Estar ahí.
Llevarse la cámara a los ojos y buscar, recorrer
la superficie del visor, la ventana por la que te asomas al mundo desde tu caja
oscura. Al principio, cualquier cosa que miras parece decirte: “Tómame, haz
de mí tu foto”. Pero tú sabes que no debes hacerlo, sabes que los instantes que
observas siempre luchan por convertirse en eternos gracias a ti y a tu cámara. Sin embargo
no es tan sencillo. Debes de ser paciente. Esperar hasta que realmente suceda casi sin darte cuenta, y aprietes a fondo el disparador. No se trata de
hacerlo al azar, se trata de hacerlo en el momento preciso.
El disparo perfecto no lo es por dar en el
blanco. El disparo es perfecto cuando lo ejecutas guiado por inexplicables impulsos
de tu instinto. De hecho, tu foto no la ves a través del visor de tu cámara, ni
siquiera la ves a través de tus ojos. De alguna forma, no piensas en ella.
Porque aún no es, porque aún no existe. Tu imagen aflora en tu cabeza antes
incluso de tomar la foto. Se conjuga mientras el tiempo pasa a través de tu
encuadre. El disparo perfecto no es uno ni único, pero tampoco es frecuente, y sólo
puede ser si consigues no pensar en hacerlo.
A veces incluso, ni sabes de manera consciente
lo que buscas. Acaso y con suerte, tan sólo vislumbras lo que esperas que sea. Lo
intuyes al inicio, cuando la realidad te grita desesperadamente que hagas la foto. Pero tú conservas la calma, tensas
tus sentidos y te esfuerzas por oír lo que apenas te parecen gemidos, porque más
allá de esa algarabía de las cosas, sientes que algo, desde lejos, está a punto
de llamar tu atención. Y esperas. Y escuchas. Aún sin saber bien qué es...
Estoy en el sitio justo, ni más ni menos que donde
quería estar. La arena zarandeada por la ventisca de una fría tarde de Febrero se
arremolina a mis pies. Llevo un rato en silencio escuchando los sonidos del mar
y del viento. Mirando cómo alborota juguetona la espuma, creando infinitos tocados en lo alto de las olas. Permanezco atento a los impulsos
que me hacen tomar fotos. Espero la llamada definitiva, la que me haga realizar
el disparo perfecto.
Apunto mi cámara hacia el eterno vaivén del azul.
Escucho cómo respira, y cuento los latidos de Poseidón: uno, dos, otra y otra
ola, y otra más, suavemente, acomodo mi ritmo al suyo y de pronto, lo oigo…, y tomo la fotografía.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarComo se nota que tu y tu cámara sois verdaderos cómplices y en esa complicidad habéis sabido elegir, en ese mar, la criatura perfecta.
ResponderEliminarSaludos Emilio
La foto es fantástica y el comentario también. Para hacer buenas fotos es necesario esperar y ser muy paciente, y sobre tofo, no hacer como hacen ahora algunos jóvenes: 499 fotos en media hora y todas malas.
ResponderEliminarY acertaste, en el blanco... en el verde, en el azul. Hace falta mucha paciencia, muchos disparos para dar el blanco pero cuando lo consigues es simplemente perfecto. Como esta foto.
ResponderEliminarBesos
La foto es impresionante, pero es que lo que dices sobre el arte de tomar, no fotos sino "la foto"...es para quitarse el sombrero.
ResponderEliminarDe alguna forma el ojo que mira tras el objetivo ya ha capturado lo que la cámara hará después, y lo mejor: sin darse cuenta muchas veces de ello.
Un saludo
Cómplices no lo sé, pero nos llevamos bien; eso sí, sólo a veces vaya, como todas las parejas.
ResponderEliminarEl Mediterráneo tiene algo que nos da un matiz especial, cierto carácter, ya lo cantaba Serrat. Volverá seguro por aquí, más de una vez.
Gracias "Gemelas"!
Gracias Jara. Me alegra que lo veas así. Y que conste que no traté tanto de acertar en blanco alguno, sino de dejarme llevar.
ResponderEliminarSi te emocionas haciendo algo, disparar la cámara por ejemplo, a veces y casi siempre sin querer, das en algún blanco. Seguro que lo sabes también.
Besos también para tí.
Correcto, justo así es como lo veo. Me alegra te gustase y compartas mi "visión".
ResponderEliminarMuchas gracias Valaf, y un saludo.
Eso no pasaba en la era analógica que se le llama..., hace unos años y con película. Tenías 36 disparos, y era caro de hacer y lento de ver...
ResponderEliminarMira, algún día hablaré de eso.
Gracias Amparo por recordarme ese argumento!
Y gracias por comentar. Un saludo.
Has conseguido parar el corazón de Poseidón con tu disparo perfecto.
ResponderEliminarSorprendida también por el detalle de la instantánea y esa combinación del color del mar, azul y verde donde sin duda se refleja tu inspiración.
Genial, Emilio!!
Besos.
No se paró, no, sigue eternamente, aunque he de reconocerlo: le robé esa sístole y me la traje para casa.
ResponderEliminarEl color es el que tiene el mar, todo depende de cómo le de la luz, eso sí, revelado como toca, y no como decide el fabricante de la cámara.
Pero esas cosas técnicas las dejamos mejor para otra ocasión.
Muchas gracias Mar.
El mar ¡LO AMO!!!!
ResponderEliminarse me ha complicado ver el blog con este nuevo formato,se actualiza en mi blog como:
CALADOS HASTA LOS VERSOS
CONDUCTORAS SUICIDAS. IMAGEN A PSICOANÁLISIS y luego llego y no se porque el título es otro,de todas maneras disfrutable lectura,abrazo
Gracias Fiaris, y encantado de saludarte, bonita tierra la tuya! si pese a todo disfrutaste la lectura te lo agradezco, porque de lo otro, poco te puedo ayudar...
ResponderEliminarSaludos!
Una fotografía inspiradora.......... pura poesía.
ResponderEliminarEnhorabuena por tu elección y tu intuición.
Un saludo Emilio!
A pesar de ver montones de fotos del mar, esta tiene algo especial, tal vez la luz o sus colores...no se. Aunque realmente especial es saber que aguantaste todo ese frio esa mañana de febrero a la orilla del mar esperando que llegase el momento del disparo. Felicidades Emilio por estas tus fotos.
ResponderEliminarUn beso
Gracias latour!
ResponderEliminarEso de que la foto es pura poesía, viniendo de tí, es todo un halago que agradezco.
Sí, desde luego en lo del frio, sin duda lo pasé, pero como dices, creo que valía la pena aguantar allí. Gracias Mª Carmen por tus felicitaciones. Me alegra te guste!! Un beso!!
ResponderEliminarEs talmente como lo cuentas, uan cuestión de estómago Emilio! Esto de hacer fotos va así, lo ves, y antes de que exista disparas!
ResponderEliminarMe has transportado a esta mañana en la playa.
Preciosa foto y edición!
Si te he transportado a alguna parte, espero que sea una que te traiga excelentes recuerdos..., otra de las cualidades de esta pasión que es la fotografía.
ResponderEliminarGracias Laia! Un saludo!
Nuestro Mediterráneo, nuestro mar que tantos recuerdos y vivencias guarda de nosotros, de toda la familia. Juntos hemos aprendido a contemplarlo y amarlo....Pero sólo tú has sabido plasmar su belleza en tus fotografías. Tu foto, esta instantánea y el nombre de Poseidón, me transporta a otros momentos, a otras épocas e incluso, otros lugares.Tu inspiración, tu constancia y tu paciencia hacen que logres esos efectos nostálgic y bellos.Chelo.
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