miércoles, 11 de diciembre de 2013

CONDUCTORAS SUICIDAS. DE VUELTA Y MEDIA

Imagen de rrrrrrrroll.tumblr.com
Quiero dejar de darle vueltas al asunto.
Espero que este ejercicio de escritura pueda ser el exorcismo que consiga expulsar la obsesión que me persigue.

Parece que todavía lo veo, su rostro impertérrito,  flemático, sin inmutarse por nada, sin dejar de mirar hacia delante. Mi incredulidad salía por la ventanilla de nuestro coche para chocar contra el cristal del suyo que circulaba en paralelo con el mío. Si hubiera estirado la mano, habría podido darle toquecillos en su cristal para reclamarle el destrozo de mi espejo retrovisor derecho. Pero estaba paralizada, aterrorizada  por el episodio que intuía iba a vivir. Acorralada en mi asiento de copiloto entre el brazo extendido nada amoroso de mi amado conductor señalando el retrovisor roto y estirando su dedo acusador, exigiendo se detuviera en el lado derecho del carril y el muro de la indiferencia del otro conductor por el choque entre los retrovisores, sabiendo que el suyo había quedado indemne, sano y salvo a pesar de haber invadido nuestro carril.

Seguidamente mis ojos contemplaban una escena de persecución que se me antojaba tipo Fast & Furious en autentico 3D, al menos esa era mi percepción, tal vez sugestionada por el temor y el convencimiento de que aquella carrera no serviría para nada o para lo peor. Semáforos que se abren, cambios de carril precipitados, nervios, semáforo que se cierra y un nuevo encuentro para confirmar que no tenía ni iba a mostrar ningún sentimiento de culpa ni sacar ningún parte amistoso de su seguro.

El climax de la escena se envuelve del tono oscuro del miedo y la preocupación cuando mi compañero conductor se baja del coche para interpelarle que se diluye en la tranquilidad de comprobar que el otro sigue con su pasividad. Nada que hacer. Solo continuar el camino a casa y pensar en arreglar el retrovisor como mal menor.

Estoy absolutamente confundida, entre la teoría del hombre bueno de Roseaux y la fascinación del hombre por el mal de Voltaire y ahora por la teoría de la pasividad del hombre de mi particular visión que seguramente haya dictado ya otro filósofo que yo desconozco. 

Huyendo de las teorías solo quiero encontrarme con conductas y acontecimientos más agradables que este pasado. Iré a buscarlas en el transporte alternativo al coche, quizás en el autobús...


Besos seguros, queridos Calados y Lectores.

Las Gemelas del Sur.

22 comentarios:

  1. Qué rabia de gente. Peores que si la calle fuese suya. Qué despotismo, al final el retrovisor es lo de menos...

    Un abrazo!

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    1. Egoístas hasta las trancas, solo piensan en el "yo y solo yo".
      Afortunadamente pudimos recomponer el retrovisor, encajando las piezas, pero que amarga es la impotencia en esa situación tan cobarde.

      Besos.

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  2. Hay mucho irresponsable suelto.
    Salu2.

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    1. Irresponsable porque no asume las consecuencias de su comportamiento y nada solidario ignorante que eso mismo le podría pasar a él. ¿Para que están los seguros?

      Saludos Calados.

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  3. Hay que tener cara y mucha cobardía para salir corriendo en lugar de afrontar el accidente y asumir consecuencias. Nadie quiere provocar un accidente, así que no entiendo el salir corriendo cuando lo sucedido es eso, un accidente.


    Bss.

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    1. Errores los cometemos todos, pero hay soluciones para enmendarlos y una de ellas es la contratación de un seguro que nos proteja. Tampoco entiendo esa huida, quizás no tuviera contratado ninguno, pero vaya, era solo un retrovisor, no quiero imaginar si hubiera ido a mayores.

      Besos y besos.

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  4. ...que gentes!!...por no usar otros calificativos.
    Abrazos a pares Gemelas, que os vaya todo bien.
    Ramón

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    1. Curiosamente, el silencio dentro del coche se podía cortar, la tensión que se produjo no nos dejaba ni siquiera decir improperios, totalmente merecidos habrían sido. Supimos contenernos, pero la tensión arterial iba por la nubes.

      Besos tranquilizadores, Ramón.

