CELIA
Las 6 de la mañana, para Celia y Maite se ha acabado la noche. Su grupo de amigos continúa la movida sin intención de bajar la persiana. Es tarde para ellas, así que deciden volver caminando por la carretera, están a pocos kilómetros de su pueblo y seguro que alguien pasa y las recoge. Dudan entre derecha o izquierda, al final, eligen el lado derecho, les suena más lo de circular por la derecha.
La carretera está despejada, las dos amigas se miran, comparten entre risas, una intermitente sensación de miedo. Paso a paso se van alejando de las luces y el ruido. Andan por el arcén, con cuidado de apartarse cuando los faros de los coches acechan. Maite anda delante de Celia y se vuelve cara a cara para hablarle......en ese momento.......¡un todo terreno demasiado rápido, se aproxima y se les echa encima al rebasar la curva!
Maite lo ve llegar y lo evita dando un salto cuneta abajo, a Celia no le ha dado tiempo, la ha pillado de espaldas.......la luz la envuelve y un ruido chirriante de motor comiéndose el asfalto, se estrella contra su espalda. Siente como el choque inesperado la lanza por los aires, y al instante, un sonido sordo la rompe contra el suelo.
No siente dolor, pero una sensación de abandono le va conquistando la mente y la aleja a ráfagas de su conciencia. Mira a Maite, sus gestos le dicen que la llama a gritos con voz desesperada, pero no la puede oír. El vacío se hace grande y poco a poco va perdiéndose en él. La madrugada se ha vuelto oscura, un círculo negro en el horizonte, se acerca a toda prisa. Su visión se precipita hacia un pequeño orificio de luz que apenas descubre parte del rostro de su amiga. Celia quiere quedarse, pero una persuasiva fuerza la arrastra hacia el silencio, la luz se va apagando. Sin saber cómo, es consciente de que todo acabará pronto, está tranquila, va contando uno a uno los latidos que le quedan, cada vez más tenues, hasta desaparecer... Escucha un último grito, es Maite esforzándose en rescatar su aliento, estira la mano para alcanzarla, pero no la encuentra, su mirada, fija en ninguna parte, va cerrándose, hasta quedarse sin luz.
Maite abraza a Celia, la zarandea y es su nombre el que grita por encima de todas las voces, el eco de su profundo dolor.
Cinco minutos relatados de una triste historia. De haber elegido, el otro lado, quizá hubiera tenido otro final.
Abrazos queridos calados y lectores.
Las Gemelas del Sur.
Estremecedor.
ResponderEliminarClaro, deberían haber ido por el otro lado.
Como mínimo los verían venir.
Saludos.
Ufff...un error que se ha cobrado su vida...tremendo relato Gemelas, la de cosas que véis circulando con vuestro deportivo. Gracias por avisar porque yo misma ya no recordaba cual era el lado correcto por el que circular, ahora se que es el izquierdo (donde reside el corazón).
ResponderEliminarUn beso.
Es que la derecha no trae nada bueno.
ResponderEliminarUn saludo.
Lo más triste y estremecedor de la historia es que sucedió. En el mes de Junio, hace algunos años, pero todos los veranos siempre hay algo que me la recuerda.
ResponderEliminarSaludos Toro
Cierto Arwen, " a pie de carretera", se es testigo de muchas cosas, como esta.¡Y solo por no ir por el lado del corazón!
Besosxdos
Bien pues........¡que ganen los zurdos!
ResponderEliminar(y en carretera, también, por la izquierda)
Saludos Dean
Una historia muy triste pero que por desgracia es real y aunque no llegó a la muerte tuve a un amigo en esa situación.
ResponderEliminarLa suerte estuvo de su lado, pero hay veces que nos arriesgamos tontamente. A veces nos cuesta ver el peligro, cometemos un error y lamentablemente ocurren historias como esta.
ResponderEliminarSaludos Fredy
Llego tarde pero no me iba a perder leeros y la verdad es que vaya tela a veces pienso en los crios que esto del arcén lo lloevan muy mal y buffff me acobardo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Por desgracia así es. Ahí están las estadísticas que lo corroboran.
ResponderEliminarSomos frágiles. Mucho. Pero no somos conscientes de ello. Si lo fueramos, actuaríamos de forma muy diferente y eso nos incluyes a todos, seamos conductores y/o peatones.
Todo es felicidad y risas y en un momento ¡¡zaaas!! se trunca la vida, y todo por un estúpido detalle (ir por la derecha o por la izquierda)así es la vida.
ResponderEliminarRelato duro tratado casi poéticamente.
Abrazos crepusculares.
Bueno Sombra, creo que la forma de pedirles a los niños que hagan algo es explicárselo aplicando el sentido común, la norma principal, y mostrarles las consecuencias, haciéndoles ver que ciertas normas no son solo necesarias sino vitales para nosotros y esas sí tenemos que conseguir, que cumplirlas sea un hábito.
ResponderEliminarAbrazos a pares
Tan frágiles como cristal Mar, y nos damos cuenta solo en momentos determinados, cuando por alguna circunstancia "nos tocan" historias como estas, pero desgraciadamente, el riesgo es algo que asumimos con demasiada frecuencia de forma inconsciente.
Besos Mar
De la vida, algunos reciben un hachazo que los parte en dos, sin esperarlo, por supuesto sin merecerlo y muchas veces sin poder aceptarlo...y sí, entonces decimos....así es la vida. Pero cuando el golpe lo recibimos por un detalle sin importancia, se suma la impotencia del error evitable, que nos provoca un sentimiento de culpa, y puede acompañarnos largo tiempo hasta que logramos deshacernos de él.
ResponderEliminarAbrazos Jinete
¡Ufff! ¡Tremendo!
ResponderEliminarUn relato estremecedor que tiene, por desgracia, mucho de real. De ahí que al leerlo nos produzca verdadera lástima y dolor.
La de muertes que podían haberse evitado si todo el mundo observara unas simples normas… Hay que recordarlas más a menudo.
Un par de besos, gemelas.
Cierto Luisa, por desgracia real. Hay que asegurar los pasos en todos los sentidos, actuar de forma inconsciente, puede resultar muy caro.
ResponderEliminarBesosxdos