miércoles, 1 de octubre de 2014

CONDUCTORAS SUICIDAS. EL TAMAÑO DEL MUNDO IMPORTA

Obra de Catherine Nelson
Este mundo no es suficientemente grande para los dos.

Eso debió pensar Diego, el marido de mi amiga Tere, cuando llegó a casa con su nuevo coche 4x4, enorme, potente, ocupando casi las dos plazas de garaje que tenían para sus dos coches. Una finca de los años 70 pensada y dimensionada para los usos de antaño, que ofrecían además garaje junto con la vivienda, ¡pero qué plazas!, pensadas para los utilitarios de aquella época. Tere estaba absolutamente indignada, porque su coche tenía que dormir fuera en la calle. Se imponía una solución drástica, mudarse a un adosado en las afueras de la ciudad donde dispondrían de más metros de casa y mayor espacio para sus coches, rodeados de un terrenito para su disfrute y suficiente para su aislamiento de los vecinos, su pequeño feudo.

Podría ser un ejemplo de como el urbanismo se convirtió en una ocupación extensiva del espacio y una dependencia de los vehículos a motor privados. Ciertamente se ha sobrealimentado nuestro ego que sufre de sobrepeso, en algunos casos de obesidad,  y además, nuestro espíritu de conquista, de dominio del territorio ha llegado a ser avasallador. Las viviendas se habían convertido en fincas tumbadas en amplias urbanizaciones y los caminos transformados en amplias autovías y ensanchados como gordas hiedras que invaden el campo, que además crecían siguiendo el patrón de a más vehículos, necesidad de más carreteras y al ritmo que estas crecían, estimulaban el aumento del uso de vehículos y su parque.

Los que hemos resistido en la ciudad, en esas casas dispuestas en colmena, que educaba nuestro sentido gregario, espoleaba nuestra convivencia en la comunidad de vecinos y agudizaba nuestro ingenio para movernos por sus calles, la  hemos visto transformarse y saber revalorizar su vida, su historia y sus servicios. 

Carlos, el hermano de Diego, es un urbanita hasta la médula, vive en una finca antigua rehabilitada y aparca su coche en el parking municipal comunitario arrendado a buen precio por 50 años. Se mueve por la ciudad con su bicicleta, siendo uno más que revindica un espacio para compartir con los coches y disfruta de una enorme zona verde que discurre por el cauce del rio que cruza su ciudad. Las aceras ampliadas invitan a caminar cómodamente y a facilitar a sus hijos el camino al colegio que se encuentra a la vuelta de la esquina y convivir con sus amigos del barrio. Con ese mismo espíritu gregario, Pilar, su mujer, se mueve con el metro y ahorra espacio y atascos con el autobús.
Esos pequeños seres, los peatones y los silenciosos y sufridos ciclistas han conseguido reconquistar su espacio, negado tiempo atrás por esas bestias negras que invadían la ciudad y la embrutecían.
Ciudadanos activos, que aprenden de su ciudad, que gustan de ese contacto directo que activa su vida. Es fácil dejarse arrastrar por la comodidad del motor, pero es más gratificante oxigenar nuestros músculos y activar nuestra mente, estar despiertos.

JohnnyExpress from AlfredImageworks on Vimeo.

Queridos Calados y Lectores, ¿con qué estilo de vida urbanita os veis partidarios? ¿Os sentís invadidos por algún insensible grandote?

Las Gemelas del Sur.

23 comentarios:

  1. Una pregunta muy cargada. Se puede tener todo. El coche y la oxigenación. No confío en las bondades del ciclismo como transporte urbano. De mis mejores recuerdos queda cuando me iba en automóvil a una zona boscosa donde me apeaba para trotar diez kilómetros diarios.

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    1. Bienvenido Carlos a este Territorio Calado. Comparto contigo la idea que se puede tener de todo, pero en su justa medida, midiendo a costa de qué conseguimos lo que nos apetece. Racionalizar el uso del coche y ser consecuentes. Si queremos cuidar el planeta y cuidar nuestro cuerpo, no vayamos al gimnasio en coche, por poner un ejemplo.