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  5. Me aterran esas historias sobre incidentes con los coches en los que un conductor acaba sacando una barra de hierro para zanjar la cuestión y absurdos los piques que a veces se generan entre conductores. Por mucha rabia que me de que haya caraduras como el que se llevó por delante el retrovisor creo que no merece la pena intentar que "entre en razón".
    Mejor esperar el autobús y que te den una sorpresita como la del vídeo :))

    Besos

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    1. Si llego a ser la conductora no se me habría ocurrido ir tras él. Estaba segura que no sacaríamos nada de provecho. Esta clase de gente solo te puede dar otro disgusto mayor si le exiges alguna responsabilidad. Pero la impotencia es mayúscula, porque te ves indefensa.

      Que te sorprendan gratamente como en el vídeo es una quimera, pero quiero pensar que hay mucha gente estupenda que te ayuda si lo necesitas.

      Besos

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  6. La rabia e impotencia ha terminado en sonrisas, muy bonito el vídeo.

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    1. Hay que olvidar cuanto antes estos malos tragos y seguir confiando en la buena gente, ya que solo unas cuantos impresentables hacen que parezca la sociedad desquiciada.

      Besos.

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  7. Es un coraje mezclado con la impotencia de pensar en que no es el valor de las cosas, si no el de las personas, y ese tipo de "conductores", la verdad es que son de valor "0". A mí me encantaría hacerles como a los ceros a la izquierda, pero literalmente, vaya: ¡borrarlos!
    Un saludo Gemelas!

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    1. Yo también pienso que no se merecen el calificativo de "humanos". No tienen el mínimo sentido de humanidad, de pertenecer a un todo y vivir en el respeto a su semejante. Debería ser una especie en extinción.

      Besos a pares.

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  8. Rousseau, a mi parecer, estaba equivocado. Pero ¿qué queréis? si hay personas que atropellan- e incluso matan. a alguien y se dan a la fuga. Me encanta el vídeo. Esas sorpresas deberían darse más a menudo.

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    1. Se me hiela la sangre solo con pensar que la naturaleza del hombre tiende al mal, pero quiero pensar que hay buena gente, la mayoría de la población, que han conseguido controlarlo y abren paso al bien.

      Una batalla continua entre el yin y el yan.

      Besos miles.

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  9. Los autobuses de aquí son más aburridos.
    Están llenos de cadáveres.

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    1. Entiendo entonces, porque ni siquiera al conductor le dicen unos buenos días y siguen como autómatas hasta un asiento libre, auténticos zoombies.

      Besos.

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  10. Muchos años de carnet me han hecho ver y sufrir algunos encontronazos de ese tipo... por suerte no es lo habitual, aunque cuando suceden... ay, la sangre se pone a hervir de un modo que...

    En fin quedémonos con las sonrisas, la del chico de trineo es impagable :)

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    1. La suerte interviene en muchas ocasiones y nos salva de tener estos encontronazos. Hay errores que solo la providencia hace que no sean desgracias. Una parte del aprendizaje y experiencia en la conducción es verlos venir.

      El viaje en trineo es una experiencia que me gustaría tener con la total tranquilidad y confianza en esos sabios perros conductores, intuitivos y seguros.

      Besos.

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  11. Hola, Gemelas.

    El pensamiento constructivo o destructivo es inherente al hombre. Creo que casi todos los filósofos habidos y por haber coinciden en ello. ;) Uno ve una piedra e inventa el almirez, otro la ve y se la tira a un tercero por el mero placer de ver la sangre correr. Así somos.

    Me dan verdadero pánico esa clase de persecuciones en pos de un resarcimiento. Lo he vivido yendo de copiloto y las pasé canutas. Una y no más…

    Bueno, a partir de ahora no me lo pensaré dos veces y tomaré el autobús a ver qué me toca en suerte. ;) Te advierto que aquí, en Fuenla, los buses te pegan unas vueltas cosa mala. Vamos, que es para partirse de la risa sin necesidad de circo, jajajaja

    Un par de besos.

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  12. Esa dualidad del hombre aparece y desaparece delante de una volante, tal cual Mister Hyde y el doctor Jekyll.
    Yo también iba de copiloto, conteniendo la respiración y sin atreverme a hablar. Confiaba que no llegaría a las manos, pero comprendía su impotencia y su rebeldía a sufrir la irresponsabilidad de aquel individuo. Todo quedó en la foto a la matrícula y encima no salió bien.
    En fin, yo también prefiero el autobús, el otro día el conductor llevaba una radio con una música que ambientaba a todo el personal, gracia a él no me dormí, como me suele pasar muchos días, incluso en una ocasión me pasé de parada.

    Besos y besos.

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