Muy buenos días, amigos, Calados y lectores:
Regreso un martes más a las teclas y lo hago en esta ocasión acompañada de un hombre muy especial...uno, que vosotros conocéis bien y que tanto nos hace reír, llorar y pensar a partes iguales...un compañero de lujo. Con todos vosotros: El hombre del banco, que en este capítulo se adentra dede mi puño y tecla en "el banquete".
¡Disfrutadlo!.
Tras escapar de la clínica oftalmológica, el hombre del banco regresa a su vivienda habitual, el banco público situado en la parte derecha del parque de la Route, aquel que los rayos solean en otoño, nada más comenzar el día, acompasado por el vibrante trinar de los pájaros y el maullido intenso de algún gato en celo. Con semejante sinfonía, el hombre del banco, se despereza en su trono público, satisfecho de haber escapado de las garras del empalagoso marqués aunque consternado por la pérdida de su abrigo económico. El hombre del banco, se estira cuan largo es y con paso firme comienza a recorrer algunos de los senderos del parque donde no tarda en ver a un grupo de mujeres ataviadas de negro riguroso que lloran copiosamente.
- ¡Oculoris! -exclama-, alguien lo ha encontrado antes que yo. Y con la duda y el temor de que su gran proyecto hubiera podido ser perpetrado por otras mentes el hombre del banco se acerca sigilosamente a la congregación de mujeres enlutadas y rompe a llorar extenuado, apenado, al haber perdido hasta sus sueños...
Las mujeres lo abrazan, lo consuelan, lo miman y él se deja acunar entre sus brazos, al tiempo que lo conducen a través de las calles cercanas al parque, a un piso pequeño donde un cadáver de cuerpo presente preside el centro de la sala. Muchos más hombres y mujeres, lloran desconsolados la pérdida de aquel ser, en una mesa cercana una fotografía del difunto cita "nunca te olvidaremos, Dr.Honoris...", ¡su sueño estaba a salvo!...toda aquella gente no sabía nada en absoluto de Oculoris...y además una larga mesa de manjares exquisitos se rendía a sus pies donde todos comían y bebían a placer. El hombre del banco, come uno tras otro todos los canapés situados en forma de pelotón en las diferentes bandejas, bebe vinos y licores y después de varias horas de ingesta y como muestra de gratitud hacia todos aquellos plañideros, lanza un sonoro eructo en mitad de la sala, dedicándoles a continuación la mejor de sus sonrisas.
Pero después de cuchichear un rato, los maleducados y desconsiderados familiares y amigos del difunto, le insultan y lo llaman impostor, tirándolo a cajas destempladas del velatorio.
Ya fuera, el hombre del banco, con el estómago lleno, sus sueños depositados nuevamente en Oculoris y la mirada altiva, no dejándose desalentar por aquellos hipócritas seres humanos...se desdibuja de vuelta a su hogar, silbando con gran euforia, como un ruiseñor en la tierra, una melodía que dice..."cuando un amigo se va"...
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Saludos.
Arwen
Regreso un martes más a las teclas y lo hago en esta ocasión acompañada de un hombre muy especial...uno, que vosotros conocéis bien y que tanto nos hace reír, llorar y pensar a partes iguales...un compañero de lujo. Con todos vosotros: El hombre del banco, que en este capítulo se adentra dede mi puño y tecla en "el banquete".
¡Disfrutadlo!.
EL BANQUETE
Tras escapar de la clínica oftalmológica, el hombre del banco regresa a su vivienda habitual, el banco público situado en la parte derecha del parque de la Route, aquel que los rayos solean en otoño, nada más comenzar el día, acompasado por el vibrante trinar de los pájaros y el maullido intenso de algún gato en celo. Con semejante sinfonía, el hombre del banco, se despereza en su trono público, satisfecho de haber escapado de las garras del empalagoso marqués aunque consternado por la pérdida de su abrigo económico. El hombre del banco, se estira cuan largo es y con paso firme comienza a recorrer algunos de los senderos del parque donde no tarda en ver a un grupo de mujeres ataviadas de negro riguroso que lloran copiosamente.
- ¡Oculoris! -exclama-, alguien lo ha encontrado antes que yo. Y con la duda y el temor de que su gran proyecto hubiera podido ser perpetrado por otras mentes el hombre del banco se acerca sigilosamente a la congregación de mujeres enlutadas y rompe a llorar extenuado, apenado, al haber perdido hasta sus sueños...