      Si no confías en la bicicleta como transporte urbano, puedes considerar cicloturismo, una manera suave de hacer deporte pedaleando.

      Saludos Calados.

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  2. En esos años 70 que mencionas y aún después los 4 x 4 eran coches del campo, para el trabajo en el campo y como tales herramientos de trabajo eran duros, robustos, feos e incomodos. ¿Cómo dieron el salto a la ciudad para la que claramente no están destinados? Creo que la explicación se encuentra en esta entrada. A ver quien la tiene más grande... la casa y por supuesto el coche como apéndice definidor de su propietario. Por eso tener un adosado también viste más socialmente que un pisito.

    No voy a negar que hay aspectos del chalecito que me tientan pero cuando (sin pasar del terrero teórico) he puesto en la balanza el chalet en las afueras y el piso en la ciudad, ha acabado ganado el piso y el barrio y ya que tengo que vivir en una ciudad tener a tiro de transporte público todo lo que me ofrece. Al menos será así en tanto no me quede más remedio que vivir de mi trabajo porque en otro caso intentaría no vivir en una gran ciudad. No soy de bici, pero sí de caminar, a ser posible lejos de los humos de los coches.

    Besos




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    1. Creo también que se puede definir con la palabra consumismo, cuanto más mejor y si es más grande, será lo más. Luego vienen las consecuencias de no poder mantener ese ritmo de vida y de expolio de los recursos de nuestro planeta.
      Yo todos los veranos que paso en el campo, tengo el mismo sueño poder vivir allí todo el año, pero como tú, me ata la ciudad, aunque en el momento sea libre, todavía me pensaré si quedarme, porque la vida social es más intensa y accesible con todos los servicios y actividades culturales que ofrece la ciudad. Sería una esclavitud depender del coche para vivir en el campo o en el pueblo.

      Besos y besos.

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  3. Si por mi fuera en las ciudades sólo transporte público y taxis.
    Los coches al desguace.

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    1. Cualquier día casi no necesitaremos ni salir de casa, tendremos teletrabajo, teleasistencia, teletienda, escuela on-line, banco on-line, gestiones on-line....viajaremos por cable de fibra óptica y reduciremos el transporte, me temo que no.

      Besos.

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  4. Lo perfecto sería que todos tendiésemos al transporte público y a usar el coche solo en casos especiales. Pero con un transporte público de calidad, que no permita la excusa de que claro, así tardas un año en llegar desde un sitio a otro.

    Un abrazo!

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    1. Cuando el transporte público presta un servicio rápido, económico y puntual es una gozada, al igual que el servicio de taxi como decía Toro, incluso en el ámbito de las empresas utilizar el coche compartido. Son fórmulas que ahorran espacio, combustible, dinero, pero que funcionen bien para que no explotemos de rabia y volvamos al coche sin remedio.

      Besos.

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  5. :D Muy bueno el cortometraje :)

    Y es lo que dices: "Es fácil dejarse arrastrar por la comodidad del motor, pero..." ¿y la alegría que recibe el cuerpo cuando se pone a funcionar? Eso es impagable.

    Abrazo...

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    1. Desde que bajamos de los árboles nos las hemos ingeniado para reducir el esfuerzo, pero hasta tal punto que la ley del mínimo esfuerzo nos está pasando factura. Así que hay que redescubrir el potencial de nuestros músculos para sincronizarnos un poco con la naturaleza y siempre es una agradable sorpresa los beneficios en nuestro cuerpo serrano.

      Besos.

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  6. Es un placer haver llegado a destino
    Me gusta tu blog

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    1. Bienvenida, Recomenzar, a nuestro Territorio Calado, te invitamos a seguir disfrutando de las variadas entradas de nuestro equipo de autores Calados hasta los versos.

      Besos y besos.

