Mira al punto de fuga y
sola.
Le devora la ansiedad y
sola.
Miente al destino y
sola.
Pero mantiene el rumbo a
solas.
Conduce su destino sola y en ese mismo vórtice de la soledad, siente bajo esa espiral el vértigo del error. La angustia absoluta de elegir camino, sin oportunidad de consultar a ningún copiloto que le prevenga de cada curva, cada rasante, cada inacabable recta. Esta soledad solo le deja vislumbrar un rayo de luz, su intuición, porque duda que la experiencia sirva, porque sabe que la razón no es suficiente, quizá necesaria, pero no del todo definitiva.
Convencida y obligada, llega a considerar la soledad como el estado perfecto, la protectora barricada tras la que se parapeta y encuentra refugio del resto del mundo abarrotado de ruidos, egoístas exigencias y normas transgredidas.
Ya no le duele sentirse solo una unidad, un ser sin nexo comunicante, que ha mirado a su par casi toda sus existencia sin conseguir formar un verdadero tejido, la ingenuidad le confundió y tras tanto tiempo ha aprendido a conducirse por pura adaptación y subsistencia. No le importa, se ha convertido en ese piloto polivante, conductora de rallyes, sufridora de atascos, corredora a contra reloj, que disfruta en contadas ocasiones de paseos por su carretera solitaria.
No se ha instalado en esa soledad estática, inerte o claustrofóbica, sigue la inercia que le empuja a seguir la línea continua del camino, aprovechando los pocos momentos en que desaparece y su discontinuidad le permite cambiar de carril o tomar otras direcciones. Conductora en soledad, sola en su habitáculo, la única distracción su inseguridad, la duda que le muestra diversas facetas, todas con señales contradictorias.
La incognita aromatiza el aire, dos soledades se han cruzado, puede sus universos haber sido afectados.
Queridos Calados y Lectores, disfrutad la conducción en solitario, de vez en cuando.
Besos de las Gemelas del Sur.
La soledad puede ser tan positiva o negativa como la vida compartida.
ResponderEliminarExactamente igual.
Besos.
Hola, Gemelas.
ResponderEliminarQué bien se está sola algunas veces.
La soledad buscada es la buena. Todos necesitamos estar con nosotros mismos de vez en cuando. Yo, a causa de la escritura, necesito de esa soledad muchas veces. No siempre la encuentro y la pido a gritos.
Sin embargo, La soledad impuesta es el infierno.
Un par de besos muy fuertes.
"Cuantas veces desee que no te quedaras conmigo y pasaras de largo, que ni siquiera me mirases a la cara por no entretenerte...."
ResponderEliminarEl camino está lleno de soledades, pero no hay que dejarse atrapar por ninguna...
Besos
...sóla, pero pese a todo mantiene el rumbo!
ResponderEliminarUna gran entrada, excelente tema escogido.
Abrazos.
Ramón
Toro, creo que no hay ningún estado perfecto, todo depende de lo que uno quiera aceptar o elegir, con todas sus consecuencias.
ResponderEliminarUn solo de besos.
Luisa, yo también creo que es un estado necesario, que hay que cultivar esa inherente individualidad, mimarla y hacerla única, pero sin alterar ese equilibrio que la amarra a sus congéneres y en cierta medida también la refuerzan, aunque algunas veces la ahoguen.
ResponderEliminarBesos
Ela, duele perder la esperanza de conseguir que ese binomio de soledades se convierta en una función de compenetrada compañía e intersección de voluntades.
ResponderEliminarAbrazos entrelazados.
Anrafera, con toda la determinación de que se capaz, contra viento y marea, sin que le pongan límites o peros y si es así, luchará por su elección.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Conducir sola, estar sola. Necesaria muchas veces esa soledad para encontrarse con uno mismo y nada más.
ResponderEliminarMira, entre conducir acompañada o sola, elijo sola.
Bss a pares!!
Muchas veces conducir a solas me sirve para relajarme, ordenar mis ideas, hablar con mi yo... es una buena terapia, sobre todo si me conozco el camino de memoria, pero si la duda del destino me está atrapando, una compañía colaboradora, que sepa orientar y no imponer es un alivio.
ResponderEliminarBesos miles, Mar.
Me parece una historia maravillosa, épica ...un canto a la esperanza en un contexto de camino, de trayectoria.
ResponderEliminarLa soledad como revulsivo ante sus propias consecuencias... Gemelas, me ha impresionado vuestra composición. Enhorabuena!!!!!!
Exelente relato!!!!
ResponderEliminarcariños x2
Valiente a pesar de su soledad, sigue adelante sin perder la esperanza, aunque pueda pensar que le falten las fuerzas, solo pide tiempo para recuperar el resuello.
ResponderEliminarGracias, Latour por tu interpretación y palabras de aliento. Besos.
Gracias, Fiaris, eres un cielo.
ResponderEliminarBesos a pares.
Creo que no me gusta estar sola, tal vez porque como han apuntado antes la soledad en estado de obligación no es disfrutada y por lo tanto la repudiamos... aunque y como todos es un placer sumergirse en algún momento elegido de oder estar a solas con uno mismo.
ResponderEliminarBesos Gemelas y profundo relato. :)
La mayoría de las veces conduzco solo,escuchando mi música y vigilando la rue que uno no se puede fiar ni un momento,conducir en compañia es algo que me gusta menos pues siempre hay alguien que te dice o te alarma...demasiado estres.
ResponderEliminarAbrazos Gemelas.
Arwen, estoy contigo, es reconfortante quedarse a solas con uno mismo, pero es terrible sentirse sola rodeada de tus iguales, conocidos o desconocidos y que no nos encuentren, aunque los busquemos. Parece que la Lola Soledad de nuestro relato asi lo siente y aún así sigue su camino.
ResponderEliminarBesos encontrados.
Tienes razón, Sombra, en compañía la conducción puede resultar peligrosa debido a las distracciones que provocan. Pero míralo por este lado también, si la compañía es la adecuada, el camino a casa parece más corto cuando tienes con quien regresar.
ResponderEliminarBesos acompañados de sonrisas.