Trabajo de Raúl Albanece |
El término acoso según el diccionario se define como: "persecución sin tregua ni descanso" y hoy, no tengo más remedio que hablar mal ¡y mira que no me gusta!, de esos imbéciles, como los etiquetaría Perez Reverte en "Carta a un imbécil" que nos acosan parapetados en su coche con actitud bravucona y agitada, serpenteando detrás nuestro, y casi, casi, besándonos el guardabarros trasero, con intención de adelantarnos o ponernos más nerviosos y que aceleremos, para volver a pegarse a nuestro culo.
Me paro a pensar e intento comprender
el comportamiento humano, ¿qué es lo que motiva a un joven, o no tanto, a
comportarse como si estuviera unido a nuestra retaguardia por un potente imán?,
y por más que intento buscar una respuesta que desagravie la conducta en
cuestión, sólo me viene a la mente
calificativos propios de inteligencias fronterizas, pero cultivadas. Cultivadas en prepotencia, en exhibición, calificativos que nos dibujan un patrón de conducta ajustado al perfil de
triunfador entre comillas, de machito y osado figura del volante, ¡vamos!, de
los que dicen, ¡la calle es mía y te lo
voy a demostrar!
Bien, pues uno de esos, y sigo
hablando en género masculino, porque la práctica no evidencia lo contrario,
sino que abunda en masculino, uno de esos como digo, tuvo la desventura de dar
con el trasero de mi Ford. Lejos de sentirme intimidada por la proximidad de
sus faros y el rugido impertinente de su motor, me clavé a 120 por el único carril transitable, en un tramo de carretera de doble dirección, era evidente que no podía adelantarme si no me saltaba, había tráfico denso y de momento por el
retrovisor, no observé ningún cambió en la
estructura de su utilitario, con el que
pudiera conseguir sobrepasarme, así que
me armé de paciencia y aguanté hasta que vino el doble carril y me adelantó por mi izquierda. No niego que llegué a ponerme nerviosa, pues era como estar
en los autos de choque, vigilando en continua tensión que no llegara a rozarme. Al fin se alejaba, por
unos segundos, al igualarnos, nos miramos, me dirigió una mirada entre
insolente, despectiva y condescendiente y me dedico un gesto que me pareció de rabieta adolescente. Por el contrario, yo le
correspondí con mi mejor sonrisa. No debió ser de su agrado, pues tras dejar impresas las cuatro ruedas en
el asfalto, se alejó como una nave espacial se pierde en el cosmos. La
limitación seguía a 120.
Unos kilómetros después, unas
luces rotativas captaron mi atención, nos anunciaban tráfico lento, desvié la vista al núcleo de aquel enjambre, era un
control de la guardia civil. Y al pasar pausadamente por la escena, no pude evitar girar la cabeza y ¡cuál fue mi
sorpresa! cuando vi que al acosador de mirada imbécil, ¡lo habían trincado! y le
estaban leyendo no se qué derechos, porque pocos nos quedan ya y lo siento, lo reconozco, una sonrisa maliciosa…..se me
dibujo en la cara…
Saludos, nada maliciosos, queridos Calados y Lectores.
Me parece una solución fabulosa.
ResponderEliminarLa pondré en práctica.
Besos.
Hay quien necesita que se le digan las cosas muy claras!
ResponderEliminarSaludos Toro
Si yo hubiera sido la conductora, habría bajado la ventanilla y le habría dicho a "ese": "¿No llevabas tu mucha prisa? ¿Donde creías que ibas a llegar con tanto correr?..." jajajajajajaja
ResponderEliminarMuy bueno el vídeo.
Gemelas, os veo con otro look ;-)
Bss y bss.
La pena es que muy pocas veces la policía trinca a estos hijos de la Gran P...
ResponderEliminarEl vídeo es estupendo; que satisfacción darles de esa "medicina" y que se hicieran "popó" en los pantalones ¿no?
Abrazos crepusculares.
La verdad es que hay gente a la que le gusta verle "la caspa" al de delante mientras va conduciendo...me ponen de los nervios... en fin que vaya tela...
ResponderEliminarUn besito al cuadrado Gemelas!! ;))
Unos buenos varazos y a ese se le acaba toda la prisa...ayyy señorrr cuanto malaje...
ResponderEliminarAbrazos.
Jajaja el vídeo es buenísimo...y el testimonio también,lo tendré en cuenta para cuando me ponga cerca de los otros.
ResponderEliminarFredysaludos.
Bueno mar, veo que tú también eres de las que saborean la venganza, que en este caso, es justicia, pero algunos llegan a ponernos tan nerviosos que podrían provocar un accidente.Y.....nueva temporada...nueva imagen jejeje!
ResponderEliminarBesos Mar
Es verdad Jinete, pocas veces los pillan "in fraganti", pero que gustazo cuando los pones en su sitio, bien sea la policía, o nosotros mismos con medidas como las del vídeo, aunque un poco drásticas pero... ¡mano de santo!
ResponderEliminarAbrazos Jinete!!
Cierto Arwen, su finalidad no es otra que apurarnos, hasta el punto de obligarnos a hacer alguna tontería por presionarnos, lo triste es que a veces consiguen algo más...
ResponderEliminarBesitos x dos
¡Si señor!, llama al tío de la vara, que seguro que lo arregla en un ¡pim pam pum! y si no.....la metralleta.
ResponderEliminarSaludos Sombra
Como ves Fredy, la creatividad e imaginación no tiene límites. Una solución para los acosadores que ni la Dirección General de tráfico ha conseguido..y en tiempo record.
ResponderEliminarSaludos Fredy
Pues yo los he visto clavados en un barranco y ya sin ninguna prisa por supuesto. Gran vídeo.
ResponderEliminarUn saludo.
Eso es peor e irremediable, sin duda es una conducta arriesgada, que puede poner en peligro a cualquiera de los dos, acosador y acosado.
ResponderEliminarSaludos Dean
Caray! eso es una buena campaña de seguridad vial y lo demás son bobadas. Vaya par de gemelas..............!!!!!
ResponderEliminarPor lo menos efectiva, Latour, pero no creemos que sea una Campaña políticamente correcta, aunque ....¡que le vamos a contar sobre corrección y ética a La Corte de los MIlagros, como tu dices, que tenemos en nuestra casa!
ResponderEliminar¡Ay si Valle-Inclán levantara la cabeza!
Abrazos Latour