y no dejan de elogiarlo por su puntualidad y por su acogimiento, ante tal situación el hombre del banco se abraza a todos ellos y se siente tan complacido que se decide a acompañar a aquellos desconocidos allá donde vayan. Uno tras otro comienza a subir y a bajar de la furgoneta cargando los pesados artefactos sonoros que van llevando cuidadosamente al interior de la sala y él que ya ha demostrado tantas veces ser un individuo solidario, asciende y desciende del vehículo con la sonrisa puesta y cargando con las guitarras, la batería, micros, cajas, cables, a una velocidad por la que es aplaudido por sus generosos compañeros de viaje. Ya en el interior del local un amable camarero le dispensa una cerveza tras otra insistiéndole mucho en que después del concierto habrá más para él y para sus compañeros del grupo, así que el hombre del banco se regocija entra tanto derroche y desinterés y se toma todas las copas que aquel altruista ser humano le va sirviendo. Aplacada su sed y calmados sus deseos se sumerge entre la multitud del público y disfruta del concierto mientras el resto del integrantes de la banda le hacen señas de ánimo desde el escenario y comentan entre sí lo amable que es el dueño de la sala, que no ha dejado de ayudarles con la descarga de instrumentos y con el montaje y además ahora corea sus canciones... el hombre del banco tan gentil como de costumbre les manda mil guiños desde su parche en el rostro, que levanta y tapa rápidamente en un palmear delicioso de su perfil izquierdo, hasta que de pronto, acierta a ver rodando por el suelo lo que le parece una esfera perfecta, tan impecable, tan brillante como un ojo humano y persiguiéndolo, sale de allí, camina por el paseo General Martinez Campos en dirección a Tribunal y poco antes de cruzar la carretera, la bola se detiene justo al pie de la estatua de un gran hombre, junto a ella, un banco público se le muestra complaciente y tras recoger la juguetona canica de la calzada se recuesta en él a contemplar a los viandantes nocturnos que toman la ciudad con sus pisadas. Cercanos a él camina una expedición humana formada por cinco miembros del público a los que reconoce al instante...con su porte refinado y haciendo uso de una reverencia saluda a las dos damas y saca la lengua a los tres varones, pero ellos parecen no verlo y continúan su trayecto perdiéndose entre los callejones que desembocan en la Gran Vía.


El frío de la noche y el alcohol cabalgando por sus venas le adormecen la conciencia en aquel plácido banco de la capital que sólo es avivada por el sonido del vehículo que frena a dos metros de él y por el que desciende aquel camarero tan cordial que además de servirle copas toda la noche le explica que ha sido una suerte enorme de encontrarlo de regreso al local, después de haber tenido que marchar a toda prisa en mitad del concierto pues así no tiene que volver para entregarles "lo acordado" y acto seguido le coloca en el interior del bolsillo de la americana un sobre repleto de billetes despidiéndose de él en su flamante Audi A7 y dándole las gracias, mientras cerrándose la capota del vehículo, desaparece engullido por la oscuridad.


...Hoy ha sido un gran día, de esos que no se olvidan fácilmente, que marcan y que dejan huella interior, el hombre del banco se descalza sus únicos mejores zapatos y se duerme plácidamente en el banco junto a la escultura...




13 comentarios:

  1. Bueno, ¡que maravillosa sensación de ser primera en algo! Soy la primera comentarista de éste post.
    Acabo de leer que sigue sin resolver el criptex, ahora mismo me voy a leerlo. ¡Qué desafío! ;
    Pasé a decir que como aquí estuvimos de feriado largo (allí le dicen días puente o parecido) no anduve por la blogósfera. Además, hasta hoy, el clima precioso, pero lunes por la noche (aquí es lunes aún) una tormenta fuerte nos hizo regresar a, casi todos, anticipadamente.
    Arwen: ¡Cuánto más miro el blog, más lo admiro! Todo lo que debo aprender aun, ¡madre mía!
    Besazos muchos y abrazos porteños!!!

    ResponderEliminar
  2. Hoy ha sido un gran día también para mí.
    He disfrutado enormemente del relato.
    Te veo a través de lo que escribes y tienes una cabeza privilegiada.

    Besos.

