Andaba yo con mi cámara al cuello, como tantos otros días. Los sentí llegar por el ruido de las ruedas y el traqueteo de sus cosas contra el armazón metálico del carro. Eran más jóvenes que yo, algo que cada vez me sorprende menos y me duele más. Andaban deprisa, en silencio y con un rictus serio y preocupado en su gesto. Diríase triste. Dejé
que me sobrepasaran, cosa que hicieron sin mucho esfuerzo. Giraron por la primera bocacalle de la izquierda. Apreté
el paso. No sabía lo larga que sería aquella callejuela que habían tomado. No
quería perderlos vista. Al plantarme en la esquina con la cámara lista los vi allí, lejos ya, a punto de tomar la nueva
revuelta del estrecho callejón.
Me dio por pensar a mí que en aquel carro del “carrefur” iban todas sus cosas, puede que toda su casa, quien sabe si iba toda su
vida, pensaba yo si quizá allí estuviese metido todo su presente.
Al menos, estaban a punto de entrar en una zona inundada de luz… Apreté el disparador sin pensar mucho más y pedí al destino en una espontánea, callada y absurda plegaria, que esa luz fuese para
ellos algo más que la de unos simples rayos de sol…
Bien pensado, qué bien me vendría a mí algo de esa luz. Qué bien nos vendría a muchos. Y eso que aún no vamos arrastrando carros. Al menos, no por las calles.
Pero todos buscamos la luz porque nuestras mochilas cada vez pesan más. Besicos.
ResponderEliminarPesan más de tristezas y de penas, pero a lo mejor tienen menos comida y menos ilusión. Sea como sea, por supuesto, es nuestro destino el ir en busca de esa luz... Gracias por pasar y comentar.
EliminarBesicos de vuelta!
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ResponderEliminarLa realidad cotidiana es la imagen fotografiada, casi siempre sobre nuestras espaldas, pero....bueno, pensamos que la luz es para todos y que un rayo de luz puede convertirse en arco iris si le ponemos delante un buen prisma
Saludos de ánimo y esperanza
Para todos debería llegar, sin duda. Lo malo es cuando nos la apagan o nos la tapan anteponiendo otras cosas que sólo otros disfrutan. Recibo y comparto a mi vez ese ánimo y esa esperanza.
EliminarUn abrazo y gracias!
Es una imagen que da mucho para pensar en el propio carro de nuestra vida.
ResponderEliminarSin duda cada uno arrastramos el nuestro. Gracias Tracy por pasar y comentar. Abrazos!
Eliminarcarros y carretas es lo que vamos arrastrando, Emilio. Y Dios quiera -Oj- Alá- que no acabemos como ellos. Por ahora nos conformamos con ir tirando del carro. salir adelante día a día, reirnos de nuestras desventuras y sobrevivir. Pero qué bonito sería vivir. Preciosa foto, como siempre.
ResponderEliminarA mi me pone los pelos de punta el futuro, y cada vez que veo las barbas del vecino recortar, me entra un estremecimiento amargo. Esa luz..., busco cada día un callejón que me ayude a vislumbrar esa luz al girar la esquina. A ver qué día lo encuentro.
EliminarGracias Amparo!
Es muy buena esa imagen... y es verdad lo que dices, a tod@s nos hace falta mucha luz, porque eso de arrastrar la propia vida es asunto de toda la sociedad, un@s lo hacen de un modo muy evidente y literal, y otr@s lo hacen con cierto disimulo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Encantado Ximo y muy agradecido de tus palabras.
EliminarSon fechas que invitan a la añoranza de esa luz, a ver si este año... y a ver si nos llega a todos!
Un abrazo de vuelta y gracias!
Una carrera sin motor, solo el empuje de la esperanza o quizás de la desesperanza. No puedo dejar de ver en mi memoria otras carreras con motores fórmula 1 con el estandarte de la opulencia un poco más allá de ese lugar del casco viejo de esa misma ciudad.
ResponderEliminarTras esa luz, hacia qué meta nos dirigimos? Hoy por hoy es toda una incognita.
Una imagen con un realismo atroz.
Besos y esperanza.
Jejejejjj, toma delicado y pones tu dedo en la llaga...
EliminarY es que habiendo tanto para tantos, la gran vergüenza es que sólo unos pocos disfrutan de casi todo. Esperanza y besos. Gracias Gemelas!
