En la puerta del sol, en la plaza del pueblo o en el sofá de casa. Me consta que hay gente que se ha ido a Londres, a Nueva York o al Caribe. Pero esta gata que ronronea sobre el teclado va a elegir, por diversas y múltiples razones, la última opción. El sofá de casa, la mantita por encima de las piernas, mis gatos a mi lado, la tele puesta y una copita de sidra el Gaitero, que el cava me sienta como un tiro.
Un año más. Cómo pasa el tiempo -decimos-, y es verdad. Hoy mi hijo mayor cumple 22 años. No me lo creo. Hace nada era un niño y ahora es ya un hombre. Así que como dice la canción de Mecano, "Como el año que fue, otra vez el champagne - en mi caso Gaitero-, y las uvas, que va a ser que no, porque nunca he seguido esa tradición.
Qué tengáis un buen año. Que nadie os quite la esperanza. Que los ladrones de sueños no entren en vuestras almas. Que luchéis a muerte por aquello que amáis, por lo que soñáis. Porque -creo que lo he dicho más de una vez-, la vida sin sueños es un desierto hostil por el que no vale la pena caminar. Adelante, que nos espera un largo año cuyas páginas no están aún escritas. Empecemos, pues, a escribir. Saludos y muchos besos.