    ResponderEliminar
  3. yo sí lo vi, y le saqué la lengua también... ;P

    Pero ahora mismo no sé que andará tramando, así que espero a sus próximas aventuras que me tienen enganchado... a ver si por fin puede montar Oculoris...

    dirty saludos¡¡¡¡

    ResponderEliminar
  4. Susana, no te preocupes, se te ha echado de menos pero es un lujo tenerte de nuevo por aquí, así que siéntete como en tu casa...que ya sabes que aquí no hay distancias... ;) gracias por tu admiración hacia la página es todo un honor, pero no tienes que aprender nada, sólo dejarte llevar y dar rienda suelta a tu imaginación y creatividad...lo demás llega solo...besos y te leemos en el criptex cuando tú quieras, aún llegas a tiempo... :))

    Toro, me alegra muchíiisimo que lo haysa disfrutado y sí yo estaba dentro de esa historia...ja,ja,ja...me has pillado!. Un beso y mil gracias por los elogios literarios... :D

    Besossssssssssssssssssssssss

    Arwen

    ResponderEliminar
  5. Dirty...ja,ja,ja...vosotros también estáis en la historia... y ya lo creo que le sacaste la lengua.... :D

    Enganchémonos pues a este hombre libre y dejemos que sus andanzas nos lleven hasta Oculoris.

    Besosssssssssssss ;p

    ResponderEliminar
  6. ¡¡¡A-LU-CI-NAN-TE!!!,¿lo he dicho?,pues eso alucinante que cada vez me gusta más este buen hombre,espero Arwen que algún día sus historias cuelguen de la estantería de libros de mi casa.Felicitaciones.Fredysaludos.

    ResponderEliminar
  7. Wowwwwww Fredy, hoy me vais a sacar los colores...¡¡¡menudo piropazo!!! ;) gracias, si nos ha hecho reír y disfrutar este "buen hombre", me doy por satisfecha, creo sinceramente que tiene mucho que ofrecernos....y sí ójala un día nos decore las estanterias...sería señal de que nos ha "calado" hondo.... :D

    Besosssssssssssssssssssss ;)

    ResponderEliminar
  8. Magia! sí, haces magia con las teclas. De nuevo estuve allí, le sentí durante el concierto, rondándonos y bailando junto a nosotros frenético por la música. Y también le ví, junto a esa estatua de nuevo y me guiñó!! curioso el cosquilleo que siento en el estómago...
    Un besazo y hoy, quiero darte las gracias por las sensaciones de este viaje espacio-temporal :))
    Por cierto, qué hará nuestro hombre del banco con una canica y muchos billetes?? :D Tengo muchísimas ganas de saberlo...

    ResponderEliminar
  9. Ja,ja,ja...gracias a ti "dama" Málaga...por sentirlo tan cercano... :D ha sido un placer viajar en el espacio-tiempo junto a él y al resto de la expedición de damas y caballeros.... ;)

    Por cierto...que mira que olvidarnos de comprar algo de lotería en Madrid...ainssssss.... xD

    Besetssss atemporales.

    ResponderEliminar
  10. Grandioso es poco,me parece estar viendo a este hombre por Madrid,me ha gustado musssooooo y como dice la orca bella a ver que pasa con esa canica y esa pasta jajajajajajajaa

    Por cierto jejejeje ¿como vais con el criptex?...muahhahahha

    ResponderEliminar
  11. Sombra, fijaros que el hombre del banco es un poco de todas partes pero esta vez, amaneció en Madrid, es lo que tiene este personaje, sólo sigue sus propios pasos en pos de sus deseos y sus metas...volverá!!!... ;))

    Besos y gracias por quererlo...


    Ahhh y no seas malo que al final te descubriran el criptex...tú dales tiempo...ja,ja,ja...

    ;)

    ResponderEliminar
  12. Cierto que tu implicación en este relato es muy vibrante. Todo parece más cercano y al mismo tiempo intangible.. me encantan esos planos contrapuestos (escenario-sala, luces-sombras)y ese ojo rodando con un significado que desconocemos pero que no podemos dejar de perseguir.
    Me hubiera gustado que el hombre del banco me hubiese sacado la lengua.. Qué suerte la vuestra.
    Besos de "alguna vez lo conoceré".

    ResponderEliminar
  13. Gracias Delio, lo cierto es que nosotros no lo vimos y si que fue él quien nos vio a nosotros... :D es un gran tipo sin dudas!!! así que cuando quieras acércate a conocerlo será un lujo.

    Besos y gracias por pasar a Calarte :))

    Arwen

    ResponderEliminar