martes, 2 de julio de 2013

LA GATA SOBRE EL TECLADO. Cuando calienta el sol.


Hace unos días estaba yo en la cola de un supermercado. La verdad sea dicha, si alguna vez me pierdo y alguien está dispuesto a buscarme, que lo haga en la cola de un supermercado. Pues estaba yo allí, con mi escasa compra, cuando escuché la conversación de las señoras que había detrás de mí. 
- ¿Dónde te vas este verano?- decía una a voz en grito. Sin girarme pensé que debían ser esa clase de Señoras que hablan a grito pelado en la cola del super para que las oiga todo el mundo. A lo que la otra respondió de inmediato. 
 -Me voy a Vietnam. 
 Y la primera exclamó: 
-.Anda carajo, ¿ese país no está en guerra?
La cajera y yo tuvimos que hacer un considerable esfuerzo para no reír a carcajadas, y a punto estuve  de decirles: hay guerra en casi todas partes, señoras, pero lo de Vietnam ya nos queda lejos. De todas formas, me quedé perpleja. La señora que se iba a Vietnam rondaría  los sesenta y muchos años, y en ese momento yo me hice esta pregunta: ¿qué me estoy perdiendo? ¿Acaso esa clase de Señoras que, no se iban todos los veranos a Benidorm? ¿o a visitar la ciudad encantada de Cuenca con la asociación de vecinos?, ¿o como mucho, y haciendo alarde de que a pesar de los años el espíritu no pierde su fortaleza, a Roma, a ver el Vaticano y de paso conocer al Papa Nuevo que es ya como le llama todo el mundo? 
debo confesarlo:  lo de Vietnam me rompió los esquemas, porque parece ser que, aunque yo me considero más bien moderna, también soy un poco antigua, pasada de moda, diría yo. 
 Mientras las señoras jubiletas hacían planes para visitar el escenario de una guerra cruel y absurda - como todas-, allí estaba yo, recordando, añorando veranos en el pueblo, veranos de calor ardiente, de sillas a la puerta de la casa al atardecer, de siestas largas, de madrugadas interminables. veranos de ausencias insoportables, de cenas en el patio a a la sombra de las buganvillas, de charlas con las primas, de sol de justicia. 
No me llaméis retrógrada por Dios, que sé que lo vais a pensar. pero me hubiera gustado imaginar a aquella señora de mechas rubias y cuerpo menopausico, bordando en cualquier callejón de pueblo, controlando a sus nietos, haciendo los bocatas de nocilla para la merienda, bañándose en la piscina municipal con un bañador a lo Angela Merkel, mientras cubría su rostro pecoso con una horrible pamela de paja. Así eran las señoras antes, las que te preguntaban por tu madre y por tus hijos, las que venían del rosario con pasos cortos por la acera en sombra, las que hacían pastas antes de las fiestas, las que preparaban un banquete colosal cuando llegaban los hijos de la ciudad. 
Y ahora se van a Vietnam a que se las coman vivas los mosquitos o se tuerzan el pie en un interminable campo de arroz. Así es la vida y la evolución de las costumbres. Presiento que este texto no os va a parecer políticamente correcto, y quien sabe si yo dentro de algunos años me iré a pasar mis vacaciones de verano a Corea del Norte o al Bronx. Pero es que yo tuve una madre que se sentaba a la fresca en las tardes de verano, que nos llevaba de excursión por caminos entre campos de olivos y vides, que hacía los bocatas de chocolate para la merienda, que nos acompañaba a la playa y ella se quedaba sentada en una silleta mientras nos vigilaba, que iba a misa los domingos y fiestas de guardar cubriendo su cabeza con un velo de tul negro, que tenía la comida sobre la mesa cuando volvíamos de la piscina, que te puso agua oxigenada en las rodillas después del primer batacazo en bici de tu vida. Y esas cosas dejan huella.
Así que si este verano alguien me busca, que no lo haga en la cola del super ni por supuesto en Vietnam. Más bien estaré en el callejón del pueblo, al atardecer, con una novela muy gorda y una cerveza muy fría, esperando que el cielo se llene de estrellas. 

