Los paneles luminosos del sistema inteligente de la utopista señalaban únicamente la fecha del día, 15 de agosto de 2035.
Viajar por esa autopista se estaba haciendo monótono, el ruido anodino del rodar de los neumáticos adormecía y el motorcillo del climatizador parecía seguirle el compás, el paisaje tampoco ofrecía aspectos significativos ni novedosos, hasta que llegaron a sobrepasar el panel informativo de la próxima salida "San Rafael". Entonces Silvia y Javier se miraron con pícara complicidad, los recuerdos del verano pasado en ese pueblecito de la costa azul llenaron de luz el habitáculo del coche, envueltos en una retrospectiva película romántica.
Por ninguna explicación física que se pudiera determinar, los labios de Silvia y Javier se unieron en un nostálgico beso. Les invadió un delicado sabor salado refrescante como gotas proyectadas en el choque del mar contra las rocas. A cada ahogada respiración les embargaba el ficticio aroma a yodo y salitre de la brisa del mar. Concentrados tenían todos sus sentidos en tal acto, ya que confiaban plenamente en la última tecnología de su auto. Así fue, se estaban aproximando peligrosamente, comiéndose la distancia de seguridad de ese Mercedes que le precedía, pero los sensores actuaron con diligencia y frenaron automáticamente, reduciendo velocidad, evitaron un trágico beso.
El repentino traqueteo del asiento de Javier de advertencia por haber pisado la línea continua de su carril y la decelaración sufrida también detuvieron el embelesado beso, no obstante alentaron a Silvia a pedirle que salieran de la autopista y tomaran la salida, tan solo unas horas, un intermedio en el viaje de trabajo y negocios.
Silvia quería dar peso a su propuesta, argumentando el compensar la perdida de tiempo superando la velocidad de crucero al reanudar el resto del viaje.
Javier dudó por un largo momento. Era duro decir no, pero el coche de la empresa leía la sesuda carretera, reconocía las señales de limitación de velocidad y no le permitiría superarla, el GPS desvelaría su posición estática en S. Rafael y el desfase en el tiempo de su trayectoria hacia su destino, Milán. La convención de directivos estaba más que programada.
Silencio entre los dos enamorados y compañeros de trabajo, invadido sólo por la música de la radio con canciones en francés que no dulcificaban los sofocados sentimientos rebeldes de ambos. De improviso se interrumpió su emisión para oír al ordenador de a bordo su aviso de un accidente ocurrido a pocos kilómetros de allí y "recomendándoles" tomaran el desvío por S. Rafael.
Tremendamente inusual era encontrarse con un accidente en estas autopistas, que hablaban y protegían a sus vehículos, pero a pesar de todas las medidas, alguna vez se colaban vehículos ilegales que no poseían la tecnología requerida y la mala suerte les jugaba una mala pasada.
Salvando la preocupación del momento que les llevaba a desear que no fuera de gravedad, una amplia sonrisa se les dibujó en sus rostros, entrelazaron sus manos y celebraron el incidente fuera de programa. Tendrían justificado su "almuerzo" en S. Rafael.
Esa semilla de rebeldía tan bien camuflada fructificó. Comprobad de que manera.
Queridos Calados y lectores, parece que algunas cigüeñas no vienen de París.
Besos traviesos.
Me encanta pasar por aquí porque cuando la mayoría de blogs y webs andan de vacaciones y la gente más,vosotros siempre tenéis más y más,es un lujo leeros traviesos Calados.Fredysaludos.
ResponderEliminarBesos estivaleros de otra rebelde (con causa)... :)) y sobre las cigüeñas me habéis dejado petrificada...de verdad que yo pensaba que venían de París...xD
ResponderEliminarBesossss
Arwen
Nosotras también valoramos más si cabe tu atención en estos vacacionales días, incondicional Fredy. Pero nos vas a permitir poner el automático en Agosto y ya retomaremos el volante en Septiembre, apoyandonos en la tecnología.
ResponderEliminarArwen, es que la tecnología avanza una barbaridad y el fenomeno se ha globalizado y universalizado, pero que "perlas" nos llegan ahora que parece que nacen manejando las maquinitas sin haberles enseñado, por instinto. Si les dejan, las futuras generaciones conducirán verdaderos ingenios tecnológicos cada vez más jóvenes. Al tiempo. O Bien, ya no hará falta conducir.
Besos a pares.
Bueno, Gemelas, no me imaginaba yo que algún día nos íbais a transportar al futuro... sois sorprendentes. El vídeo graciosísimo, pero creo que algun bebé cuadriculado también nos llega, eh?
ResponderEliminarBesitos!!
Por fin el calor me ha dejado entrar y ooohhh que me encuentro con viaje al futuro!!! madre mia miedorrr tengo a las futuras generaciones...ainssss....
ResponderEliminarAbrazos a pares
Ay, mi Niña, el futuro casi está aquí, ya hay prototipos de vehículos que casi conducen solos, se comunican entre sí, piden ayuda automáticamente en caso de accidente,etc... Y bueno, bueno, hay de todo, tengo un sobrino que desde que andaba, cierra cajones y puertas que ve abiertas, ordena sus juguetes...vamos que sigue la cuadricula.
ResponderEliminarNo tengas miedo, Sombra, ten la esperanza que las generaciones futuras serán las que cuestionen lo establecido y busquen con un pensamiento diferente y divergente nuevas soluciones y sistemas de vida impensables hasta ahora mismo. Las cigüeñas tecnológicas ya vienen de camino.
Besos queridos Calados, aquí, ahora y en el futuro.