La vida se está poniendo demasiado difícil para muchos. Y lo peor es que vemos carros como éste cada día y ni siquiera nos paramos a reflexionar lo que tú has hecho. La luz que nos salvará... ¿existe?
ResponderEliminarEncantado Itaca.
EliminarSí, carros, bicicletas paradas frente a contenedores, colchones bajo soportales, gente que antes trabajara ahora rebuscando en los contenedores de los hipermercados...
La luz..., ay, la luz... ¡si las pilas las tienen unos pocos!
Gracias por pasar y dejar tu comentario. Saludos!
La vida es buena cuando ella es lo mas importante para uno.
ResponderEliminarUn abrazo!!!
Ricardo, encantado y gracias por pasar y dejar tus palabras, aunque no entiendo bien el sentido de las mismas. Sin embargo entiendo que confías en el ser humano y el poder de cada uno para buscar su camino. Te felicito y agradezco el sutil mensaje de esperanza.
EliminarUn abrazo de vuelta!!!
Hace tiempo que no entro en calados y la foto no me sorprende viniendo de ti, Emilio, caminante incansable con tu cámara al hombro ,buscando siempre una ocasión, algo distinto para plasmar en tu objetivo....Lo bueno o lo malo es que tambien lo plasmas en tu corazón. Detecto un comentario ácido, amargo...tal vez fruto de los tiempos. Sin embargo lo terminas bien, con ese fogonazo de luz, esa boca de calle iluminada, esa esperanza...Esa esperanza no te debe de abandonar nunca...hay que buscar la luz...Feliz Navidad.
ResponderEliminarCuánto tiempo Chelo!! Me alegra encontrarte de nuevo en territorio calado!
EliminarFuncionan muy bien tus sentidos, y sí, la amargura es parte de mi equipaje, a qué negarlo. La misma acidez con la que diluyo mi tristeza la uso también para mezclarla de vez en cuando con la risa, el humor y a veces hasta la ironía, cuando trato de remontar el vuelo... bien lo sabes. Nunca olvido pese a todo y por escaso que sea, avivar algún rescoldo cálido que me ayude en la lucha cotidiana. Es la esperanza, pequeña y ténue, pero ahí persiste su llama.
Felíz Navidad también para tí, pero no corras, que todo llega a su tiempo...
Un abrazo!!
Cada día vemos más carros de la compra reciclados como únicos móviles para transportar lo único que a algunos le quedan por culpa de tanta usura, consumo y despropósito de esta sociedad de consumo.
ResponderEliminarMaravilloso y original reportaje con una gran Reflexión a tener en cuenta.
¡¡¡Gracias por Estar y por Ser siempre como eres!!! Ya tenía ganas de visitar tu maravilloso Espacio.
Abrazos y Besos.
Gracias a ti por tu comentario sentido y acertado. Y por los piropos.
EliminarAbrazos y besos de vuelta Pedro Luis!
Muy oportuna la fotografía o radiografía que refleja las entretelas de una sociedad desequilibrada y vendida a los intereses espúreos de una minoría absolutamente escandalosa.
ResponderEliminarLa luz que asoma al final de la callejuela no deja de ser un espejismo de lo que tenemos y lo que nos van a dejar.
Un saludo
Radiografía..., muy agudo, aunque por desgracia no hacen falta aparatos de "rayos X" para ver estas cosas, tan sólo deambular por cualquier gran urbe. Entretelas y hasta ropa interior sucia y maloliente de una sociedad que apesta a hipocresía e insensatez. Y la luz,qué necesaria y qué utópica... metáfora de un deseo soñado.
EliminarGracias latour y un saludo!
De causalidad, me topé con este Blog, que a cada cosa que veo, me va gustando más.
ResponderEliminarEse tipo de situaciones, se hace ya tan "normal" que lo vemos, sin mirar. No nos damos cuenta, de que poco a poco, seremos más los que arrastremos carros en plena calle, del mismo modo; creemos que vamos mal, sin saber lo que se viene aún... esto es sólo un aperitivo !!
Y en cuanto a la luz.... cuaaaanta falta !!! Bastante!!
Me alegra que recales por aquí de vez en cuando. Encantado de saludarte y espero hacerlo en más ocasiones.
ResponderEliminarEs como dices. Cada vez más injusticias nos rodean y cada vez parecemos estar más inmunizados ante ellas.Ya veremos qué pasa cuando acaben los entrantes y nos empiecen a poner los platos del menú... A mí también me asusta!!
Un saludo y gracias!