15 comentarios:

  1. Creo que se está convirtiendo todo un absurdo.
    A mi también me gusta tomar el fresco a la noche, viendo el fulgor de las Estrellas en le manto oscuro de la Noche y conversar con los vecinos al amparo de las risas y de los silencios.
    No conocemos bien nuestro País y vamos a explorar otros a contrareloj...¡¡¡Ay, Dios mio!!!
    Abrazos.

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  2. Amparo, estoy contigo, has descrito el paraíso....!!!

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  3. lindisimo blog, espero que visites el mio estas invitada.

    Te espero

    Besos

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  4. Unas vacaciones tranquilas están bien, pero bravo por quien se atreva a liarse la maleta y conocer el otro lado del mundo por una semana.

    Un abrazo!

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  5. Por un momento, al leer el título de tu entrada, pensé en la playa. Debe de ser por la canción, cuando calienta el sol, aquí en la playa....Con el tópico de las vacaciones cerca del mar, pero he de reconocer que también me seduce el campo, el pueblo, un remanso de tranquilidad, de familiaridad, de sanas costumbres, en fin, una buena vida. De todos modos con la globalización y la ventana abierta al mundo de los medios de comunicación y tecnológicos es tentador pensar en destinos lejanos y exóticos. Si se puede, ¿por qué no?, pero solo una parte de las vacaciones, las otras al pueblo.

    Besos.

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  6. Es una cuestión, además de todo, de añoranzas lejanas..., y a mi me pasa igual. Te entiendo perfectamente, y desde luego, hay momentos a la sombra de porches y pórticos, árboles, y recodos de callejuelas, que no tiene precio.
    Un saludo!

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  7. Qué recuerdos Amparo! Qué bonito lo que has escrito!
    Difícil sentirse "políticamente correcto" y al mismo tiempo dar rienda a añoranzas y sentimientos.
    Todos , de una manera o de otra, desearíamos volver a un estilo de vida, tal vez idealizado, pero que nos marcó profundamente.
    Para mí, auténtica poesía......
    Un abrazo calado....de recuerdos.

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  8. em principio, perdón a todos. Estoy entre Valencia y playa Nules y sigo trabajando, con lo cual no tengo ni tiempo de venir por casa. Hoy he leído vuestros comentarios y paso a contestaros por riguroso orden.

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  9. Pedro Luis. Sí, al volver al pueblo intento reencontrarme con mis recuerdos. me muevo por terreno conocido. Soy muy gata- en el buen sentido de la palabra- y me gusta mi territorio. O quizás son los años que pasan , no sé. Pero así lo siento y así lo escribo. Gracias por tu comentario.

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  10. Gemelas, soy muy sentimental y me gusta sentarme a la puerta de mi casa, en el pueblo aunque las personas que me acompañaban en aquellas tardes cálidas, ya se hayan ido. Allí siento que los tengo al lado. Gracias por tu comentario.

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  11. Evi LO, gracias por tu comentario. Claro que visitaré tu blog. me gusta tanto escribir como leer.

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  12. Ehse, tienes razón. Yo hace años era muy aventurera, pero la vida me ha ido limando mis proyectos. A Vietnam no se, pero claro, una semanita en París... Ah, pero si no tengo un duro, viajo con Geopgle maps.

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  13. Vengo de la playa, mar, y hay una plaga de mosquitos. Parece que me han torturado. debe ser la venganza "de los monstruos". Tendré que escribir sobre ellos. Este año me siento muy cansada y te aseguro que a Vietnam no iría ni aunque me llevasen a bofetadas. Gracias por tu comentario.

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  14. Emilio, es que los lugares que amamos están unidos a las personas, y eso es lo que nos atrae de un lugar aunque no sea el más maravilloso del mundo. Gracias por tu comentario.

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  15. Latour,para poesía la tuya. Lo que ocurre es que soy sentimental y hay recuerdos grabados a fuego en esas callejuelas y en esas noches de verano. Y eso no lo puedo encontrar en ningún lugar, por muy bonito que sea. Gracias por tu comentario.

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