LA CAJA NEGRA (II) por DIRTY CLOTHES

Muy buenos días de Domingo amigos, Calados y lectores:

Es para todos nosotros un placer volver a destapar en vuestra compañía nuevos secretos de los que contiene ocultos en su interior LA CAJA NEGRA (II). Secretos oscuros, lumínicos, fantasiosos, esperanzadores y mucho más, pero sobre todo emociones en forma de letras con una carga humana que la convierte cada Domingo en un corazón que palpita. Y para hacerlo bombear, hoy les ha tocado el turno a Isaí Escalada y Carlos González, más conocidos entre nosotros como Dirty Clothes, del blog Dirty Clothes Clean at home, encargados de hacer circular la sangre por todo el sistema linfático de Calados, recorriendo todos nuestros capilares sin excepción, en esta telaraña tan extensa que nos recorre a todos, amigos, Calados y lectores, para Calarnos hondo y no dejarnos indiferentes.

Pero antes de proseguir, me vais a permitir que felicite tanto a Dirty Clothes, autores de la edición de hoy, como a todos los que con vuestra tecla, habéis y estáis dejando huella impresa en esta Caja Negra que construimos entre todos. Y a los que nos leéis y que todavía no lo habéis intentado, deciros que el ciclo sigue abierto, que participar es muy sencillo y que será un placer que nos acompañéis en esta aventura literaria. Para más información, podéis leer las bases aquí.

Y tras este inciso, vamos con DIRTY CLOTHES, magos de la viñeta, padres de nuestros queridos Rufianes, cotrometrajistas al otro lado de la lente..., con un blog que bien merece la pena visitar y que a cambio, sólo nos constará una sonrisa.

Con ellos y con su POLAROID, vamos a disfrutar de la revelación de hoy.

¡Disfrutemoslo!

POLAROID

Conchi llegó a la casa dos días antes de lo previsto. Al abrir la puerta, un fuerte olor a cerveza le abofeteó, impidiendo que llegara hasta ella el perfume a primavera que entraba por la ventana. Ese fue su triste recibimiento. Y no le quedó otro remedio que aparcar su trolley en un rincón y dirigirse acto seguido a la cocina para enfundarse el delantal, fiel testigo de su rutina, a la vez que esquivaba los restos de latas y desperdicios esparcidos por todo el suelo. Colillas, papel, botellas… Poco a poco, la recién llegada comenzó a dejar la casa impoluta. Incluso cansada del viaje y con dolor de espalda, se agachó para recoger unos trozos de pizza reseca que había debajo de uno de los sillones del salón.



Pero allí debajo encontró algo más que basura: una polaroid que debía de haber sido tomada la noche anterior. Uso un trozo de su delantal para limpiar los restos de tomate que la foto tenía pegada y pronto reconoció un rostro familiar en la instantánea. Era su hija Vanexa. Estaba desnuda, tumbada en el centro de una gran mesa comunitaria. Y alrededor de ella, Conchi no alcanzó a contar cuántos exactamente, pero un grupo de hombres también sin ropa y con ojos lascivos le manoseaban y se tocaban a su vez.



“¡Mamá! no te esperaba hasta el martes. Ayer di una pequeña fiesta.”



Fue en ese momento cuandoVanexa apareció en escena con su cara de niña buena y su pijama de Winnie de Pooh.

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Y ya sabéis que el próximo Domingo volvemos a destapar más secretos de la Caja Negra (II).
¡No faltéis!.
¡Os esperamos!.

Y entre tanto podéis leer los títulos ya publicados hasta la fecha, aquí, o en el espacio habilitado para ello y que encontraréis en la sidebar del blog.


Feliz Domingo a tod@s.

Arwen