Las mujeres lo abrazan, lo consuelan, lo miman y él se deja acunar entre sus brazos, al tiempo que lo conducen a través de las calles cercanas al parque, a un piso pequeño donde un cadáver de cuerpo presente preside el centro de la sala. Muchos más hombres y mujeres, lloran desconsolados la pérdida de aquel ser, en una mesa cercana una fotografía del difunto cita "nunca te olvidaremos, Dr.Honoris...", ¡su sueño estaba a salvo!...toda aquella gente no sabía nada en absoluto de Oculoris...y además una larga mesa de manjares exquisitos se rendía a sus pies donde todos comían y bebían a placer. El hombre del banco, come uno tras otro todos los canapés situados en forma de pelotón en las diferentes bandejas, bebe vinos y licores y después de varias horas de ingesta y como muestra de gratitud hacia todos aquellos plañideros, lanza un sonoro eructo en mitad de la sala, dedicándoles a continuación la mejor de sus sonrisas.
Pero después de cuchichear un rato, los maleducados y desconsiderados familiares y amigos del difunto, le insultan y lo llaman impostor, tirándolo a cajas destempladas del velatorio.
Ya fuera, el hombre del banco, con el estómago lleno, sus sueños depositados nuevamente en Oculoris y la mirada altiva, no dejándose desalentar por aquellos hipócritas seres humanos...se desdibuja de vuelta a su hogar, silbando con gran euforia, como un ruiseñor en la tierra, una melodía que dice..."cuando un amigo se va"...
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Saludos.
Arwen
El hombre del banco es más listo que el hambre.
ResponderEliminarBesos.
Jajajaja Toro y que lo digas!!!! :D:D:D
ResponderEliminarBesos helados.
Arwen
Menudo susto se ha llevado nuestro hombre del banco, al creer que otros habían llevado a cabo su proyecto Oculoris. Menos mal que nunca es lo que parece y no hay mal que por bien no venga y la muerte del Sr. Honoris ha servido para que nuestro protagonista lle llene el buche. En fin, si en algo estoy de acuerdo con él es en la hipocresía que nos gastamos los seres humanos.
ResponderEliminarBesitos!
Málaga compañera de fatigas...me alegra que te haya gustado pues y mira que nuestro hombre es personaje de recursos, además con las cosas creo yo muy claras...
ResponderEliminarY hablando de claridad...te ha despejado dudas la noche respecto al criptex...:D
Os leo por allí en este segundo e interesantísimo día de criptex.
Besos.
Arwen
Ala Arwen me has pillao que era yo el que se daba el banquetazo ese jajaja...me ha encantao.Fredysaludos.
ResponderEliminarjajajjaj.. los maleducados y desconsiderados faliliares se pasaron tela con los centros de mesa ¿Qué esperaban, que el hombre del banco se iba a contentar con unos cuantos capullitos de flores?
ResponderEliminarA lo mejor, el mismo difunto con su dedo encriptado le señaló donde estaba la mesa bien provista y servida.
Gracias Fredy, un beso de banquete y gracias por pasar...
ResponderEliminarDelio, seguro que el difunto le mostró el camino... :D:D:D
ResponderEliminarBesosss
Yo con este hombre me iba por todos los caminos,banquetes y tooo lo que se nos ponga delante...que grande.Gracias Arwen.
ResponderEliminarLo dicho valía la pena abandonar un rato mi ardua tarea y disfrutar leyendote,muaksssssssss
ResponderEliminarJajajaja Sombra, una comunidad del hombre del banco...interesante...:D un beso y gracias a ti por pasar a disfrutarlo conmigo y hacerlo aún más grande.
ResponderEliminarBesosssssssssssss...
fiaris, nos hemos cruzado, el placer es siempre mio amiga...que lujo!!! :)
ResponderEliminarBesossss
Bueno, supo aprovechar la oportunidad del banquete, y ahí está él! siguiendo su rumbo... ;D
ResponderEliminarBesos abisales
Así es él, oportunista, un poco pícaro pero sobre todo muy dueño de si mismo....
ResponderEliminarBesos gigantes hasta tu Abismo!!! ;P