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  7. Yo no tengo carné, vivo en el centro y disfruto andando cuesta abajo e incluso arriba. Es cierto, y sobre todo ahora que somos padres que hay determinados momentos en que el uso del coche de mi marido se vuelve impepinable, pero no hay nada como la racionalización. Lo cierto es que no añado en mi frase anterior "no hay nada como la racionalización del uso del coche" porque creo que hay que racionalizar el uso de todo, del coche, del móvil, de internet, de la televisión etc. Vivir auxiliándose en la tecnología sin dejarnos arrastrar por ésta. Interesante reflexión

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    1. Hola, Sandra. Eres una superviviente, se puede vivir sin carné!! Existen muchas alternativas para poder moverse por este mundo sin ser conductor, es un poder de adaptación a nuestras necesidades, sin más, tal cual lo que comentas, racionalizar el uso de todas las cosas. En el termino medio está la virtud que se encuentra con el menos común de los sentidos, el sentido común.

      Besos reflexivos.

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  8. A las buenas tardes, Gemelas!!! Y a ver, tampoco entiendo esa moda de comprarse un tanque para uso principalmente urbano (y si acaso, viajes pero por carretera bien asfaltada). Luego sobre el asunto de la bici: es que nunca he sido de bici, sí de largar caminatas incluso de correr, pero nunca de bici. Y también, ponderando un poco, pedir el mismo civismo a los ciclistas urbanos que el que se solicita a los del coche: los hay que al pedal se piensan los reyes del mambo, y si van por esas carreteras comarcales y les dices algo cuando van a doble o triple fila y los tienes que adelantar...te miran como si te perdonaran la vida. Cada cosa en su sitio y sin hacer una especie de religión...ni del motor ni del pedal.

    Un besazo

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    1. Uff!! Valaf, yo entiendo menos cuando los usan para hacer travesías aventureras por medio de los montes, bosques o cualquier paraje natural, dejándolo como unos zorros. El civismo no solo debe residir en la ciudades y pueblos, nos falta respeto hacia la naturaleza y también a nuestros conciudadanos, ciclistas, conductores, chóferes, motoristas y también peatones. Si no hay respeto, no hay convivencia en paz y seguridad, sean de la religión que sean. Sería fácil si intentáramos ponernos en el alma del otro.

      Besos y abrazos.

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    2. Ahí, menos todavía: cuando veo a un pavo/a montado en su 4x4, Quad, moto o similar...destrozando los senderos, pistas y a veces el campo a través, me enciendo. Y también cuando vas paseando tranquilamente con tu familia por uno de esos senderitos que discurren entre las montañas y bosques y te ves a un merluzo tope guay con su mountain bike haciendo ese sendero como si fuese el Indurain de los bosques, jajajajajaja...No, en serio, todos deben poder convivir con cierta armonía en la ciudad, y no estaría mal que cada calle tuviera su carril-bici, por supuesto. Y todo sin posicionamientos fanáticos, por ninguna de las partes, es decir, la última frase que comentas (nosotros en particular adoramos el campo: vivimos en una casa, pleno campo pero a menos de 15 minutos de la ciudad. Y encima, la ciudad es pequeña y puedes ir de un extremo a otro en unos 45 minutos a pie)

      Otro besazo y pasa un excelente fin de semana

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  9. Llevamos una semana en el "Cosmos".
    Las ciudades nos engullen y en cierta forma nos sucede como en el corto, que por cierto esta muy gracioso.Lo que te decía, no somos capaces de ver desde nuestra ceguera que nuestros actos tienen consecuencias y como no cambiemos la proyección del automóvil en las ciudades, acabarán arrasadas por la contaminación.

    Abrazos Gemelas.

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    1. Ay, Marinela, sigamos mirando a las estrellas, o por lo menos al horizonte, abramos el ángulo de visión y dejemos de mirarnos al ombligo. Viajamos aislados en el habitáculo de nuestro coche con la sensación que todo es fácil y sin consecuencias, que el mundo es infinito y para nosotros solos. Pero ya hay quienes miran hacia el cielo buscando planetas para colonizar, este se está agotando.

      Besos.

