Que no es lo mismo que perra vida.
Viendo a este can, convendría plantearse seriamente
la conveniencia sobre el sentido y el uso de ciertas expresiones del
castellano. Y es que con la que tenemos encima, y pese a lo que digan las
encuestas sobre población activa y el número de parados registrados en el INEM, me pregunto quién realmente tiene una vida de perros, y qué tan perra es la vida de algunos chuchos…
Y que conste que no me estoy quejando, que al menos deambular cámara en mano
aún puedo, y hay en cambio quien no tiene ni para hacerse con una como esta.
El susodicho cánido descansaba a pata suelta,
bien tranquilo y seguro de sí mismo tras el sucio y rayado cristal. Lo hacía con
ese sopor propio de un perro, orejas y belfos al suelo y aplastado por un sol de
justicia. El descaro y la dignidad con la que rápida y diligentemente correspondió
sin embargo a la mirada de mi cámara me impresionaron. Nada de sorpresivos
ladridos o de impertinentes muestras de excitación canina. Es más, incluso diría
que arqueó una ceja en claro gesto de conspicua inteligencia perruna, quizá
preguntándose si tendría mi cámara los megapíxeles que había que tener, o si
luciría él presentable para la ocasión.
Ni qué decir tiene que me lo traje para casa.
Convertido
efectivamente en muchos píxeles y dentro de mi cámara, claro está.
Hola Emilio, como siempre buena foto, sabes captar la magia del momento y el gesto oportuno.
ResponderEliminarComo bien dices, este perro se ve bien cuidado y orgulloso pero si le quitaran la correa dentro de casa creo que estaría más cómodo.
He visto perros atados cuidando almacenes, muertos de calor y de hambre que se cambiarían sin dudarlo por este, yo ataría a los amos un ratito para que se dieran cuenta de como tienen al pobre animal. Un abrazo.
Hola Emilio. Sí, como bien dices tú y ahora, a Dios gracias, aún puedes caminar por las calles, cámara en mano, inteligencia viva y mirada despierta y oportuna...y simplemente por eso, la foto ya me gusta.El perro sabía que le fotografiabas y simplemente "posó".Posó tranquilamente, con indiferencia.¡cuántos posan por recompensas, la mayoria de las veces, desorbitadas!
ResponderEliminarAnimo, la vida está hecha de esas pequeñas cosas y lo demás...no importa. Hay que mantener la calma como ese perro, quizás con "perra vida" pero con buena cara y tranquilo, porque además ¿qué puede hacer?
Besos, Chelo.
La foto es fantástica, tan fantástica que había creído que era un fragmento de un cuadro de Velazquez. El sol, las sombras, la cara del perro, digna como pocas- en resumen, una foto de concurso.
ResponderEliminarCierto es que hay perros muy maltratados, y el uso de una correa "abusiva" es una práctica a desterrar. De todos modos mi entrada de hoy es más bien una metáfora que "enfoca" ciertas "vidas de perro" como vidas afortunadas.
ResponderEliminarGracias Carlos!
Otra vez una visión aguda y novedosa. La actitud del perro, lejos de ser irracional, la planteas como una sabia moralina, un posado tranquilo y consciente, un mantener la calma y meditar, una sabia indiferencia serena... ¿porqué no?
ResponderEliminarUn beso Chelo!
Dignidad es una excelente manera de definir la actitud del can. Y sí, a mí también se me antojaba como un cuadro clásico, aunque de ahí a recordar a un Velázquez... Un inmerecido piropo a todas luces (y sombras) desmesurado. Pero que agradezco sin duda.
ResponderEliminarGracias Amparo!
La sorpresa oculta de esa cámara de juguete me ha traído tan buenos recuerdos....(suspiro)....menudas prácticas hacíamos con ella, ahora los niños ya te piden el móvil para hacer fotos.
ResponderEliminarEn esta vida vamos todos aperreados, un horror, eso no es vida. Quisiera ser un pájaro, un gorrioncillo, alegre y saltarín que se conforma con poco y vuela libre, sin apego a nadie, sin dominar ningún territorio. De momento volaré solo con la imaginación, porque nos tiene atados con una larga y apretada correa.
El color de la foto es autentica o la has tratado? Forma un conjunto de color muy armónico.
Besos.
A mí me gusta el contraste entre el porte del animal, tan digno, casi altivo, y las rayas y pegotes en el cristal; como si estuviera fuera de lugar..
ResponderEliminarMe gusta que mira directamente al objetivo.
Muy chula.
Un abrazo.
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ResponderEliminar¡Ah, los recuerdos de la infancia de aquellas cámaras que provocaban la sonrisa en lugar de necesitarla!
ResponderEliminarEl color es el que es. Siempre proceso las fotografías, pero nunca miento al hacerlo.
Y sí, realmente el tono canela del perro se ve muy favorecido por el color de la luz en la calle y la ayuda de ese cristal que devuelve como un espejo esos matices, gracias a la oscuridad del interior. Es como muy bien dices un conjunto que armoniza muy bien.
Gracias Gemelas!
(Ahora sí)
Ciertamente puede haber eliminado esas rayas y pegotes, pero como digo, no me da por mentir. Tal y como lo ves lo pensé, el perro es el perro, y el cristal, es el cristal. Ese contraste está ahí y no lo quise suprimir. La mirada contiene la fuerza de esta foto, así es.
ResponderEliminar¡Me alegra coincidir Nepalí!
Sabes, me recuerda a un perro que tenía el carbonero de mi barrio cuando de pequeño, me enviaban a por aceite a granel y carbón para casa.
ResponderEliminarSe llamaba Caracol.....
Gracias por traerme buenos recuerdos de la infancia.
Un saludo!
Ya pensaba que habías adoptado un perro y por eso estabas tan desaparecido jeje
ResponderEliminarParece una pintura, fantástica foto!
Bonitos son siempre los recuerdos de tiempos mejores, privilegio innegable de la infancia, al menos de la mayoría de ellas...
ResponderEliminarMe alegra que una simple imagen traiga a tu memoria momentos lejanos, pasados, casi olvidados, y te permita recordar sus sabores, sus olores y hasta lo que sentías cuando mirabas a Caracol a los ojos...
Gracias Latour!
Jejejejejjj... Bueno, desaparecido no, que cada sábado tengo cita con los Calados. Un poco sofocado entre calores y sudores, como todos creo. Vaya, lo que es el verano de esta Gaia que agoniza.
ResponderEliminarMe lo vienen diciendo, y me alegra que otra vez alguien aprecie en ella algo de pictórico. Un placer si te ha gustado.
Un abrazo Laia!