jueves, 6 de diciembre de 2012

CONDUCTORAS SUICIDAS. CHAPEAUX.



Nadie sabe por qué dejamos de usar sombrero.

Hacía mucho tiempo que no paseaba por el centro de la ciudad, literalmente me movía en su pleno corazón y sin pretender ir a ningún sito en concreto, tropiezo con esa pequeña  tienda casi un anticuario, una regia sombrerería, compartiendo fachada con modernas tiendas de grandes y panorámicos  escaparates. Contemplar su colección de sombreros de todo tipo me hizo retroceder en el tiempo. Sombreros que parecían que esperaban una eternidad a esas cabezas que tuvieran una personalidad tan alejada de la moda, de las tendencias actuales que otorgarían a su persona un perfil peculiar, atemporal, atípico. Parecía el último reducto de esa antigua costumbre de usar sombrero, de frases hechas que ya casi no se usan “la cabeza está para algo más que para llevar sombrero”, de saludos a la gente con que se cruzaban con el toque de su sombrero, encerrados en esa antigua biblioteca de viejos tiempos de una elegancia muerta.

No pude resistirme y entré en ella, acariciaba la textura de sus telas,  sus lanas y realmente eran cálidos, sin duda un complemento para el invierno que nos protegería de los fríos, que atraparían a ese calor que se escapaba por nuestras cabezas, que en ciertos días parece que nos hielan las ideas. Es curioso, abrigamos nuestro cuerpo y nos olvidamos de nuestra cabeza, quizás pensando que el pelo es suficiente aislante. En otro rincón me probé frescos sombreros de rafia, de otras fibras que no conocía, de telas coloristas que batallarían con el abrasador sol del mediterráneo, con las flechas hirientes de los rayos UVA y me llevó a recordar la blanca piel de las señoras del siglo XIX  frente al furor de la piel bronceada del siglo XXI.

La mayoría de ellos me venía grande, por no decir prácticamente todos. No tengo una cabeza estándar, más bien pequeña, el contorno de mi cráneo es peculiar y es difícil encontrar mi medida en gorras y sombreros. Bien pensado podría ser una razón por la que la gente ha dejado de usar sombrero, ya que o tienes una medida estándar o no te acopla por exceso o por defecto y desistes. Pero esta tienda es especial, es casi artesanal, te los pueden hacer a la medida. 
Esto me llevó a la memoria el día que fui a firmar el contrato de compra de mi moto y  a la hora de elegir el casco tuvieron que encargarlo al proveedor porque en la tienda no tenían de mi talla. El más pequeño que había me bailaba y pensé en voz alta, algún rito jíbaro de algún enemigo me ha debido de encoger la cabeza y las risas de todos no me importaron. Mi sentido común no había disminuido y prefería que mi casco encajara como un guante, bien ajustado para que no saliera despedido ante un golpe. El inconveniente: me paso un largo rato poniendo espuma y productos para dar volumen a mi fino pelo y cuando lo consigo, el casco se encarga de arruinar mi trabajo. 
Podría ser otra razón para no usar también el sombrero. Igual podría ocurrir con el casco en la bicicleta por la ciudad, no es obligatorio y si no usamos sombrero, ¿vamos a usar el casco? Parece que la velocidad de nuestra bici en la ciudad no nos da la sensación de que está en riesgo nuestra cabeza. 
Bien, pues parece que el problema tiene solución. Disfrutaremos de nuestra melena al viento, de nuestro inamovible pelo esculpido, de nuestros rizos definidos mientras pedaleamos, sin preocuparnos de nuestra cabeza si por desgracia besara el suelo.


El modelo de este sombrero es de un claro estilo futurista. Podría considerar usarlo cuando hiciera frío, conjunta con mi blanco anorak de plumas.

¿Os atreverías a usarlo?

Antes de dar una respuesta, no dejéis de verlo en acción.





Nos quitamos el sombrero y os saludamos, queridos Calados y lectores.

Las Gemelas del Sur.

6 comentarios:

  1. Que buena idea.
    Me parece genial.

    Besos.

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  2. Práctico, Toro, muy práctico. A ver a qué precio sale al mercado.

    Besos.

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  3. Muy interesante, Chapeau ante vuestros vídeos formativos!!!!!
    Un abrazo Gemelas

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  4. Si te hemos convencido, Latour, damos el siguiente paso, marquemos tendencia ¡a usar sombrero!

    Besos mágicos de mi chistera.

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  5. Hola, Gemelas.

    Yo creo que este sombrero es el más precioso de cuantos chapeaus hayamos podido ver. No es bonito, desde luego, pero a la vista está que es el más funcional. Un “salvavidas” de excepción, que sin duda habrá que llevar a la última.:)

    Un par de besos muy fuertes.

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  6. Eso es llevar un as en el sombrero, para hacer trampas y burlar a cierta señora y al destino fatal. Y es verdad, como solo será para las ocasiones, no importa su estilo o glamour, pero ¿Quién sabe? quizás algún diseñador nos sorprenda

    Besos y besos, Luisa.

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