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  10. El otro día casi me tira al suelo una conductora mientras pedaleaba yo bajo la lluvia pegado a los coches aparcados. Rozó mi manillar con su retrovisor derecho y no fui al suelo de pura suerte. Por mucho que la alcancé en el semáforo y la miré increpándola por su despiste al volante no hizo siquiera ademán de disculparse.
    A los pocos días casi me multan por ir por la acera en bicicleta, una acera absolutamente vacía y cuando iba yo pedaleando "a paso humano". La amenaza de una sanción de 200€ y tal y como está mi economía me hizo bajar la cabeza y de la acera, pero me acordé de su madre. Estuve por contestarle al amable policía de los cojones que el día que llamen a mi familia para decirles que he sido atropellado por un conductor infame, llame él a los míos a explicarles porqué debo yo pedalear "exclusivamente" por la calzada ante la ausencia de carriles bici, que tampoco están en todos lados, concretamente, no hay ni uno en los puentes que cruzan el río que divide en dos la ciudad... Ah sí, allá en la zona de los ricos, por la avenida de Francia y en esos puentes de cuatro carriles por sentido y con circulación regulada por semáforos, allí sí hay carril bici en aquellos puentes de Calatrava...

    En todas partes hay cafres, incluídos los legisladores (que ya se yo que la culpa no es del poli, o sí por merterse con quien no debe y dejar que otros acojonen a ancianos), también entre los peatones absurdos y egoistas, o melindrosos y maleducados por andar por donde les sale sin mirar ni dónde ponen los pies. También entre los ciclistas hay desalmados, y no digamos entre los conductores descerebrados.
    Claramente, me siento constantemente invadido por todos los cafres que cito, y muchos más que no cito.

    Eso sí, me he reído con el corto...

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    1. Al menos te he hecho reir para aliviar tu cabreo del todo justificable y con todo el derecho por lo menos al pataleo.
      Qué difícil es la convivencia, Emilio, sobre todo, porque la peor parte se la lleva el ciclista y el peatón frente al coche. Ha aparecido una nueva especie en el panorama de la ciudad, la bicicleta que debe ser reconocida y esta debe acomodarse a un espacio que otros deben ceder y esto de compartir o de renunciar a privilegios es de una resistencia atroz. Parece mentira que hayamos salido de la selva en un lejano tiempo atrás y sigamos en la jungla del asfalto. ¿Qué nos puede salvar? La educación en valores tanto o más que en conocimientos. Estoy segura que esa "señora" sabía muy bien que tenías todo el derecho a circular por la calzada debiendote respetar una distancia de seguridad, pero a ella qué, si es más grande que tú, insignificante ciclista.

      Me han llegado noticias que pronto se modificará el reglamento de circulación e incluirán todo un capítulo para regular la circulación de ciclistas, seguro que habrá mejoras para ellos, para nosotros, yo ya estoy impaciente, a ver si van cambiando las cosas, pero si no van acompañadas de campañas educativas serán papel mojado.

      Besotes.

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  11. ¿Qué quieres que te diga? A mi me gusta la ciudad, pasear por el rio, observar a la gente, hoy en día tan diferente: a esas mujeres indias que llevan vestidos increibles, a esos hombres de turbante azul, a los chinos, a los rusos, a los españoles. Todos compartimos una ciudad multicultural, un lugar donde pretendemos vivir tranquilos y ser felices. Ahora mismo, en esta ciudad de casi un millón de habitantes, yo no escucho ningún ruido. Es mágico.

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  12. Esa es la clave, la convivencia de todo tipo de ciudadano, de cualquier clase y condición que además enriquece con su cultura a toda la comunidad, que hace propia la tierra donde convive y respeta el espacio de los demás. La ciudad es el mejor escenario para ello.
    La ciudad va consiguiendo bajar su umbral de ruido, gracias a la baja emisión de sonoridad de los motores de los coches, de eliminar el escape libre de las motos, encontrar más bicicletas silenciosas en las calles, y también ciudadanos más respetuosos con el sueño de los demás, aunque lo que nunca cambiará es el tono más bien alto de nuestras conversaciones, es nuestra idiosincrasia particular.

    Besotes.

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